En estos días de aislamiento, la biblioteca casera puede quedar chica en caso de los niños que son muy lectores o muy ansiosos y necesitan algo distinto. La Biblioteca Ceibal es una buena opción porque es accesible y está muy nutrida.
La dificultad radica, en todo caso, en encontrar en medio de la cantidad –aunque, por supuesto, bucear entre los libros para elegir es uno de los encantos de cualquier anaquel que se preste, sea de la naturaleza que sea–. Vaya una pequeña muestra de miles que es posible encontrar en bibliotecadigitalceibal.edu.uy, en algunos casos de manera libre, en otros registrándose con el usuario habitual. Por supuesto, la elección es un poco caprichosa y un poco aleatoria: como si, en la biblioteca, ojeando los lomos de los libros, me dejara llevar.
Papá no es punk, de Federico Ivanier. “Supongo que, por un lado, es injusto que haya pensado eso de él. Después de todo, quizá fuera punk. Pero, ¿cómo saberlo?”. Así arranca esta novela de Ivanier (una voz insoslayable de la literatura infantil y –sobre todo– juvenil uruguaya) y se pone en juego un tema áspero y poco amable: la búsqueda de la identidad de un adolescente que no sabe quién es su padre. Los personajes adolescentes de Ivanier suelen ser auténticos y creíbles, cercanos, y esta no es la excepción. La historia trata de amistad, de reconciliación, de búsqueda hacia afuera y hacia adentro, encabezada por esa palabrita que está en el título y que para cierta gente de mi generación lo vuelve imprescindible. El que se enganche también puede encontrar en Ceibal otros títulos de Ivanier: El colegio de los chicos perfectos, Martina Valiente, Lo que aprendí acerca de novias y fútbol, Tatuajes rojos.
Bacterias: la historia más pequeña jamás contada, de Alejandro Rodríguez Juele y Nicolás Peruzzo. Aunque la pandemia que nos mantiene en casita no es producto de una bacteria sino de un virus, puede ser una buena excusa para darle una ojeada a esta historieta producto del trabajo en equipo de guionista, ilustrador e investigadores en microbiología del Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable. Se relata la aventura que emprenden dos niños bacteria que van a un paseo escolar. Coco y Fran (cuyos nombres aluden a los dos grupos de bacterias: las redondas o cocos y las alargadas o bacilos) son guiados en su periplo por Ancianobacteria, una cianobacteria. De este modo, mediante una narración entretenida, en la que no faltan los guiños a la cotidianidad de los más chicos, los autores proponen una aproximación a la vida de estos microorganismos que están en la Tierra desde hace 3.800 millones de años y que tienen mucho que ver con la creación de las condiciones adecuadas para que se desarrollara la vida, más allá de que suelen tener bastante mala prensa a raíz del escaso 0,36% que son patógenas.
Líber andacalles. Un paseo con poemas de Líber Falco, de Laura Chalar y Alejandro Rodríguez Juele. Para quienes estén añorando el afuera, este libro trae un recorrido, que dura todo un día, por la poesía y la Montevideo de Líber Falco, la ciudad –lugares, colores, cielos– que evoca en su poesía, de la mano de un Líber niño que patea las calles y se maravilla. Es interesante el diálogo entre la poesía de Falco –en breves dosis–, el relato y la ilustración, que, en conjunto, cumplen con un propósito fundamental: que queramos ir por más. El libro abre, pues, la posibilidad de salir de estas páginas y buscar otras, las que permitan saciar las ganas de seguir leyendo a Falco, de buscarlo en otras ediciones. Se puede aprovechar, también, para buscar en las redes sociales de Topito editores las propuestas de actividades a partir de sus libros (hay otros títulos de la editorial en la biblioteca Ceibal).
Canciones con bigote. Cinco letras de Eduardo Mateo ilustradas por Daniela Beracochea, Claudia Prezioso, Alfredo Soderguit, Alejo Schettini y Pantana. Título inaugural de la colección de canciones ilustradas de Criatura editora, es el único que incluye varios temas –tantos como ilustradores– y no tiene partitura ni CD con la canción interpretada por un músico. La calidad y diversidad de las interpretaciones que hacen los ilustradores de “Uh, qué macana”, “Lalá”, “El tunguel le”, “Kin Tin Tan” y “De mi pueblo” son una buena puerta para adentrarse en el universo de Mateo y para ir a escuchar su música de su propia voz. También se puede aprovechar y buscar otras canciones de otros músicos que están en Ceibal, como “Tambor tambora”, de Jorginho Gularte, o “Crece desde el pie”, de Alfredo Zitarrosa.
Stefano, de María Teresa Andruetto. La escritora cordobesa, de enorme trayectoria, está presente en esta biblioteca virtual con esta novela, una de las primeras de su obra (de 1997, premio White Ravens en 1998). Una novela bellísima y áspera que abreva en las historias de su padre, inmigrante piamontés que llegó a Argentina a mediados del siglo XX, y que la autora describe de esta manera: “Si un libro es un modo de conocer, una manera de penetrar en el mundo y buscar el sitio que nos corresponde en él, Stefano me permitió recuperar la sensación de hambre, desarraigo, extrañamiento, de hombres y mujeres que un día se marchan de su tierra, en busca de una vida mejor”. Para quienes queden prendados de la escritura de Andruetto, está disponible también La niña, el corazón y la casa.
Tilín-tilín, de Nadia Giuliese y Mundial. Publicado en 2017 por Alter ediciones, este libro ilustrado nace del amor a la lengua, de una sensibilidad particular por el sonido de las palabras y por esa maravilla que es la comunicación. Un visitante extranjero que habla un idioma desconocido para la niña de la casa es la ocasión de una manera de comunicarse que se basa en la imaginación, el juego con la música de las palabras, la empatía y la construcción de un canal personalísimo. Texto e ilustraciones dialogan y se entreveran para dar vida a unos personajes que aprenden a comunicarse con los ojos, con la voz y con el corazón. Una hermosa sorpresa en los anaqueles virtuales. De la misma editorial y de uno de los ilustradores que conforman el estudio Mundial, Fran Cunha, está también disponible Un día de gatos (ganador del Premio Nacional de Ilustración en 2015).
Lugar imposible, de Fernando González. La sinergia prometedora de Lacrem Delacrem, el proyecto editorial de Virginia Sandro y Susana Aliano, fue breve pero dio buenos frutos. Uno de ellos es esta novela juvenil de Fernando González, una distopía que el autor define como el libro más personal de su carrera y en la que aborda el tema del pasado reciente desde una perspectiva inusual: “No encontraba por dónde entrarle y me propuse encararlo por lo que mejor me sale, las novelas de anticipación: plantear un escenario posible y que eso permita jugar con los recuerdos de los adultos. Me interesaba mostrar las vivencias de los adolescentes de hoy, con celulares y todo lo demás”. Un escenario de devastación tanto política como en la vida personal de la protagonista –una adolescente de 14 años que sobrelleva la separación de sus padres y la reciente muerte de su abuelo–, representado en la misteriosa ocurrencia de pozos en las calles, cuyas causas se desconocen. Figurita difícil de conseguir en librerías, la biblioteca es una buena oportunidad de acceder a su lectura.
Libre
Una muy buena noticia que dio este fin de semana su propio autor es que la novela juvenil Pequeña ala, de Roy Berocay, será de lectura libre online hasta el 30 de abril en www.tiendasantillana.com.uy. Sebastián, Nico, Ricardo y Eliana cumplen su sueño de formar una banda de rock, La Misma Basura, en este primer título de la trilogía que se completa con La niebla y Tan azul (los tres disponibles en la Biblioteca Ceibal). Berocay, que también es músico y que fue fundamental en la renovación de la literatura infantil y juvenil en la década de 1990, de la mano del Sapo Ruperto y de la maravillosa Pateando lunas, demuestra su solvencia narrativa en unos personajes adolescentes vívidos y cercanos, en situaciones en las que se revela también su pasión por la música.