En un video que fue grabado por un enfermero del Centro Hospitalario Pereira Rossell, sin autorización de las personas involucradas, se puede ver una situación, que es relatada por quien filma, en el que una mujer, a la que llamaremos Marcia como nombre ficticio, reclama por la atención de uno de los gemelos que había parido hacía una semana y aún estaban internados.

Marcia tiene un tatuaje en la cara y viste una sobretúnica de internación con las inscripciones del hospital: CHPR. Sus gemelos nacieron prematuros: uno pesó dos kilos y el otro dos kilos cien gramos. La causa de la internación es que debían aumentar de peso para ser dados de alta. Marcia, quien está en pleno puerperio y visiblemente estresada, pide a los gritos que no se hagan los vivos. Cuando le piden que se quede tranquila, lo cuestiona: “¿A vos te parece que me quede tranquila? Mirá todos los machos que son y cómo parte el bebé en llanto”. A Marcia la rodean varios hombres con uniformes de la empresa de seguridad privada del hospital. Lo que ella reclama, además de que sólo hay varones en el lugar, es que el enfermero no atendió a su hijo, que estaba llorando.

En ese momento, los bebés estaban en CTI y ella tenía permitido verlos cada una hora y media. Cuando se acercó en una de esas visitas, vio que uno de ellos lloraba y que no tenía contención. “¿Me estás jodiendo? No hay ninguna mujer. Viene esta sinvergüenza ahora porque escuchó los gritos”. “¿A vos te parece que no haya ni una mujer con todos estos niños?”, cuestiona. Mientras, el enfermero que filma cuenta sus próximos pasos: “Yo ya llamé a la Policía, pero voy a llamar de vuelta”. “No descansés, demoré cinco minutos y vengo a ver a mi hijo y está partiendo en llanto”, vuelve a reclamar ella.

“¿Cómo querés que me ponga? No hay explicación, hay que tener coherencia. Dos dedos de frente tenés que tener”, les dice a los guardias de seguridad, a los que les reclama directamente que por ser hombres no tienen la sensibilidad que una mujer que haya maternado puede tener. “Son hombres”, repite. El guardia de seguridad privada intenta calmarla diciéndole que él tiene hijos, a lo que la mujer responde: “Pero tus hijos están en tu casa. No los están toqueteando él, él y él mientras vos estás trabajando, haciendo tu trabajo”. La mujer reclama que son todos hombres los que están alrededor de ella y los cuenta: seis varones la rodean. “Mirá todos los hombres que son”, la mayoría vestidos de guardias de seguridad privados, “y mi bebé partiendo en llanto”.

En paralelo, el enfermero que la está filmando, mostrando la cara de la mujer en todo momento, continúa diciendo que está llamando a la Policía porque esta es una “emergencia real”. “Llamame al 911, comunicame al 911”.

En ese momento ingresan dos policías uniformados y la mujer les explica, como puede, que son todos hombres en el lugar y que no se estaban haciendo cargo de su bebé que lloraba. Los dos policías, uno en particular, se van aproximando a ella y la acorralan. “A mí no me toques, vos seguís siendo un hombre, a mí no me toques”, le repite al que se acerca más.

El otro policía le pide que se tranquilice para poder hablar, a lo que Marcia responde: “¿Cómo querés que me tranquilice? ¿Vos estás viendo lo que está pasando acá? Salgo un ratito y vuelvo y está mi bebé partido en llanto”. En ese momento interviene el otro policía, el que la estaba acorralando, a lo que la mujer le responde: “Vos cerrá el orto”. Como respuesta, el policía la acorrala y saca las esposas. “No me toques y no toques a mi hijo”, grita ella.

Mientras la esposan, otras mujeres que estaban junto a sus bebés empiezan a gritar y a llorar: “Paren, che”, “vamo arriba”, “no la agarren así a la piba”, “no pueden hacer eso”. Marcia llorando le suplica que antes de esposarla le permitan vestir a la bebé porque está desnuda. Hasta ese momento, la bebé no había llorado durante todo el video. Cuando esposan a la madre, rompe en llanto.

“La señora tiene disconformidades con que sean enfermeros varones y piensa de alguna manera que quizás alguien les haga algo a sus niños mientras ella no está”, concluye el enfermero que está grabando sin autorización, con todas las caras a la vista. Este video fue presentado como prueba por quienes denunciaron a Marcia y forma parte de la carpeta investigativa.

A Marcia se la llevan detenida sin que tenga el alta, vestida con la sobretúnica del Pereira Rossell. El caso fue asumido por la Fiscalía de Flagrancia de 16º Turno, a cargo de la fiscal Mirna Busich. La fiscal mantuvo a la mujer que había parido recientemente por el máximo plazo legal: 48 horas. También pidió su formalización por violencia privada y solicitó que se disponga la prisión preventiva de la mujer por seis meses, mientras continuaba la investigación para condenarla por un supuesto delito. En el acta, el enfermero planteó que fue insultado por ser varón y por su orientación sexual. No hubo otras declaraciones en su contra.

El Código Penal tipifica violencia privada cuando alguien usa violencia o amenazas para obligar a otra persona a hacer, tolerar o dejar de hacer alguna cosa. Se establece una pena de tres meses a tres años de prisión para este delito.

Marcia estaba en pleno proceso de amamantamiento, porque, justamente, los bebés tenían que aumentar de peso para poder ser dados de alta. Mientras estuvo detenida, tuvo que estar con policías de guardia acompañando a sus bebés en el Pereira Rossell.

La Defensoría Pública patrocinó a la mujer. La defensora pública Virginia de los Santos, que fue una de las abogadas que estuvieron a cargo del caso, dijo a la diaria que luego de una exposición de motivos, la Fiscalía depuso su intención y resolvió el cese de la detención. Además, el juez suplente de Primera Instancia en lo Penal de 35º Turno, Luis Fourment, compartió la solicitud del cese de detención luego de oír a las dos partes y dispuso la libertad de la detenida, quien manifestó que hacía dos días que se le había cortado la lactancia y el contacto con sus bebés prematuros, a quienes había dado a luz tan sólo siete días antes.

Se dispuso entonces la libertad inmediata de Marcia y se explicitó que “se deja constancia que no existe resolución de esta sede que imponga restricción” hacia sus hijos. Además, se pidió que se tenga presente que se le asegure a ella el contacto con sus bebés recién nacidos.

Dos días después de este episodio, Marcia fue liberada, pudo retornar al CHPR, de donde la sacaron sin tener el alta médica, y pudo volver a estar junto a sus bebés sin custodia policial.