La subsecretaria de Educación y Cultura, Ana Ribeiro, presentó “El caballo blanco”, un poema de Juana de Ibarbourou que fue donado el jueves a la Biblioteca Nacional. Antes de compartirlo con la audiencia del programa En perspectiva, que conduce Emiliano Cotelo, la historiadora detalló el origen del texto.
En 1963, a instancias de un conocido en común, la renombrada poeta le dedicó y obsequió un texto al artista y crítico Jorge Abbondanza, a quien seguía con mucha admiración. Por estos días, al cumplirse un año de su desaparición física, el también artista Enrique Silveira, quien fuera pareja de Abbondanza, manifestó su deseo de donar la pieza.
El original del poema fue entregado a Valentín Trujillo, director de la Biblioteca Nacional, y ahora forma parte del archivo literario. “Es el lugar natural para este pequeño poema”, manifestó Ribeiro, quien recibió una copia para cumplir otro deseo. “Jorge te quería tanto, que yo querría que lo leas tú en alguna radio. Que seas tú la que lo dé a conocer”, le dijo Silveira.
“La hoja revela una cosa rápida de improvisación. Hay incluso una tachadura. Es un original, no lo pasó en limpio. Es muy verosímil que lo haya escrito en el momento”, agregó Ribeiro sobre el poema en cuestión. Luego, leyó para los oyentes “El caballo blanco”, que es “la descripción de un caballo que ella ve pasar corriendo”. Presentado como “inédito”, puede encontrarse en internet, donde se afirma que el periódico argentino La Nación lo publicó en 1964. Esta versión tiene pequeñas diferencias con la leída en la radio.
El caballo blanco
Lo vi pasar tan raudo que diría
que dos alas alzaban la montura,
que no era un animal, sino la pura
base de un ángel que con él corría.
Centella, espuma, nieve y elegía
pasó ante mí mientras la tarde oscura
me anudaba su rosa en la cintura
y en un aire de estrellas la mecía.
No vi jinete, cabezal ni lazo.
Era sólo carrera en el ocaso
ya sin luz, sin promesas ni esperanza.
Blanco y apocalíptico se iba,
cada vez más ingrávido hacia arriba
como el hervor helado de una lanza.
Antes de despedirse, Ribeiro reflexionó acerca de por qué Juana de Ibarbourou le regaló este poema en particular a Abbondanza. “Lo que veo acá es alguien pleno de libertad al que acechan las cosas propias de la vida, y en esa carrera lo que hace es demostrar independencia, ser dueño de su rumbo. Jorge era así: no había cabezal ni lazo para Jorge. Era un hombre de una absoluta independencia intelectual. Yo lo entendí en esa clave”.