En su novela 1984, publicada en el año 1949, el británico nacido en India George Orwell imaginó un futuro distópico en el que el mundo queda dividido en tres superestados que mantienen una guerra eterna. Uno de ellos, llamado Oceanía, es gobernado por el Gran Hermano, y la Policía del Pensamiento arresta a aquellos ciudadanos que tienen ideas contrarias a las consignas del Partido. Ese es el universo de Winston Smith, un integrante del Ministerio de la Verdad, cuyo trabajo es reescribir la historia. En la novela, Winston comienza un romance prohibido con Julia, que trabaja en el Departamento de Ficción.

La obra, que popularizó el bastardeado término “orwelliano”, tendrá su propia reescritura oficial desde el punto de vista de Julia, en una novela que llevará su nombre y que estará escrita por la novelista estadounidense Sandra Newman. La editorial Granta habló con The Guardian acerca de la publicación de Julia y cómo ella entiende el mundo de Oceanía “mucho mejor que Winston”.

“En cierto modo, ella es mucho más aguda que Winston y mucho menos susceptible a la propaganda del Partido”, dijo la editorial. “También despierta una suerte de envidia en él, al contarle que durante los Dos Minutos de Odio (ritual diario en que les muestran enemigos del Partido para despertar su ira) su gran dificultad era evitar estallar en carcajadas. Pero sólo cuestiona las enseñanzas del Partido cuando de alguna manera tocan su propia vida. Está dispuesta a aceptar la mitología oficial, simplemente porque la diferencia entre verdad y falsedad no le parece importante”.

Hasta conocer a Winston, Julia no se había imaginado otro mundo. “No creía en nada y no le importaba en absoluto la política. Rompía las reglas en forma rutinaria, pero también colaboraba con el régimen cuando era necesario. Era una ciudadana ideal de Oceanía. Pero cuando un día, al encontrarse caminando hacia Winston Smith en un largo pasillo, impulsivamente le entrega una nota, un gesto potencialmente suicida, se da cuenta de que está perdiendo el control y ya no puede navegar con seguridad por su mundo”, agregó Granta.

Los herederos de George Orwell dijeron que “llevaban un tiempo buscando” a un autor que contara la historia de la amante de Winston y que Sandra Newman “resultó ser la persona perfecta”. Richard Blair, hijo del novelista -cuyo verdadero nombre era Eric Blair-, fue consultado y dio su aprobación al proyecto.

Bill Hamilton, albacea literario de la herencia de Orwell, dijo que dos de las preguntas sin contestar en 1984 son qué ve Julia en Winston y cómo ella se abrió camino a través de la jerarquía del Partido. “Sandra se mete bajo la piel del mundo de Gran Hermano de una manera convincente que al mismo tiempo es fiel al original y ofrece una narrativa dramáticamente diferente que se planta junto a la original. Los millones de lectores que crecieron con la novela encontrarán una acompañante provocativa y satisfactoria”.

En los últimos años fueron publicadas varios recuentos femeninos de historias clásicas, como A Thousand Ships (Mil barcos), de Natalie Haynes, que reimagina la Guerra de Troya desde la perspectiva de las mujeres que participaron en ella, o El silencio de las mujeres, de Pat Barker, que cuenta la versión de Briseida de los hechos de La Ilíada.