Desde hace años, la editorial estadounidense Chicago Review Press publica una colección de libros titulada “Musicians in Their Own Words” (“músicos en sus propias palabras”), en la que recopila entrevistas con músicos imprescindibles de la cultura popular anglosajona, como Bob Dylan, John Lennon, John Coltrane, Miles Davis y un largo y excelso etcétera (también hay algún ejemplar dedicado a músicos prescindibles, como los hermanos Gallagher, de Oasis). Las entrevistas suelen tomarse no sólo de la prensa escrita sino también de la radio y la televisión, por lo tanto conllevan un importante trabajo de transcripción y edición –de la oralidad a la escritura suele haber un gran techo– para que caiga en nuestras manos un producto presentable, prolijo y, sobre todo, coherente. Hay cerca de una veintena de estos libros, que por desgracia en su mayoría no han sido traducidos al español, pero el mes pasado apareció en nuestra lengua Cohen por Cohen. Entrevistas y encuentros con Leonard Cohen, editado por Jeff Burger y publicado por Planeta. El libro original en inglés salió en 2014, cuando el bardo canadiense había cumplido 80 años y todavía le faltaban dos para pasar a la eternidad.

Dada la naturaleza del libro no haría falta aclararlo, pero por las dudas: es obvio que su público objetivo es el fanático de Leonard Cohen, ya que es el único capaz de querer devorarse las más de 50 entrevistas con el compositor, escritor y poeta desparramadas a lo largo de 690 páginas, que van desde 1966 (cuando todavía no había publicado su primer disco pero sí dos novelas y dos libros de poesía) hasta 2012. En esa media centena de material hay para todos los gustos en forma y contenido: desde las clásicas entrevistas pregunta-respuesta hasta crónicas en primera persona en las que el periodista nos introduce en toda la experiencia de una entrevista con Cohen más allá de sus respuestas, es decir, gestos, silencios, actitudes. Pero también en el entorno y hasta en la vivencia de situaciones insólitas, como es el caso de la titulada “El oscuro caso de Leonard Cohen y el misterioso Sr. M”, de 1976. En ella el periodista Bruce Pollock, de la revista yanqui After Dark, relata cómo tuvo que lidiar con un colega de Creem que se negaba a retirarse de la habitación del hotel en el que estaba Cohen cuando ya había terminado su turno para hacerle la nota, y toda la entrevista transcurrió en un tire y afloje entre los dos periodistas y el artista. También hay notas con extensiones para todos los gustos: desde larguísimas, de más de 30 páginas, hasta de esas otras a las que, cuando ya le agarramos el gusto, terminaron.

Cada nota tiene una introducción del editor que la pone en el contexto de la vida y obra de Cohen, pero también del periodista que la escribió, que en su mayoría fueron contactados para la recopilación y dan más detalles de su encuentro con el poeta. Pese a ser de distintos países y medios de comunicación, a casi todos los une algo: eran –son– seguidores acérrimos de Cohen y recuerdan la entrevista como uno de los puntos altos de sus carreras. Y no es para menos.

Como en botica

“He tenido la oportunidad de conversar con Leonard Cohen en pocas ocasiones, algunas en privado, otras en público. Deberían saber, y lo verán en este libro, que él tiende a hablar en oraciones completas, con vocabulario cuidadoso y apropiado. El señor Cohen es, de hecho, un poco formal”. Así describe al bardo canadiense la cantante Suzanne Vega en el prólogo del libro, y es exactamente lo que se trasluce en todas las entrevistas. Cohen, como buen poeta que era, antes que nada, contesta cada pregunta con palabras certeras y dibuja metáforas para explicar hasta lo más banal.

El resultado es un viaje a través de los pensamientos de Cohen sobre casi todo y mucho más: el proceso creativo, sus influencias, el amor, las drogas, la depresión, el mundo del pop, la política, el futuro, la meditación, el suicidio y un amplísimo e inimaginable etcétera. “La vida es rigurosa, y las invitaciones a echarla a perder son numerosas y frecuentes. ¿Yo? Yo soy lo más cuidadoso que puedo en no dejarme arrastrar demasiado. De todas formas, estoy demasiado viejo para morir esa clase de muerte espectacular. Para mí, cometer suicidio o una sobredosis sería... indigno”, reflexionó Cohen en una entrevista de 1976, cuando tenía 42 años.

Pero no se dejen engañar por esta cita, no todo es oscuridad en las entrevistas. Al igual que en su música, también hay luminosidad, porque, todo el mundo lo sabe, siempre hay una grieta, y así es como entra la luz. Una de las entrevistas más largas e interesantes de libro, que seguro disfrutarán mucho quienes admiran la música de Cohen, se titula “Dentro de la torre de la canción” (en referencia a “Tower of Song”, claro está) y fue realizada en 1992 por el periodista y músico Paul Zollo en la casa de Cohen en Los Ángeles. La entrevista es un elixir que abunda en lo que suele escasear en una charla con un músico: las canciones. Hablan de letras, tonos, acordes, y del proceso de composición. El periodista también hace algo simple pero que siempre sirve de disparador: mencionarle algunas de sus canciones al azar para que Cohen diga lo que se le cante sobre ellas. Así nos adentramos en “Sisters of Mercy”, “Chelsea Hotel”, “Famous Blue Raincoat” y otras tantas grandes, profundas y sólidas canciones que, al igual que las respuestas de Cohen, nos dejan temblando el balero y son un oasis en el desierto de este mundo cada vez más estúpido y superficial.

Cohen por Cohen. De Jeff Burger. Planeta, 2019. 690 páginas.