Con la novela El monte de las furias la escritora uruguaya Fernanda Trías es la ganadora del premio Sor Juana Inés de la Cruz 2025, que se entrega en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara y está orientado a autoras en lengua española.

Trías ya había ganado el premio en 2021 por Mugre rosa, por lo que se convirtió en la segunda autora en ganar el Sor Juana dos veces; la antecede la mexicana Cristina Rivera Garza, quien lo obtuvo en 2001 por Nadie me verá llorar y en 2009 por La muerte me da.

El jurado, integrado por Giselle Etcheverry Walker, Patricia Córdova Abundis y Julián Herbert, anotó que El monte de las furias es “una novela que se enraíza en la tradición narrativa latinoamericana, reconfigurándola mediante un excepcional punto de vista femenino lleno de hallazgos y matices”. Su protagonista es una mujer que ha decidido aislarse en un lugar apartado, pero comienza a encontrar cadáveres cerca de su casa.

“Somos el resultado de un cruce”

Trías, que finalizó hace unos días una residencia en el castillo medieval italiano donde funciona la fundación Civitella Ranieri, habló con la diaria acerca del premio: “Fue una experiencia de seis semanas espectacular, muy enriquecedora en todos los sentidos, y me pude concentrar mucho en terminar un libro de ensayos que va a salir el año que viene. Fue algo que ya de por sí venía celebrando, entonces que al final de la residencia llegara esta noticia fue la coronación de una gran etapa que realmente empezó en enero, cuando viajé a España para presentar El monte de las furias. Había empezado a escribir el libro en 2020, todavía en cuarentena, así que fue como una coronación de esa etapa. Ha sido muy emocionante”.

“Sentí un gran orgullo celeste, que me salió ahí porque recibí muchísimos mensajes afectuosos y celebratorios de gente de Uruguay y de muchos uruguayos amigos y no amigos y lectores anónimos que sentí que se alegraron sinceramente. También eso me emocionó. Y tengo un gran agradecimiento al jurado, que es muy respetado por mí. No es el mismo jurado que premió Mugre rosa, porque está el escritor mexicano Julian Herbert, que es un gran escritor, que es un gran lector. Giselle Etcheverry y Patricia Córdova son intelectuales a las que valoro mucho, y agradezco que hayan valorado el trabajo que intenté hacer en El monte de las furias. Por eso, lo primero que me vino a la mente es decir ‘gracias’, porque al parecer fracasé mejor, que es lo que siempre estoy intentando hacer”, dijo Trías.

“Recuerdo una de las cosas que le dije a Hebert Benítez en la entrevista para la diaria, que es de mis favoritas: en Mugre rosa estaba mi interés por la relación entre humanos y naturaleza, y más principalmente mujer-naturaleza, y la novela se enfocaba más en la experiencia de la ciudad, de la ciudad derruida, de las ruinas, de lo que es la ruina, el pensamiento, como ciertas reflexiones también sobre la ruina, los escombros, el monumento, lo que queda, lo que va a quedar de nosotros. Ahora que estoy en Italia, viendo tantas ruinas, eso vuelve a estar en el horizonte. Pero cuando terminé Mugre rosa sentí la necesidad de ir aún más lejos, para lo cual tenía que salirme de la ciudad”, agregó en referencia a la locación “rural” de El monte de las furias.

“Eso ya de por sí era un gran riesgo para mí, porque todo lo que he escrito es muy urbano, pero me gusta asumir riesgos. Creo que lo que me mantiene escribiendo es que puedo, en cada libro, asumir un riesgo distinto, para mí, no para la humanidad, pero sí para mí. Me preguntaba si podía haber ido más allá, si con Mugre rosa podía haber ido más allá. Hice algunas búsquedas y algunos experimentos con los verbos, entre varias cosas, pero sentía que podría haber ido más lejos. Por eso, empecé El monte de las furias con la intención de seguir llevando más al límite ciertas experimentaciones y ciertas búsquedas, sobre todo centradas en el lenguaje y en la forma de la novela. En ese sentido, pienso en todo lo que escribo como un continuo”, dijo.

El premio, de algún modo, recompensa la apuesta: “Me reafirma en esa necesidad de seguir hurgando en el lenguaje y afianzando una poética. Creo que El monte de las furias es realmente una declaración de una poética. Todo lo que tiene que ver con la velocidad, con lo que se les pide a los libros, la trama, el enganche, la acción, todas esas cosas a mí me resultan completamente absurdas. Para mí lo revolucionario en esta época es hacer un giro hacia lo poético, porque la poesía es, sin duda, de todos los lenguajes, el que más trabaja con lo incomunicable, por eso creo que, en una época que nos exige una legibilidad y una literalidad total, hacer un giro hacia la poesía es un gesto de resistencia”.

Acerca del lugar del premio en el ámbito internacional, la escritora reflexionó: “Como uruguayos somos un cruce, somos el resultado de un cruce. Y también como latinoamericanos. En todo caso, el concepto de lo latinoamericano es tan difícil y tan escabroso justamente porque depende de dónde se nombre. Cuando somos nombrados desde España y se nos masifica como los latinoamericanos, obviamente tenemos que resistir esa etiqueta, pero cuando nosotros la asumimos y la reclamamos para nosotros y la nombramos desde acá es importante, porque nos reconocemos como un cruce, como una mezcla desde donde sale lo más interesante. Lo más interesante que se está escribiendo en este momento en español es desde América Latina. Esa misma idea, la misma mezcla que soy yo, está en mi escritura. Me dicen que tengo acento, que esto, que lo otro, que mezclo palabras. El imaginario de la montaña es de otras partes, pero todo el lenguaje que está en la novela es obviamente uruguayo. Yo quise abrazar esa mezcla en Mugre rosa. Me decía: ‘pero esto es ciencia ficción, pero esto es realismo’. Pero a mí lo que me gusta es, primero, caminar esas fronteras y, segundo, cruzarlas para un lado y para el otro, y no respetar. Para mí es muy importante irrespetar”.

La suma vuelve a El monte de las furias una novela difícil de encasillar: “No es gótico, no es gótico andino, no es terror, obviamente, pero tampoco es realismo rural, tiene algún elemento fantástico… La búsqueda en la que estoy en los últimos años me pidió llevar más allá la mezcla de dos mundos, de dos imaginarios, que en el fondo son representativos de lo que yo soy”.

Acerca de haber recibido doblemente el Sor Juana, Trías dijo: “Claro que estoy muy contenta. Siempre te queda el resquicio de esperanza, pero la verdad es que me parecía casi imposible que me lo dieran dos veces con dos novelas seguidas. Si bien Cristina Rivera Garza lo había ganado dos veces, habían pasado ocho años entre medio, eran novelas que no eran tan seguidas. En ese sentido, también agradezco mucho al jurado la valentía de decir ‘bueno, esta novela nosotros creemos que se la merece y no importan esas otras consideraciones, se la vamos a dar igual’. Es muy importante para mí.

El Sor Juana Inés de la Cruz fue creado durante el Tercer Simposio Escritura de Mujeres de América Latina en 1992 y al año siguiente premió a la mexicana Angelina Muñiz-Huberman. Entre sus ganadoras están la uruguaya Claudia Amengual, las mexicanas Elena Garro y Margo Glantz, la nicaragüense Gioconda Belli, las argentinas Claudia Piñeiro, Gabriela Cabezón Cámara, María Gainza y Camila Sosa Villada, la española Almudena Grandes y las chilenas Lina Meruane y Nona Fernández.

El premio es organizado por la universidad privada Claustro de Sor Juana, que funciona en el antiguo convento donde residió la poeta y religiosa Sor Juana Inés de la Cruz. Trías recibirá el premio el 3 de diciembre en Guadalajara.