El gobierno dictatorial de Brasil había pensado invadir Uruguay en 1971 si el Frente Amplio ganaba las elecciones. El plan fue llamado Operación 30 Horas y algunos detalles fueron revelados ayer por el portal brasileño UOL con base en documentos del gobierno de Estados Unidos. De allí se desprende que el dictador Emílio Garrastazu Médici ayudó, además, a cometer fraude en las elecciones uruguayas de ese año.
El medio de Brasil analizó documentos secretos producidos por el Departamento de Estado de Estados Unidos, a través de embajadas y consulados en Brasil y países de América del Sur; también accedió a telegramas, informes y memorandos. De la investigación se concluye que la intervención de Brasil fue solicitada por el entonces presidente Jorge Pacheco Areco, del Partido Colorado; el plan fue presentado y contó con el apoyo del presidente de Estados Unidos, Richard Nixon.
La operación se llamó “30 horas” porque era el tiempo que el brasileño estimaba que demorarían en tomar Montevideo, entrando por la frontera de Rio Grande do Sul.
Según el medio, el 20 de julio de 1971, el embajador argentino en Río de Janeiro, Osiris Villegas, confirmaba el plan para invadir Uruguay. El 20 de agosto, tres meses antes de las elecciones, un documento de la embajada de Estados Unidos en Montevideo ya hablaba de “posibles planes de acción brasileños en Uruguay para evitar que el Frente Amplio tome el control”. Y un informe secreto de la embajada de Estados Unidos en Buenos Aires, dirigido al Departamento de Estado en Washington, fechado el 27 de agosto de 1971, informaba: “Argentina no tiene planes de intervenir en las elecciones, pero apoyaría un golpe de Estado para reinstaurar al actual presidente Pacheco si el izquierdista Frente Amplio gana”.
Según un informe confidencial del embajador estadounidense de ese entonces, Willian Rountree, los militares brasileños ayudarían a los uruguayos en varias áreas como, por ejemplo, entrenamiento y asistencia financiera. Los militares brasileños debían enfrentar la movilización sindical y estudiantil y luchar contra la guerrilla tupamara, que en 1970 había secuestrado al jefe del programa de Seguridad Pública de Estados Unidos en Uruguay, Dan Mitrione, y al cónsul brasileño Aloysio Dias Gomide.
Según describen los documentos analizados, las tropas brasileñas saldrían de Porto Alegre, Uruguaiana, Santana do Livramento y Bagé, llegarían a Montevideo y en su paso tomarían la central hidroeléctrica de Rincón del Bonete, en Paso de los Toros.
Finalmente la invasión no se dio porque el Frente Amplio obtuvo 18% de los votos en las elecciones que ganó con 41% Juan María Bordaberry, quien dos años después impulsó el golpe de Estado con apoyo de los militares.
Según el reportaje del medio brasileño, a lo largo de los años, varios militares que participaron en la Operación 30 Horas han brindado distintos testimonios que permiten recuperar la historia. Por ejemplo, se sabe que a la interna de los cuarteles se denominaba como Operación Charrúa y que se hicieron tareas de espionaje, sobre todo a tupamaros, bajo las órdenes de este operativo. De hecho, el general Dickson Grael reconoce en su libro Aventura, corrupción y terrorismo: a la sombra de la impunidad, que fue “asignado a realizar los primeros estudios de los lineamientos a seguir por la división, buscando participar en un plan integral de intervención militar en Uruguay, en caso de que el Frente Amplio ganara las elecciones”.