“El impacto del Tren de Aragua en la región”. Así tituló el director nacional de Policía, José Azambuya, la presentación que realizó el jueves 14 ante los ministros del Interior y directores de policías del Mercosur que llegaron a una reunión en Montevideo. En Uruguay, aclaran las autoridades del Ministerio del Interior, todavía no se han detectado operaciones que puedan ser atribuidas al grupo criminal venezolano. Pero la alerta en el Cono Sur está encendida y hay contactos periódicos con jerarcas policiales de Colombia y Chile para monitorear la situación y evaluar los eventuales riesgos (ver recuadro).

La periodista venezolana Ronna Rísquez publicó el año pasado el libro El Tren de Aragua. La banda que revolucionó el crimen organizado en América Latina, una de las investigaciones más completas sobre este grupo. Cuando Rísquez empezó a visitar la cárcel de Tocorón, cuna de la organización, se encontró con un panorama insólito: discotecas, casinos, piscinas, canchas de béisbol, bocas de venta de drogas, cajeros automáticos y hasta un zoológico con especies exóticas. Los “pranes” (líderes) del Tren de Aragua controlaron el centro penitenciario hasta setiembre de 2023 -fecha de su intervención por parte del gobierno venezolano- y desde ese lugar lograron expandir el poderío hacia estados venezolanos y varios países de la región. En la actualidad, están operativos en Venezuela, Colombia, Chile, Ecuador, Perú, Panamá, Brasil, Bolivia y Estados Unidos.

¿Cuándo fue la primera vez que escuchaste hablar sobre el Tren de Aragua?

Los primeros registros con ese nombre son de 2014. Antes de esa fecha, sus jefes y creadores ya tenían cierta fama en el mundo criminal de Venezuela, pero no tenían esa denominación. Su nacimiento está muy vinculado a la prisión de Tocorón, que está en el estado Aragua, al norte del país.

En el libro se detallan diferentes actividades del Tren de Aragua: trata de personas, microtráfico, extorsión, secuestros, minería ilegal, sicariatos. ¿Se puede determinar cuál es su principal fuente de ingresos?

En este momento, la trata es una de las actividades más importantes y lucrativas que despliegan en todos los países en los que están operando. También el microtráfico de drogas, que es otra de sus actividades principales. Luego estarían el tráfico de migrantes y la extorsión. Por lo general, ellos realizan cualquier actividad criminal que surja y en la que vean potenciales negocios ilegales: secuestros, sicariatos, robos de vehículos, entre otros.

En 2023 se decía que había unas 3.000 personas identificadas con el Tren de Aragua entre los miembros más activos y colaboradores no armados. ¿Esa cifra se mantiene?

Es una cifra aproximada, que también puede ser bastante especulativa, porque no hay manera de identificar con absoluta certeza cuántas personas pertenecen al Tren de Aragua. Esa cifra la calculamos con base en la cantidad de personas que estaban en prisión en Venezuela y también tomando como referencia el número de detenidos en otros países. Pueden ser 3.000 o pueden ser más. Es difícil ser 100% precisos en grupos con estas características.

En la investigación hay muchas referencias a casos de estafas electrónicas y phishing. ¿El Tren de Aragua ha incursionado también en el mundo de las criptomonedas? ¿Es un grupo innovador con el uso de nuevas tecnologías?

No sé si los definiría como innovadores, pero es cierto que han llevado mucho conocimiento criminal vinculado a estas modalidades hacia otros países. Lo hemos visto en actividades que tiene el Tren de Aragua en Perú, Chile y Colombia. Ellos usan mucho las redes sociales, hacen muchas estafas por Whatsapp. Tampoco podría decirte si están especialmente avanzados en el uso de las criptomonedas, porque tengo la impresión de que hay organizaciones criminales en diferentes países del mundo que están operando muy activamente con sistemas de criptoactivos. No diría que el Tren de Aragua es pionero, pero sí está claro que lo hacen y es un factor importante para sus negocios. Lo hacen incluso de manera combinada: pueden tener grupos dentro de la organización que se especializan en las estafas por Whatsapp, mientras que otros grupos internos se dedican específicamente a operaciones de lavado de dinero con criptomonedas. Tampoco en esto se dedican solamente a una cosa, sino que más bien hacen diferentes cosas en forma simultánea.

Ellos a la prisión la llamaban “Casa Grande” y a sus líderes les decían “papás” en sentido paternal. Esa característica de tratar a sus integrantes como si fueran una “gran familia” es similar a lo que hace el PCC [Primeiro Comando da Capital] en Brasil. ¿Están conectados ambos grupos?

Ambos grupos nacen en prisiones y es cierto que están organizados como si fueran una gran familia, una coincidencia que les ha facilitado la posibilidad de tejer algunas alianzas. El vínculo comenzó cuando algunos venezolanos del Tren de Aragua empezaron a caer detenidos en Brasil, particularmente en la frontera entre ambos países. En la prisión coincidieron con jefes del PCC y allí fortalecieron sus vínculos, con la ventaja de que tenían todas esas cosas en común.

La fiscalía de Roraima [estado del norte de Brasil] logró constatar que algunos presos venezolanos efectivamente habían sido reclutados por el PCC en cárceles brasileñas. En cierta forma, terminaron siendo como una especie de prestadores de servicio: venden armas y ofrecen protección para la minería ilegal, ya que hay muchos mineros brasileños en territorio venezolano. El vínculo está consolidado particularmente en esa zona de frontera. No significa que el Tren de Aragua esté operando en San Pablo, Río de Janeiro y más al sur de Brasil.

La expansión del Tren de Aragua en la región parecería tener una raíz económica, de búsqueda de renta criminal que no estaba disponible en Venezuela.

Efectivamente, así se dio el proceso de expansión. La verdad es que en Venezuela, por la situación económica, ya no quedaba prácticamente qué robar. Para ellos no era rentable ser delincuentes en Venezuela y por eso tuvieron que salir a otros países con mejor situación económica, para buscar esa renta criminal.

¿Cómo se dio ese proceso de expansión hacia Colombia, Perú y Chile?

Fue más o menos simultáneo. En 2018 se conoció un primer caso del Tren de Aragua en Perú y después se conocieron otros casos similares en Colombia y Chile, entre 2018 y 2019. El reporte de la fiscalía de Roraima que recién mencionaba es de 2020; ahí queda claro que ya estaban en territorio brasileño.

¿En Colombia se vincularon con el ELN [Ejército de Liberación Nacional] o con las disidencias de las FARC [Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia]?

No hay evidencias de alianzas. Con las disidencias de las FARC incluso tuvieron enfrentamientos y choques, a finales de 2021. También con el ELN han tenido roces en la frontera de Colombia y Venezuela, pero no han sido enfrentamientos permanentes. Aunque no trabajen como aliados, sí tienen algunos pactos y operan en diferentes actividades ilícitas. Algunos colegas colombianos han mostrado que podría existir una especie de pacto para operar en esa zona de frontera.

¿El Tren de Aragua tuvo alguna participación en la escalada de la violencia de Ecuador?

No ha sido posible establecer una conexión. Sí hay gente del Tren de Aragua presa en Ecuador y tienen vínculos con uno de los grupos que manejan las cárceles ecuatorianas. Pero no hay evidencia que muestre que el Tren de Aragua haya tenido algún tipo de liderazgo o que controle alguna prisión de Ecuador.

¿Cómo es la relación con el cártel de Sinaloa?

Tampoco hay evidencia de una alianza, pero sí hay algunos hechos que apuntan hacia eso. El cártel de Sinaloa mueve su droga (cocaína colombiana que se transporta hacia Europa) desde el estado Sucre, una zona costera que el Tren de Aragua controla desde hace varios años. En paralelo, se ha detectado también la presencia de miembros del Tren de Aragua en México, incluso algunos jefes importantes de la organización.

Foto del artículo 'Tren de Aragua: el grupo criminal venezolano que genera preocupación entre las autoridades policiales del Cono Sur'

El Tren de Aragua también se expande en Estados Unidos, según surge de la investigación. ¿Ese fenómeno podría estar ligado a lo que Nayib Bukele [presidente de El Salvador] califica como un triunfo de su gobierno contra las maras? ¿Es posible que hayan aprovechado algún “espacio vacío”?

Es una suposición que tiene lógica, es algo que podría llegar a pasar. Pero no tengo información suficiente como para asegurarlo de manera definitiva. Lo que sí está claro es que se ha identificado la presencia del Tren de Aragua en diferentes ciudades de Estados Unidos. Hace pocos días se publicó un reporte del Departamento de Justicia que confirmó la presencia del grupo en al menos 16 estados de ese país.

Recién mencionaste la presencia del Tren de Aragua al norte de Brasil y su relación con el PCC. ¿Qué pasa con los otros países del Mercosur?

En la investigación que realicé no encontré ninguna evidencia de que estén operativos. Pero la duda siempre ha estado y está claro que las autoridades están alertas ante esa posibilidad. En algún momento se habló de que podrían estar operando en Argentina, pero por ahora son solamente hipótesis. No hay elementos concretos que permitan afirmar que ya llegaron.

En Uruguay se han desbaratado organizaciones de colombianos y venezolanos dedicadas al préstamo de dinero “por goteo”. ¿Es una modalidad que utiliza el Tren de Aragua?

Esa modalidad viene básicamente de Colombia, pero también es cierto que el Tren de Aragua la adoptó en sus operaciones en Perú. Aparentemente, según algunos reportes, lo empezaron a desarrollar en alianzas con grupos colombianos, con el propósito de lavar dinero. Pero en Venezuela no era un delito que se conociera; en todo caso, puede ser una modalidad que el grupo adoptó durante el proceso de expansión hacia otros países.

¿Cuánto se sabe de la conexión del Tren de Aragua con el asesinato del fiscal paraguayo Marcelo Pecci? Para Uruguay es un asunto relevante, porque en algún momento se le atribuyó ese crimen a Sebastián Marset.

Cuando ocurrió este caso [mayo de 2022] entrevisté a algunas personas de la Fiscalía de Colombia y me dijeron que los dos venezolanos que estaban detenidos tenían vínculos con el Tren de Aragua. Sin embargo, eso no se terminó de constatar. Hay muchas cosas sobre ese asesinato que todavía se están investigando. Una persona que podría confirmar si existía ese vínculo fue detenida por las autoridades en Venezuela, pero hoy no sabemos cuál es su paradero. Ese fue un hecho llamativo. Por otra parte, también es cierto que algunas veces se le atribuyen al Tren de Aragua delitos que en realidad pertenecen a otros grupos. En resumen, falta información para responder a la pregunta y hay que estar atentos a los avances en la Fiscalía colombiana.

¿El sicariato es una actividad relevante para el Tren de Aragua?

Totalmente, es una actividad central para ellos.

Los medios de Chile han publicado mucha información sobre la escalada de violencia que generó el Tren de Aragua al norte del país, en Arica, donde tenían hasta un centro de torturas. ¿Chile es el país en el que llevaron la violencia hasta su punto más alto?

Estos niveles de violencia es algo que los caracteriza desde sus orígenes en las cárceles venezolanas. Son mecanismos para aleccionar y mandar mensajes a los propios integrantes del grupo. No es algo que le vayan a hacer a un ciudadano común, son cosas que aplican dentro de su propio entorno, por ejemplo, a los integrantes del grupo que traicionan o que no cumplen determinadas reglas. Por otra parte, Chile ha sido el país sudamericano en el que mayor expansión tuvo el Tren de Aragua durante estos años, en el que ha estado involucrado en la mayor cantidad de hechos delictivos.

Se ha dicho que el grupo tiene tres líderes: Niño Guerrero, Johan Petrica y Larry Changa. ¿Cuál es la situación de ellos actualmente?

Niño Guerrero es el líder más visible de la organización y era el jefe en Tocorón. Pero desde que el gobierno desmanteló esa prisión (en setiembre de 2023) se desconoce cuál es su paradero. De Johan Petrica se sabe que opera en la zona minera de Venezuela, en la frontera con Brasil. Es uno de los cerebros de la organización y está instalado allí desde hace mucho tiempo. Y Larry Changa, otro de los fundadores, fue detenido en julio de este año en una zona rural de Colombia.

¿Los tres son evangélicos? El tema de la religiosidad también aparece mencionado en el libro.

En el caso de Niño Guerrero claramente sí, es una persona creyente y profesa la religión evangélica. Pero en el caso de los otros dos líderes no sé si tienen algún tipo de vínculo con la religiosidad.

¿Hay algún indicio de que las estructuras religiosas se usaron para lavar dinero?

Por lo pronto, sabemos que efectivamente es un mecanismo de lavado que se ha utilizado en otras partes del mundo. Es una hipótesis válida pensar que Tren de Aragua quizás también lo haga, pero todavía no tenemos pruebas para confirmarlo.

¿Por qué el béisbol es tan importante en esta historia?

El béisbol es el deporte más importante en Venezuela, el más tradicional. Primero que nada, hay una vinculación emocional y cultural con el deporte. En algún momento, el béisbol se convirtió en un mecanismo de ascenso social. Los chicos que jugaban béisbol y luego firmaban contratos con las Grandes Ligas ganan millones de dólares, lo que implica un movimiento de dinero altamente elevado. Está claro que el Tren de Aragua encontró aquí la combinación de varios factores. Por un lado, es una actividad que les interesa, que conocen y con la que están familiarizados, pero también identificaron que mediante estas transacciones podían obtener dinero, además de lavar dinero ilícito proveniente de otras actividades delictivas.

¿Recibiste presiones o amenazas por esta investigación?

Recibí una amenaza cuando se lanzó el libro. Lo denuncié ante las autoridades y ante la Fiscalía [de Venezuela], pero todavía no se ha logrado probar de dónde salió esa amenaza.

La preocupación en el Cono Sur

“Debemos trabajar sobre cómo prevenir la expansión del Tren de Aragua en el continente. Si bien es una amenaza que todavía no llegó a Uruguay, sin duda ha avanzado y trascendido las fronteras de algunos de nuestros países y en cada lugar lo hace con una violencia sumamente importante”, advirtió el ministro del Interior, Nicolás Martinelli. El jerarca hizo este planteo el viernes 15, cuando le tocó hablar durante la reunión de ministros del Interior y Seguridad del Mercosur, según consignó el semanario Búsqueda.

Uruguay, según Martinelli, tiene que “blindar sus fronteras” para evitar que ingresen miembros de esa organización, aunque el país también depende del “trabajo que hagan primero allá arriba”. “Las policías de Perú y de Ecuador están haciendo un gran trabajo para tratar de contrarrestar este efecto del Tren de Aragua. Varios de sus líderes fueron capturados. Esperemos que esto detenga su expansión”, dijo Martinelli en una entrevista que publicó a principios de noviembre el monitor de Seguridad del Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social.

El director nacional de Policía, José Azambuya, también fue enfático al señalar que el Tren de Aragua no está presente en Uruguay. El jerarca comentó a la diaria que se han realizado procedimientos contra organizaciones de ciudadanos colombianos que se dedican al “préstamo por goteo” en Paysandú, Tacuarembó, Cerro Largo y Artigas, pero en ninguno de esos casos se logró determinar si había conexiones con el Tren de Aragua. De todas maneras, admitió que entre las autoridades policiales del Cono Sur existe preocupación y contó que ha conversado sobre el tema con jerarcas de Chile y Colombia, donde la organización está presente al menos desde 2018.