El expresidente Luis Alberto Lacalle (1990-1995) negó este viernes haber ordenado actividades de espionaje durante su período de gobierno, luego de que este jueves se conociera que el fiscal especializado en Delitos Económicos y Complejos de primer turno, Enrique Rodríguez, archivó la causa que investigaba actividades ilegales de inteligencia militar y policial en democracia pese a considerar “contundente la evidencia obtenida”. Según el dictamen del fiscal, hubo “acciones irregulares e ilícitas de espionaje desde 1985 y, en principio, hasta 2005, por agencias de inteligencia del Estado”, pero los delitos que podrían imputarse prescribieron.

“Nunca ordené ni me hago responsable de un espionaje porque nunca se ordenó por parte de la jerarquía superior, que es el presidente de la República; lo que hay es recopilar información, que es distinto a espionaje”, mencionó en una entrevista con radio Universal, y añadió que tampoco le llegó información de que lo hubieran espiado después de haber dejado la presidencia.

Mencionó, además, que “hay dos maneras de encarar el espionaje, si desde el mando político superior se requiere una información que hay que obtener de la manera normal eso pasa todos los días, lo hace la CIA, el Mossad, en Argentina inteligencia policial y la inteligencia militar”. Pero señaló que “no puede imputarse a un mando, si es que lo hubiera habido, una responsabilidad por lo que no mandó, por lo que no conocía, la responsabilidad objetiva de que si un funcionario de la aduana hace una cosa mala no va a ser responsable el presidente”. Lacalle dijo que se hace responsable por las órdenes que dio: “Cuando hubo que hacer cambios en Inteligencia yo ordené y recibí todas las operaciones y decía ‘esta sí, esta no’. Me hago responsable de lo que yo consideraba para el país hacer”, finalizó.

Sanguinetti: “un disparate”

En tanto, el expresidente Julio María Sanguinetti, que fue mandatario entre 1985 y 1990 y entre 1995 y 2000, consideró “un disparate” el dictamen del fiscal. En diálogo con El País dijo que “nunca” ordenó “espiar a nadie ni creo que haya ocurrido”, pero señaló que los servicios de inteligencia “siempre” deben estar atentos a lo que pasa en los ámbitos políticos y sindicales. “Pero eso es recoger información, no se está espiando”. “¿O tenemos que estar con los ojos vendados y los oídos tapados?”, cuestionó.