La vigesimonovena Marcha del Silencio convocó a miles de personas que se aglutinaron en las calles céntricas de Maldonado bajo la consigna nacional “Ellos saben dónde están, exigimos respuestas. Nunca más terrorismo de Estado”. Organizadores y participantes consultados por la diaria coincidieron al evaluar que se trató de “la mayor convocatoria de los últimos años”.
Desde el Colectivo de Derechos Humanos -integrado por organizaciones sociales, feministas, estudiantes y agrupaciones de derechos humanos de varias localidades- también destacaron la “alta participación” de jóvenes, que llegaron con las remeras de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos, pancartas y velas, y que también realizaron intervenciones artísticas.
Ambos hechos -la cantidad de gente y la presencia de jóvenes- resultaron “esperanzadores” para los veteranos que llevan décadas en esta causa. “Es emocionante que la juventud tome ese compromiso, vaya tomando la posta”, opinó uno de los mayores, tiritando de frío tras uno de los carteles que recuerdan a cada desaparecido.
La movilización en la capital departamental comenzó a las 16.30, bastante antes de la ya tradicional concentración en la esquina de las calles Gutiérrez Ruiz y Zelmar Michelini, desde donde parte la Marcha del Silencio cada año. A esa hora, los transeúntes y automovilistas se encontraron con integrantes del Colectivo de Derechos Humanos que repartieron volantes.
Algunos con consignas, otros con un repaso de las acciones que han realizado organizaciones sociales y gremiales del departamento desde la creación de Crysol (2004) y la Coordinadora por Verdad y Justicia (2008), y otros insistiendo en concretar el sitio de memoria y museo de la memoria en Maldonado. “Desde nuestros colectivos planteamos formas y posibilidades para su ejecución, más allá del color político que tenga el gobierno de turno”, enfatizaron.
Una proclama no sólo para militares
Tras la mención de los 197 detenidos desaparecidos de la dictadura uruguaya, se escuchó la proclama, breve y contundente: “Con sus manos sucias de sangre, tienen la desfachatez de invocar a Artigas e ignoran el lema Con libertad no ofendo ni temo, que el pueblo hizo suyo en el combate contra los traidores a la patria, a quienes ahora y siempre exigimos que nos digan dónde están los desaparecidos”.
Otro tramo remarcó que “militares y civiles” saben la verdad y que, tras “inventar el cuento de los dos demonios”, pretenden “ocultar, negar y hasta prohibir la expresión terrorismo de Estado, borrar la historia y dar un paso más en la no siempre evidente batalla cultural”.
Después, la proclama sentenció que mientras no haya verdad, se seguirán agregando lugares de la memoria, marchas y concentraciones en todo el país. “Cada 20 de mayo se suma más pueblo para exigirles, a los que saben dónde están, que nos den respuestas, que seguimos esperando. Mientras no nos digan dónde están los desaparecidos, nos seguirán encontrado cada 20 de mayo en la Marcha del Silencio”, concluyó.
Por la mañana, la filial carolina de la Federación Nacional de Profesores de Enseñanza Secundaria y el Colectivo Cultivando la Memoria realizaron su marcha desde el centro de San Carlos hasta el Paseo de la Memoria Amelia Lavagna. Los organizadores apostaron por “un acto íntimo, sin proclamas”, en el que repasaron, como es tradicional, los nombres de las personas desaparecidas y asesinadas bajo el terrorismo de Estado.
Otras localidades del departamento -como Piriápolis, Pan de Azúcar y Gregorio Aznárez- también tuvieron su movilización, con tiempo para que los manifestantes se desplazaran luego a la marcha central en la capital fernandina. En Piriápolis, se destacó la participación de adolescentes de la UTU Arrayanes, quienes realizaron una intervención con margaritas “por iniciativa propia”, señalaron a la diaria fuentes de la organización. “Este año la marcha fue altamente mejor que las anteriores”, remarcó por su parte Alicia Martínez, una de las referentes del balneario en esta causa.
Además de sumarse al reclamo nacional, en Maldonado está pendiente la justicia sobre la desaparición forzada y asesinato bajo tortura del edil y dirigente sindical Horacio Gelós Bonilla y del militante del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros Eduardo Mondello; la verdad sobre la detención y muerte de Amelia Lavagna, cuyo caso se caratuló como suicidio, y sobre el secuestro de los hermanos argentinos Lila y Claudio Epelbaum en Punta del Este, repasó la semana pasada la edila del Partido Por la Victoria del Pueblo Beatriz Jaurena.
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