El Grupo de Mujeres Rurales de Maldonado lleva casi tres años de funcionamiento, a través de mesas de desarrollo departamental integradas por referentes de diferentes zonas. En una de esas instancias, el año pasado, alguien advirtió que en el establecimiento carcelario de Las Rosas había múltiples actividades para los varones, pero casi ninguna para las mujeres privadas de libertad.
El grupo decidió actuar e inició los trámites para ingresar a la cárcel a ofrecer talleres semanales, un proceso que insumió casi un año y que finalmente fue aprobado por el Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) en mayo. A principios de junio comenzaron a impartir una docena de opciones para grupos de hasta 15 internas, tras plantear su propuesta de primera mano a las autoridades con la mediación de la Fundación Fénix.
Además de capacitar a las mujeres privadas de libertad en artesanías y oficios, “los talleres son una gran excusa de socialización y entre todas se dan situaciones muy lindas”, dijo a la diaria la coordinadora de las Mujeres Rurales y encargada de gestión del proyecto, Ada Piñeiro.
Hay un amplio abanico de propuestas: costura, carpintería, biodanza, danzas circulares, lana, fieltro seco, fieltro húmedo, corte y confección, hongos comestibles y cuidados, artes plásticas, teatro de títeres, cerámica y lectoescritura. Todas las clases cierran con una merienda compartida, y en el primer mes ya se ven resultados.
Las participantes confeccionaron pantuflas, medias, gorros y acolchados que quedaron para su uso personal. Además, en el taller de carpintería produjeron para los celdarios y hay una gran satisfacción con el taller de biodanza, la actividad más reciente, destacó Piñeiro.
Una gran experiencia para todas
Algunas talleristas, todas emprendedoras, pertenecen al Grupo de Mujeres Rurales y otras fueron contactadas especialmente. La selección de los grupos fue pensada para que, dentro de los 15 cupos, las internas puedan participar en varios cursos, orientados por cuatro talleristas cada uno. Para Piñeiro, el sistema elegido fue “muy acertado” para facilitar el contacto y el acercamiento a cada participante.
El proyecto fue autorizado hasta abril de 2025 y cuenta con el apoyo del Fondo de Mujeres del Sur y la donación de una empresa para el taller de carpintería. “Estamos muy decididas a seguir, pero la continuidad más allá del año dependerá de los apoyos económicos que consigamos”, señaló Piñeiro.
Para Angelita Gómez, también referente del Grupo de Mujeres Rurales de Maldonado, el proyecto no sólo beneficia a las reclusas; también representa una experiencia enriquecedora para las mujeres rurales, quienes, por primera vez, comparten sus conocimientos en un entorno carcelario.
“Sería muy bueno que esta iniciativa que tuvimos se pudiera replicar en otros departamentos. Es importante para las mujeres privadas de libertad, pero también para las mujeres en general”, destacó a la diaria.
Según datos aportados por el director nacional de Rehabilitación, Luis Mendoza, en junio Las Rosas alojaba un total de 1.156 personas privadas de libertad: “1.068 hombres y 88 mujeres”.