La Red Unión de la Costa (RUC) envió una carta a jerarcas del Ministerio de Ambiente (MA) para manifestar su preocupación por la intervención de un enrocado que el Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP) implementó semanas atrás en la playa Mansa de Balneario Solís.
“Esta intervención no cuenta hasta la fecha con la correspondiente Autorización Ambiental Previa del MA, algo preceptivo según el marco legal vigente”, advirtió la RUC en el escrito que envió al director nacional de Calidad y Evaluación Ambiental, Eduardo Andrés, y a su par de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (Dinabise), Gerardo Evia, el pasado jueves 24.
A este motivo de preocupación, la RUC sumó que “no se conoce en qué estudio técnico se basa” el enrocado, ya que “sólo han circulado dos páginas con dibujos y dos opciones de intervención”. Tras remarcar que “la faja costera es un lugar complejo y frágil, en el que interactúan una serie de factores naturales y antrópicos”, los colectivos ambientalistas enfatizaron que cada intervención “debe ser objeto de estudios previos en profundidad, e interdisciplinarios”.
La red considera que “no hay soluciones que funcionen bien en todos lados”, por lo que se debe considerar la especificidad del sitio, teniendo en cuenta “aspectos litológicos, de dinámica de los sedimentos, de topografía, de escorrentía, de presencia de napas, de sensibilidad al oleaje, de estado de la playa y su existente o inexistente cordón dunar, de la presencia de construcciones”.
El conglomerado de ambientalistas entiende, asimismo, que existe “la posibilidad significativa” de que esta intervención logre proteger una parte de la barranca donde está el Club de Solís, “pero acelere los procesos de erosión en la dirección de la deriva”, o sea hacia el oeste, donde se encuentra la Colonia de Vacaciones del Sindicato Médico del Uruguay (SMU), “severamente amenazada”.
En consecuencia, la RUC solicitó a las autoridades “una intervención rápida acorde con sus competencias, evaluando la intervención y asesorando, con el soporte de la mejor ciencia disponible, acerca de qué es mejor hacer en el estado actual de las cosas”.
Panario: “Ningún técnico del MA avalaría este disparate”
En la segunda semana de octubre, al ver el movimiento de maquinaria pesada y el trasiego de piedras, algunos vecinos realizaron denuncias al MA y solicitaron información sobre las gestiones del MTOP antes de concretar la intervención. Técnicos del MA hicieron después una inspección, pero los vecinos no lograron acceder a informes de evaluación ni recibieron datos sobre el proyecto. El procedimiento de enrocado continuó.
Tras esa denuncia y antes de que la RUC enviara su carta a Andrés y Evia, un grupo de vecinos logró reunirse con Hernán Ciganda, director nacional de Vialidad del MTOP y exalcalde de Solís Grande, y con la actual alcaldesa de esa jurisdicción, Patricia Martínez, en busca de información sobre el proyecto. Unos estaban a favor y otros en contra. El encuentro tuvo lugar el martes 22, unos días antes de las elecciones nacionales, en la sede del municipio local.
Ciganda y Martínez, que figuraban como candidatos a diputados por la lista 23, detrás de Rodrigo Blás, argumentaron que se trataba de una medida “de emergencia” ante el inminente derrumbe del Club Solís. Confirmaron que las piedras utilizadas eran “sobrantes de las obras de rehabilitación de la ruta 9” ejecutadas por el MTOP, y manifestaron que el plan era avanzar “por lo menos 600 metros más” para evitar el desplome de la infraestructura del hotel Alción.
Para el investigador Daniel Panario, catedrático de Geomorfología en la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República, “ningún técnico del MA autorizaría ese disparate”. “Creen que con piedras paran el mar, que tiene el tiempo del mundo para romper todo. Además, pusieron piedras chicas: cuando venga una tormenta va a desparramarlas por toda la playa y no se podrá caminar. Claramente, estaba sobrando piedra y las acumularon ahí, como las podían haber depositado en cualquier lado”, declaró a la diaria el experto en gestión del ambiente y de aguas.
Panario lleva décadas investigando la dinámica costera de esa zona y buscando soluciones para frenar la degradación, particularmente, a la altura del hotel Alción donde se encuentra la Colonia de Vacaciones del SMU. Con base en sus estudios, el científico sostiene que, desde fines de los 70 hasta la actualidad la costa retrocedió 40 metros en esa zona. Ahora la barranca se encuentra a un metro de la piscina del hotel y, aunque entiende que el desmoronamiento es inminente, cuestionó la medida del MTOP promovida por Ciganda y avalada por la Intendencia de Maldonado.
A su juicio, la defensa dura instalada frente al Club Solís incrementará la energía del oleaje e impactará aún más en las instalaciones del Alción. “Me consta que ningún técnico del MA avalaría ese disparate, pero estamos acostumbrados a que se autorizan cosas por razones políticas o porque hay dinero en juego. Se les ocurrió tirar unas piedras para quedar bien con los vecinos que desde hace años reclaman una solución”, fustigó.
Otras opciones que se deberían estudiar
El investigador indicó que “lo que se hace en el mundo entero” es intentar que la playa se convierta en una pequeña bahía. “Se endurecen dos puntos, dos cabos, entre los que avanza el mar, y cuando las olas empiezan a llegar paralelas a la costa se acabó la erosión, no hay más tránsito de sedimentos y se repone el sistema”, explicó.
Panario abogó por una “protección en serio” para el Alción y, en ese esquema, una de las opciones al generar la bahía sería aplicar un revoque grueso (con mallas de hierro o geotextiles dentro) y vigas de hormigón”, como se hace en países con zonas de montaña. “De ese modo se genera un cabo frente al hotel y el lugar no se erosiona más. Como entre ese punto y el Club Solís no hay construcciones, se genera un espacio para que la playa retroceda”, detalló.
Luego señaló que, si se insiste en seguir colocando piedras, “tienen que ser grandes, no pueden ser de cualquier tamaño” porque se esparcirían muy pronto en la zona, como ocurrió en Costa Azul (Rocha). El proceso, en todo caso, requiere estudios científicos que todavía no se han realizado. “Hay que calcular qué piedras no se moverían con las tormentas más grandes”, como las de 2005 o 2015, puso a modo de ejemplo.
“Se puede calcular el retroceso hasta el equilibrio, incluso, teniendo en cuenta la subida del mar. El Instituto de Mecánica de los Fluidos e Ingeniería Ambiental [de la Facultad de Ingeniería de la Udelar] puede hacer ese cálculo, pues tiene la información de oleaje”, sugirió el científico. Entretanto, la RUC espera una respuesta del MA.