Al menos 31 personas fallecieron ahogadas en aguas territoriales francesas este miércoles al hundirse el bote inflable con el que pretendían cruzar el Canal de la Mancha y llegar a Inglaterra. Hace varios años que la situación en el estrecho paso fronterizo marítimo de 34 kilómetros es motivo de preocupación de los gobiernos, y sólo en lo que va de este año más de 25.000 migrantes lograron llegar a territorio británico desde las costas galas.
“Francia no dejará que la Mancha se convierta en un cementerio”, dijo el presidente Emmanuel Macron después de la tragedia, según informó la agencia de noticias AFP. El mandatario francés pidió el “refuerzo inmediato de los medios de la agencia Frontex en las fronteras exteriores de la Unión Europea” y convocó a una “reunión de urgencia de los ministros europeos para tratar la cuestión migratoria”.
En un comunicado publicado por la presidencia francesa se informó que eran al menos 31 las personas fallecidas en el naufragio, y no 27 como se había informado inicialmente. Esta tragedia es la más mortífera desde que en 2018 aumentaron las travesías migratorias a través de este canal, tras el cierre progresivo del puerto francés de Calais y del túnel bajo la Mancha que conecta a ambos países.
En su declaración, Macron responsabilizó por las muertes a las “redes de traficantes que, explotando la miseria y la angustia, ponen en peligro vidas humanas”. “Francia actúa, en colaboración con Reino Unido, para desmantelar las redes de traficantes” y “desde principios de año [...] se ha detenido a 1.552 traficantes en el litoral norte y se desmantelaron 44 redes”, precisó el presidente francés.
Por su parte, el primer ministro Boris Johnson convocó un gabinete de emergencia, a las pocas horas de conocida la noticia del naufragio, a fin de estudiar la respuesta británica ante la crisis humanitaria en el canal. El líder conservador dijo sentirse “conmocionado, indignado y profundamente entristecido” y afirmó querer “hacer más” con Francia para desalentar los cruces ilegales a Reino Unido.
La ministra del Interior británica, Priti Patel, que amenazó con mandar de vuelta los botes cargados con inmigrantes, había recibido durante la semana duras críticas de diputados de su propio partido por su incapacidad para manejar la situación de los migrantes.