Las dos principales instituciones que ofician de ángeles de la guarda del idioma español llevan varios meses de enfrentamientos. El choque entre el Instituto Cervantes y la Real Academia Española (RAE) sería una extensión de la hostilidad entre sus directores, Luis García Montero y Santiago Muñoz Machado, respectivamente.

Primero están las diferencias ideológicas. En una entrevista con Vanity Fair, García Montero fue consultado sobre el lenguaje inclusivo. “El lenguaje pertenece a las personas”, dijo en su momento. “Si no hacemos a las personas evolucionar, de nada nos sirve decirles cómo deben hablar. A partir de entonces, se notará cómo en la sociedad queda un lenguaje inclusivo, vivido con mucha naturalidad”.

Agregó que, si bien “el plural tradicional” es inclusivo, como “ciudadanos” para referirse a hombres y mujeres, “en la sociedad en la que vivo ahora, no me acomodo a ese plural; me gusta decir ciudadanía. Cuando voy a clase, trato de referirme a mi alumnado; de alguna manera quiero que se note que en mi conciencia están mis alumnas, además de mis alumnos”. Y si bien le gusta poco el uso de términos como “amigues”, fue tajante: “Defiendo filológicamente el lenguaje inclusivo”. La RAE lleva años señalando que el uso de la “e” es “ajeno a la morfología del español, además de innecesario, pues el masculino gramatical ya cumple esa función como término no marcado de la oposición de género”.

De todos modos, el choque se volvió personal en octubre cuando justo antes del comienzo del Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE), en Arequipa, Perú, el director del Cervantes disparó directamente contra Muñoz Machado. “Tengo que reconocer que, como filólogo, yo estaba acostumbrado a hablar en la RAE con Fernando Lázaro Carreter, Víctor García de la Concha, Darío Villanueva... grandes filólogos y grandes hombres de la cultura. Y ahora la RAE está en manos de un catedrático de Derecho Administrativo experto en llevar negocios desde su despacho para empresas multimillonarias. Eso, personalmente, crea unas distancias”.

“Nosotros, por la definición del instituto, nos sentimos vinculados con la diversidad de las lenguas del Estado, y no comprendemos la cerrazón de lo que es reconocer una riqueza. Nos sentimos parte de una comunidad que para proyectar el español debe reconocer que formamos parte de ella y que nadie debe decirles a los demás cómo tienen que hablar, sino mantener la unidad dentro del respeto a cada cual”, agregó García Montero.

La RAE no tardó en responder con un comunicado en el que manifestó “por unanimidad su absoluta repulsa por las incomprensibles manifestaciones del señor García Montero, por completo desafortunadas e inoportunas en la víspera del comienzo del X CILE”. La nota agregó: “Esta es una ocasión fundamental para la cultura y la lengua españolas, que reúne representaciones de todas las naciones hispanohablantes, que el director del Cervantes ha enturbiado con sus declaraciones”. Algunos académicos lo interpretaron como un intento del gobierno de “colonizar” la institución, con el director del Cervantes como “peón” en esa batalla. Por su parte, el Senado español, con mayoría del Partido Popular (PP), reprobó las declaraciones por considerarlas una “intromisión directa injustificable”.

La siguiente batalla se dio la semana pasada, con la celebración del siguiente CILE como una especie de trofeo de guerra. La designación de Panamá como próxima sede llevó a que García Montero volviera a cargar contra la Academia y su director. En un desayuno con la prensa dijo que la RAE decidió “por su cuenta” el lugar del próximo congreso.

“El Instituto Cervantes tiene dos situaciones: la primera, que se entera, porque se lo comentan otras academias, de que el director de la Academia de la lengua española por su cuenta ha decidido que sea en Panamá. Entonces, a partir de ahí, tenemos que no ofender a Panamá porque nos interesan las relaciones internacionales y no permitir las ofensas a una institución de Estado como el Instituto Cervantes a las que nos tiene acostumbrados el director de la Real Academia Española”, agregó. Y volvió a atacar a Muñoz Machado: “Me mantengo en lo que dije; la Academia debería tener un filólogo de calidad como director, no un abogado de negocios”.

Fuentes de la RAE citadas por El Mundo señalaron que el acuerdo que designó a Panamá “no ha sido tomado por el director” de la Academia, “sino por la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale)”, formada por 23 academias. El acuerdo votado durante la reunión en Perú habría sido unánime, pero no se había comunicado porque todavía faltan tres años y “por la situación de tensión y desencuentro que el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, provocó en Arequipa”.

El Cervantes no dio un solo paso atrás y en otro comunicado afirmó que la RAE, que ostenta la presidencia nata de la Asale, “utiliza las academias latinoamericanas” para provocar “daños a las relaciones institucionales y culturales con Panamá”. Y explicó que la designación de las sedes de los CILE se consensúa entre ambas instituciones.