La Real Academia Española (RAE) dio a conocer una selección de las incorporaciones y modificaciones que se introducen en la versión 23.7 de la edición digital de su Diccionario de la Lengua.

A nivel estructural, el cambio más importante es que, a partir de ahora, las definiciones de cada término incluyen sus posibles antónimos y sinónimos. El director de la RAE y presidente de la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale), Santiago Muñoz Machado, afirmó que “no hay otro diccionario con estas prestaciones”.

Entre la cosecha de palabras cuya existencia pasan a consignar la RAE y la Asale, se destaca “machirulo”: 1.Despectivo, coloquial: Dicho de una persona, especialmente de un hombre. Que exhibe una actitud machista. Usado también como sustantivo. “En la reunión había varios machirulos”. 2. Despectivo, coloquial: Propio o característico de un machirulo. “Una respuesta muy machirula”.

Quizás para compensar también desde ahora se consigna la acepción peyorativa de “matriarcado” (“Predominio o fuerte ascendiente femenino en una sociedad o grupo”), así como la de “patriarcado”.

Entre términos que ingresan, nuevas acepciones de palabras que ya existían, enmiendas a artículos y supresiones, las modificaciones alcanzan las 4.381.

Género y ambientalismos

Hay términos que deben su ingreso a luchas sociales y políticas. Por ejemplo, la palabra “autodeterminación” ahora admite la acepción “de género” (“Derecho de una persona a decidir libremente su sexo a partir de su identidad de género”), “binario” incorpora “no binario” (“Que no percibe su identidad de género en términos binarios de hombre o mujer”), “disforia” añade “de género” (“Psiquiatría: Angustia o malestar persistente en una persona causados por la falta de correspondencia entre su sexo biológico y su identidad de género”) e “identidad” gana los complementos “de género” (“Percepción que cada persona tiene de su propio género, que puede coincidir o no con su sexo biológico”) y “sexual” (“Conjunto de propiedades biológicas que permiten diferenciar a los individuos entre hembras y machos en aquellas especies animales donde se da el dimorfismo sexual”).

Algo parecido ocurre con “huella”, que suma “de carbono” (“Medida de la cantidad de gases de efecto invernadero producidos por las diversas actividades realizadas por un individuo, una comunidad o una organización”), “ecológica” (“Indicador de sostenibilidad ambiental que mide el consumo de los recursos naturales con respecto a su capacidad de regenerarse”) e “hídrica” (“Indicador ambiental que mide el volumen total de agua dulce que se utiliza para producir bienes y servicios”). También aparece por primera vez “descarbonizar” (“Reducir las emisiones de carbono, especialmente las que se producen en forma de dióxido de carbono”).

Sexting con VAR

Esta comunicación anual de la RAE suele invitar al examen más o menos liviano de las novedades, dado que buena parte de ellas son términos que o bien ya conocemos desde hace tiempo o bien son usados en otras partes y alguna de sus características nos resulta curiosa.

Por ejemplo, podemos decir que ya los dinosaurios usaban la acepción de “dinosaurio” que la RAE acaba de captar (“Persona veterana y de relevancia en el pasado, pero anticuada en la actualidad”, “persona que se ha quedado anticuada, especialmente en el uso de las tecnologías recientes”).

Algo parecido ocurre con “encantado/da” (“Que está muy a gusto o contento con algo o con alguien” y también “usado como fórmula de saludo en las presentaciones”).

Además, ahora aparece como aceptado el verbo “ficcionar” (“Convertir en ficción algo real o darle forma de ficción”), lo que nos habilita a ficcionar las peripecias de un académico con gusto por los superhéroes y responsable de que hayan ingresado “villano” (“Personaje de ficción malvado, antagonista del héroe”), “supervillano” (igual, pero “muy malvado”) y “criptonita” (también con ka). Del palo de la ciencia ficción se dejó entrar a “alien” como equivalente a “alienígena” (“extraterrestre”).

Ya en el terreno específico del cine llegaron “oscarizar” (“premiar con un Oscar”) y “macguffin” (“Motivo argumental que hace avanzar la trama, aunque no tenga gran relevancia en sí mismo”), así como su origen (“tomado por A Hitchcock, 1899–1980, director de cine inglés, de una historieta que incluía este recurso”).

Asimismo, la RAE se pone a tiro con nuevas costumbres, aunque algunas son más peligrosas que otras: aparecen “balconing” (“Práctica que consiste en saltar a la piscina de un hotel desde el balcón o la terraza de una habitación, generalmente por diversión”), “sexting” (“Envío o intercambio de imágenes o mensajes de texto con un contenido sexual explícito a través de un dispositivo electrónico, especialmente un teléfono celular”) y “perrear” (“bailar perreo”, ese “baile que se ejecuta generalmente a ritmo de reguetón, con eróticos movimientos de caderas, y en el que, cuando se baila por parejas, el hombre se coloca habitualmente detrás de la mujer con los cuerpos muy juntos”).

La gente del fútbol, por su parte, ya puede usar “VAR” en vez de “videoarbitraje” y los costarricenses seguro festejarán que desde ahora la expresión “pura vida” es consignada en sus distintos usos.

El concepto “universalismo” también demoró lo suyo en ingresar al diccionario (“Preponderancia de lo universal frente a lo particular. En el discurso se contraponen continuamente el universalismo y el relativismo”), pero, después de todo, se comprende, porque un diccionario es una suma de particularidades.