En un mundo mágico que un día se quedó (casi) sin magia, un hombre de pocas palabras que anda penando por su esposa, termina en medio del enfrentamiento entre un pueblo amurallado y una fortaleza móvil montada sobre un gigante. Así arrancaba Coda, la historieta dibujada por Matías Bergara con guiones de Simon Spurrier, que se publicó en Estados Unidos entre 2018 y 2019, y entre otras cosas le valió al artista uruguayo una nominación a los Premios Eisner, los más importantes de la historieta en el país del norte.
Los 12 números y sus posteriores recopilaciones fueron encontrando un público, y al menos a Bergara le quedaban ganas de volver a aquel mundo cuya decadencia estaba tan bellamente ilustrada. Y después de colaboraciones puntuales de la pareja creativa, además de la novela gráfica muda Step by Bloody Step, Simon y Matías decidieron contar una nueva aventura, que saldrá a la venta a partir de setiembre.
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El dibujante conversó con la diaria acerca del proyecto original, de las alegrías que representó para ambos y cómo tenía tantas ganas de volver, que estuvo a punto de hacerlo en solitario. “Con Simon no nos conocíamos de antes. Nos presentó un editor en común que sabía que a mí me gustaba dibujar fantasía. Simon ya tenía perfilado el primer número de Coda y un vistazo general de la historia, y empezamos a trabajar recontra bien de inmediato”.
“Recuerdo sentir una gran emoción y muchas ganas de dibujar, muchas ganas de crear, porque era una historia que me lo permitía. La fantasía en general te permite inventar un montón de cosas y a mí lo que más me viene gustando de la parte de dibujar es poder inventar cosas. Inmediatamente agarré vuelo y desde que empezamos en 2018 ha sido un proceso que se ha pasado bastante rápido, como todas las cosas divertidas”.
Tanto el guionista como el editor le dieron libertad para trabajar los conceptos. “Tiré algunas ilustraciones al principio, porque tenía una idea bastante clara de lo que quería hacer, y como gustó me dijeron: ‘Hacé lo que tengas ganas, dibujalo como quieras porque va a andar bien’. A veces discutimos cómo armar una página, qué personajes poner o no poner, pero a un nivel un poco conceptual; la parte de dibujar la hago enteramente solo. Entrego las páginas y salen como las entrego”.
Según Bergara, la serie fue “creciendo de a poco”, como ocurre con títulos de un equipo creativo que en ese momento no era tan conocido. “Quienes tienen ojo para la historieta, la siguieron desde el número uno, y después se ha ido sumando mucha más gente y hoy es una serie bastante conocida, sobre todo entre gente de lugares laterales a la historieta: gente menor de 30, que consume más animación que cómics, del mundo de la ilustración, del diseño gráfico. Son los que me contactan, los que recomiendan el libro y lo mueven también. Es un long seller, que tal vez no vende muchísimo al principio pero no se pincha, sigue vendiendo y encontrando público nuevo”.
A raíz de su trabajo en Coda, fue nominado como mejor artista a los Premios Eisner, que consideró “una cosa más simbólica y casi que puertas adentro de la industria, porque para el lado de afuera no impacta demasiado. La gente no le va a dar más bola a tu libro si viene legitimado por una nominación o un premio. Que es importante, no digo que no lo sea, pero el público elige lo que quiere leer y no se fija mucho en la cosa de los premios”. Sí destacó el salto a otros mercados. “Lo más lindo como autor es ver que mi libro se traduce a otro idioma. Eso quiere decir que está llegando a mucha más gente”.
¿Equipo que gana no se toca? Desde hace cuatro o cinco años años, Bergara trabaja casi exclusivamente con el británico Spurrier. “Me doy cuenta cuando trabajo mucho con un guionista porque cada vez escribe guiones más cortos, porque se da cuenta de que no me tiene que decir mucha cosa y que el trabajo generalmente sale mejor cuando tengo espacio para inventar o moverme como voy viendo necesario. En este caso la relación laboral es casi que perfecta, soñada, entre comillas, y los dos nos beneficiamos enormemente del punto de vista del otro”.
Sobre la secuela, el uruguayo dijo que era “el principal hincha” de que se concretara. “A Simon, como a muchos escritores, le gusta ir probando ideas nuevas y moviéndose de proyectos. Yo me aferré mucho más afectivamente a estos personajes y a este mundo, y hacía un par de años que quería volver con todo, incluso evalué hacerlo por mi propia cuenta, que es algo rarísimo porque no sé escribir ni lo hago habitualmente. Un día, en una conversación con Simon y nuestro editor, surgió el tema de cuándo íbamos a volver. Pusimos este año como fecha de regreso y empezamos a trabajar”. De todas maneras, Matías debutará como guionista de Coda en una historia corta, que también dibujó, que estará incluida en la edición en tapa dura que recopilará toda la historia original.
Por último, dejó un adelanto de lo que podrá leerse más adelante en el año. “Hay una gigantesca luna artificial, creada con un hechizo, que está creando un desastre ambiental en el mundo donde viven todos estos personajes. Esto pasa poco tiempo después de la primera historia, y ya empezamos así, con un problema grande a resolver”.