En la Laguna del Sauce se encontró un nivel por encima del permitido de la la microcistina-LR, una toxina de la cianobacteria. Se detectaron 1,32 microgramos por litro en el agua bruta, mientras que en el agua elevada los valores fueron normales.

Los datos se desprenden deun monitoreo que realizó la Unidad Reguladora de Servicios de Energía y Agua (Ursea) a partir de 500 muestras tomadas en 200 puntos del país, en el período de 2019 y 2020, a la que accedió la diaria a través de un pedido de acceso a la información pública.

Para tener referencias, el valor máximo aceptado de esta toxina es de 1 ug/l, el agua bruta es la extraída del propio ecosistema -en este caso, de la laguna- y el agua elevada es aquella que pasó por un tratamiento de potabilización y está pronta para enviarse a la red de suministro.

Néstor Mazzeo, doctor en ciencias e integrante de la Comisión de Cuenca de Laguna del Sauce en representación del instituto de investigación SARAS y del CURE Maldonado, señaló que la Laguna del Sauce tiene dos grandes desafíos: el control de los metabolitos (moléculas) que generan mal olor y sabor, y el control de las toxinas que producen las cianobacterias. La peor crisis por cianobacterias en el departamento fue en 2015, debido a los altos niveles de saxitoxina.

“A pesar de los altos niveles de toxinas, el desempeño de la planta de potabilización fue muy bueno. En el caso de Laguna del Sauce la planta cuenta con un laboratorio que fue de los primeros en comenzar a hacer análisis de detección de toxinas”, recordó. Además, aseguró que entre noviembre y abril los monitoreos de toxinas se realizan una vez por semana.

En la temporada 2019-2020 hubo nuevamente un afloramiento de la saxitoxina, pero en esa oportunidad pudo controlarse gracias a la acumulación de aprendizaje “que permitió explorar otras alternativas”, consideró Mazzeo.

A partir de la crisis de 2015, la Comisión de Cuenca de Laguna del Sauce comenzó a integrar nuevos actores, sobre todo de la sociedad civil pero también de productores agropecuarios cercanos a la cuenca de la laguna. También se vio una un mayor coordinación entre el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca y el Ministerio de Ambiente en proyectos dirigidos a evitar el aporte “difuso” de nutrientes, vinculado a las prácticas de fertilización del medio rural, agregó.

“El aporte difuso es más difícil de detectar porque involucra a una multiplicidad de productores que están en la cuenca y porque no hay posibilidad de hacer un seguimiento a lo qué está haciendo cada productor en su predio. El avance efectivo pasa por la incorporación de buenas prácticas y por una apropiación de esas estrategias por parte de los productores. Eso involucra cambios culturales”, expresó.

La Comisión de Laguna del Sauce se creó en 2010, lleva 11 años de funcionamiento ininterrumpido y en ella interactúan actores públicos y privados a nivel nacional, departamental y municipal. La función de la comisión es “analizar las problemáticas desde distintas perspectivas y tratar de definir alternativas y planes”, que luego deben ser aplicados por el Estado.

Mazzeo valoró la existencia de la Ursea como órgano de contralor y manifestó que este tipo de monitoreos son necesarios, principalmente, durante el proceso de potabilización y en la distribución, ya que en estas etapas aparecen problemas asociados a múltiples factores, por ejemplo, el momento del año en el que se toma la muestra.

En Maldonado, por ejemplo, la diferencia poblacional en la temporada alta y en la temporada baja influye en la calidad del agua. Pasado abril, la cantidad de personas baja abruptamente y el agua permanece estancada en la red de distribución. “Siempre van a aparecer algunos llamados de atención en los muestreos de la red de distribución”, dijo a la diaria.

En el caso del arsénico -detectado por la Ursea en localidades de Soriano, Paysandú, San José y Colonia- es posible detectarlo en la distribución y comenzar a rastrear hacia atrás para entender la causa del problema. Sin embargo, esa “relación lineal” no es posible de trazar en todos los casos.

La presencia de coliformes en la red de distribución no siempre significa que el problema proviene de la fuente de agua (o agua bruta), sino que puede ser el resultado de diversas variables. Por ejemplo, malas maniobras en la planta potabilizadora o cuando se pichan caños al construir veredas, ilustró.

El monitoreo de la Ursea encontró niveles altos de cloroformo en Melo, de fluoruro en Quebracho (Cerro Largo), de nitrato -un componente de los fertilizantes inorgánicos- en Conchillas (Colonia), de la bacteria Pseudemonas aeruginosa en Cuareim (Artigas); Araminda (Canelones); Artilleros (Colonia); Rossel y Rius y Villa del Carmen (Durazno); Ismael Cortinas (Flores); Casupá (Florida); Piedras Coloradas (Paysandú); Paso de la Cruz (Río Negro); Chuy y Santa Teresa (Rocha); Libertad y Mal Abrigo (San José), y Paso Bonilla (Tacuarembó).