Hoy quería hablarles un poco de una novela de Don DeLillo. El asunto es que Ignacio Alcuri vio la película Ruido de fondo, que está basada en una obra de este escritor estadounidense, que hoy tiene 86 años y que desde hace cinco décadas escribe un tipo de ficciones inquietantemente actuales.

Por ejemplo, en Ruido de fondo el nudo de la historia es un “evento tóxico” demasiado parecido al que tuvo lugar hace tres semanas en Ohio, sólo que la novela fue publicada en 1985.

El principio de la novela tiene pocas pistas acerca de lo que va a ocurrir. Sabemos que los personajes principales –una pareja de profesores con hijos– están un poco angustiados por la idea de la muerte, pero pasan unas cuantas páginas que la trama deja el campus universitario y pasa a ser una de evacuación, contaminación, incertidumbre.

En la tercera parte las cosas parecen retornar a la normalidad, pero nuevamente –un poco como en una novela de César Aira, pero con más soporte argumental– la historia pega un vuelco que involucra experimentos farmacéuticos y un “cambio de género” (literario).

La prosa, en un estilema que imitarían luego autores como David Foster Wallace y Douglas Coupland, está atravesada por encadenamientos de consignas publicitarias y advertencias de seguridad que encontramos en lugares públicos.

Como muchos de los escritores de los llamados posmodernos, DeLillo emplea bastante la “paranoia creativa”, es decir, la convicción de que hay que tratar de encontrarles sentido a hechos en apariencia dispares como la cultura pop, las decisiones gubernamentales o los cambios en el clima, por nombrar sólo algunos ámbitos desde los que se emiten “señales” que hay que conectar para encontrar una ilación lógica.

La adaptación a la pantalla que hizo Noah Baumbach (el de Historia de un matrimonio) conserva muchos de los diálogos de la novela y traslada unas cuantas de las ideas llamativas de DeLillo. Por ejemplo, en la escena de apertura, un colega del protagonista da una clase sobre los choques de autos en el cine hollywoodense y argumenta que no se trata de escenas trágicas, sino celebratorias. Otro ejemplo: el propio protagonista es un renombrado experto en “estudios de Hitler”, y se sugiere que hay un vínculo entre su forma de seducir a las masas y la de Elvis Presley.

En otros momentos, en cambio, Baumbach no encuentra la forma de adaptar el humor que hay en la novela y hay algunas secuencias que parecen tomadas de una película familiar de Disney. El director también se las arregla para llevar todo hacia el terreno de su especialidad: la comedia romántica.

La película de Netflix es de todos modos una buena introducción al mundo de DeLillo, ya que conserva mucho de su gran imaginación. Ruido de fondo es la más conocida de sus “novelas chicas”. Entre las otras –verdaderos libracos– se destacan Libra, sobre el asesino del presidente John F Kennedy, y Submundo (Underworld), un ambicioso intento de contar la historia estadounidense a través de la vida de un encargado de manejar desechos nucleares.

Dónde leerlo

Muchas de las novelas de DeLillo se pueden leer gratis en la Biblioteca País de Ceibal.

Un fragmento

En inglés, la novela se llama White Noise, lo que literalmente sería “ruido blanco”. Se le llama así a un sonido aleatorio que tiene la misma intensidad en distintas frecuencias. Si no saben bien a qué me refiero, el sonido del mar se le parece un poco.

Este tipo de sonido se usa para varias cosas; entre ellas, para calmar a las personas, pero también para confundirlas. En la novela de DeLillo, se trata de una metáfora del constante bombardeo de información y estímulos consumistas a los que estaba sometida la sociedad estadounidense ya en la década de 1980.

Además, DeLillo usa el “ruido de fondo” como imagen casi poética. En este pasaje, el protagonista se encuentra con su némesis, un hombre que repite datos y eslóganes inconexos:

Di otro paso hacia el centro del cuarto. Mientras que la imagen del televisor saltaba, se sacudía, se entrampaba en gruñidos, Mink parecía volverse más vívido. La naturaleza precisa de los acontecimientos. Cosas en su estado real. Finalmente salió de su pliegue profundo, elevándose claramente por sobre el aire viciado. Ruido blanco por todas partes”.

Dahl en la encrucijada

Cambiemos de tema. Hace unos días, se supo que en inglés las historias de Roald Dahl –el autor de Matilda- serán adaptadas para que algunos de sus pasajes no ofendan a colectivos específicos. Para qué: la decisión causó indignación entre muchos escritores actuales, aunque también es cierto que no se ha difundido mucho la opinión de personas que podrían haberse sentido afectadas por la irreverencia de Dahl.

Pero acá viene lo bueno: Rosanna Peveroni hizo una investigación sobre los libros de Dahl que se consiguen en plaza, y hay unos cuantos.

Habla Kohan

La semana pasada publicamos esta conversación con el escritor argentino Martín Kohan, centrada en su último libro de ensayos ¿Hola? Un réquiem para el teléfono, “Esa forma que se inventó con la aparición del teléfono, que era un contacto sin cara a cara, pero de presencia, va siendo reemplazada por formas en que el contacto queda diferido”, dice el autor de Ciencias morales.