Corría el año 1954 y un ensayo titulado La seducción de los inocentes, escrito por el psiquiatra Fredric Wertham, concluía (manipulando la evidencia, cuando no inventándola) que la historieta era la culpable de la delincuencia juvenil. Esto hizo que las editoriales crearan su propio organismo censor, llamado el Código del Cómic. Entre otras cosas, verificaba que los criminales siempre tuvieran su merecido, prohibía las escenas violentas e impedía la aparición de vampiros, zombis y hombres lobo.
Muchos afirman que estas limitaciones autoimpuestas por la industria fueron creadas deliberadamente para afectar a EC Comics, que publicaba series como La bóveda del horror (1950-1955), y el Código del Cómic prohibía la palabra “horror” en los títulos de las historietas. Un año después de que se comenzara a aplicar este código, todas las series de EC Comics habían sido canceladas excepto una: Mad, que logró escapar transformándose en “revista”.
Mad nació en 1952 de la mano del editor Harvey Kurtzman y de William Gaines, quien había rebautizado la editorial “Entertaining Comics” luego de que su padre la fundara como “Educational Comics”. Estas dos cabezas brillantes crearon lo que con el tiempo se convertiría en bastión del humor irreverente, reconocido por numerosos comediantes y escritores de la actualidad como puntapié fundamental para dedicarse a la creación de piezas que ofenden a las personas correctas.
Con la parodia y la crítica como bandera, sobrevivió durante décadas a un montón de competidores que aparecían y luego quedaban por el camino, incluyendo la deliciosa National Lampoon (1970-1998), aunque esta última privilegiara el texto por sobre el humor gráfico y la historieta.
Entre sus páginas, la (ahora) revista Mad cobijó a talentos como Don Martin, Al Jaffee, Sergio Aragonés, Antonio Prohías o Duck Edwing, entre decenas de talentos que conformaron la famosa “banda de idiotas”. Con el correr de las décadas tuvo que cambiar para adaptarse a los tiempos que corrían: en 2001 comenzó a incluir publicidades reales y recuperó el color de cuando era una historieta más. A fines de 2017 fue cancelada después de 550 números y regresó con un nuevo número 1 y una frecuencia de entre cuatro y seis ediciones anuales.
Con solamente ocho números publicados, la semana pasada se supo que la revista dejará de producir material original. Por un tiempo continuará saliendo con material reeditado, quizás para cumplir con aquellos que se suscribieron, para después limitarse a la edición de volúmenes especiales temáticos, como aquellos dedicados al cine, a Donald Trump y a los superhéroes.
Bill Sienkiewicz, el famoso artista de cómics, reflexionó sobre esta noticia y dijo que “esto no es solamente acerca de una revista que deja de publicarse”. “El medio impreso está luchando, si no muriendo, y el pensamiento crítico en el peor de los casos se ha perdido y en el mejor de los casos está online, aunque cada vez más irritable y fragmentado por los mismos intereses corporativos y de derecha que la Mad parodiaba sin piedad. Así como, tristemente, por un segmento de la izquierda que cada vez tiene menos humor”. Y concluye: “Mad ofendía y entretenía a todos, de todas partes del espectro político y social. Se burlaba de nuestro mundo, y no solamente nos hacía pensar en nuestra hipocresía, corrupción y defectos, sino que los ridiculizaba y se reía de ellos. Y lo hacía en forma brillante”. Así que la vamos a extrañar mucho.