El miércoles 4 de noviembre se conoció la decisión del director del Servicio de Comunicación Audiovisual Nacional, Gerardo Sotelo, de sacar del aire una serie de programas de las emisoras de radio públicas, con lo que 49 periodistas y comunicadores fueron cesados de sus cargos. Entre numerosas propuestas, fueron levantadas dos que, persistentes y solitarias, dedicaban sus contenidos a la infancia: Para escucharte mejor, conducido por Susana Bosch, y Había una vez, en el que la profesora especializada en literatura infantil y juvenil (LIJ) Dinorah López Soler daba espacio y analizaba con rigor crítico y meticulosidad el acontecer de ese sector tan floreciente como ninguneado de las letras. Una medida que de un plumazo deja al espectro de programación radial sin propuestas cuyo centro sea la infancia parece revelarse como todo un síntoma del lugar poco relevante que niños y niñas ocupan para ciertas concepciones de la cultura.
López Soler condujo y produjo Había una vez durante 23 años y su vínculo con la radio pasó del régimen de coproducción mediante una empresa unipersonal al trabajo honorario, para luego ser contratada. El 23 de setiembre se le pidió a López una autoevaluación que debía entregar a la brevedad, cosa que hizo dos días después. Hasta el 3 de noviembre, cuando se la convocó para concurrir, al día siguiente, para ser notificada por escrito de la cesantía, no recibió respuesta ni comentario alguno.
A lo largo de esas más de dos décadas hizo un seguimiento minucioso de la LIJ y, al tiempo que brindó un espacio invaluable de divulgación y análisis, fue generando un inmenso archivo que permite bucear en la producción del período. Ese seguimiento sistemático podría resumirse en una pregunta que, asegura la ilustradora Claudia Prezioso, suelen intercambiar los hacedores de este ámbito cuando sacan un libro: “¿Ya fuiste a hablar con Dinorah?”. Su reconocido trabajo, de bajo perfil y mirada atenta, hizo que al conocerse la noticia de que el programa ya no saldría al aire se desatara una unánime indignación ante una medida que se considera injusta e injustificada. Incluso la escritora argentina María Teresa Andruetto le expresó su solidaridad.
El colectivo de ilustradores Iluyos y numerosos actores del campo de la LIJ –escritores, mediadores, narradores, instituciones como IBBY, entre otros– se vieron impelidos a hacer algo en apoyo de López. Por ejemplo, Iluyos, bajo la consigna “Había una voz”, que juega con el título del programa, convocó a crear imágenes y compartirlas en las redes. “Lo vamos a publicar todo junto mañana [por hoy] y después se irán sumando otras. La idea es dar a conocer la inminente finalización del programa y nuestro desacuerdo total con eso. Si de algo sirven estas medidas, que a mi juicio son arbitrarias e injustas, es para juntarse y salir a denunciar”, sostiene el ilustrador Sebastián Santana.
Un programa necesario
En las expresiones de rechazo a la medida que inundaron las redes –ayer a mediodía, una publicación de la escritora e ilustradora María Noel Toledo que invitaba a apoyar a la conductora había sido compartida 435 veces en Facebook, por ejemplo– se subrayaba el compromiso, el respeto, la dedicación, el conocimiento. Santana destaca que ir a su programa “siempre era motivante, porque sabías que iba a venir una pregunta o una reflexión inesperada, no por novelera, sino porque corresponde a alguien que mira y lee desde un lugar ajeno al del hacedor y muy documentado y comprometido, con genuino interés de saber. Son preguntas que van por otro lugar, por el carril de la imaginación; preguntas nuevas, que exigen respuestas nuevas: Dinorah hace preguntas que uno no se haría, que uno no sabría hacerse”. En el mismo sentido se expresa Toledo: “No es solamente que ella lee o mira tus ilustraciones y te pregunta acerca de cómo llegaste a concebir tu trabajo, ella domina el tema del libro como muy pocas personas, conoce la trayectoria de cada autor y sabe contextualizar su obra y relacionarla, ¡y eso es lo que lo hace único! No muchas personas podrían hacerlo y al mismo tiempo comunicar tan bien. Sus preguntas son geniales, ya que a menudo le hacen cuestionar al propio autor acerca de su obra. Lo hemos comentado varias veces con otros autores. Es como que ve las huellas de tu recorrido y con gran sensibilidad encuentra incluso tu proyección como artista, cosa que a veces ni vos sos capaz de ver”.
Sergio López Suárez, por su parte, comenta: “Siento una gran pena y un rechazo visceral por esto. Dinorah Supo mantener al aire Había una vez durante 23 años, con tremenda profesionalidad y pasión poco común. Lo que siempre me sorprendió fue la calidad de las preguntas que hacía a sus invitados. También disfruté sinceramente de los aportes interpretativos y teóricos, y de la docencia natural que le nacía para regalársela al entrevistado y a la audiencia, que supo seguirla con enorme fidelidad”. “Dinorah lo que tiene también es que escuchó a todos y a todas, hace un link entre una obra y la otra porque las conoce todas. Creo que es un gran reservorio viviente de la creación nacional escrita e ilustrada”, define la escritora Virginia Mórtola. “Me sentí muy cuidada como autora, porque ella lee todo el libro, lo subraya, marca frases, analiza y te hace preguntas pensadas y comprometidas. Eso para el autor es muy valioso: te sentís respetado y leído, que en definitiva es lo que uno quiere: poder compartir con los otros la lectura de lo que crea”, agrega. Prezioso afirma que “perder el contacto directo con alguien que difunde y analiza libros de esa manera es una tristeza”, y rescata un episodio que la marcó: “Me marcó una entrevista con ella en medio de este proceso de la ilustración, de la inseguridad de tener o no tener estilo propio y cómo eso influye a la hora de encarar un libro. Se ve que estaba angustiada porque soy sumamente cambiante y se lo planteé, y ella lo dio vuelta y me dijo que era al revés, que tener varios estilos está buenísimo porque me permite estar más focalizada en la historia y ver qué es lo que la historia me pide a la hora de ilustrar”.
“No nos podemos dar el lujo en Uruguay de perder un programa que pone de relieve ese patrimonio cultural. Por eso ha sido una reacción unánime la de estos días en las redes, al enterarnos de la noticia de su cese, y mucha gente se ha solidarizado con su labor y su trayectoria”, sostiene, categórica, Toledo. Por su parte, Santana reflexiona: “¿Qué pasaría si alguien les fuera hoy con la idea del programa La venganza será terrible [del argentino Alejandro Dolina] a estas personas que buscan rating antes que contenidos complejos, ¿alguien le daría bola? Tristemente, me parece que no. Entonces, sobre todo desde la perspectiva de que RNU es una radio pública, la idea política que tiene que haber atrás es brindar servicios en una perspectiva alejada del mercado. Dejarse llevar por lógicas mercantilistas hace que gane el que grita más y el que tiene más capital. Esa es la gran diferencia entre la lógica regida por el mercado y la lógica democrática”.