Nicaragüenses exiliados en Costa Rica hicieron una vigilia con pancartas y velas para manifestarse en contra de un nuevo mandato del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega. Se movilizaron bajo la consigna “Ortega ilegítimo”, que también se repitió en protestas organizadas en otros países.
El gobernante, de 76 años, comenzaba este lunes su quinto mandato de cinco años, el cuarto consecutivo y el segundo con su esposa, Rosario Murillo, como vicepresidenta del país. Fue reelecto en unos comicios cuestionados por la falta de transparencia y de competencia.
En las semanas previas a las elecciones fueron detenidos más de 40 opositores, acusados de diversos delitos. Varios de ellos aspiraban a ser candidatos, incluida Cristiana Chamorro, que aparecía como favorita dentro de la oposición.
Si bien hubo postulantes a la presidencia que compitieron con Ortega, la oposición denunció que se trataba de personas sin peso político, que sólo se presentaban como candidatos para intentar legitimar ese proceso de votación.
Un día antes de la asunción de Ortega, el domingo, entró en funciones la nueva Asamblea Nacional de Nicaragua, en la que el oficialismo cuenta con 75 de los 91 escaños. Esa mayoría le permite aprobar leyes comunes y reformas constitucionales. Algo similar ocurrió en el anterior período de gobierno, en el que el sandinismo y sus aliados contaban con 71 bancas en la Asamblea Nacional.
Al instalarse el nuevo parlamento, el oficialismo reeligió por unanimidad al diputado oficialista Gustavo Porras para presidirlo. Porras es una de las personas vinculadas al gobierno que han sido sancionadas por Estados Unidos desde las protestas de 2018, en su caso por aprobar “leyes represivas”.
Estados Unidos, que considera “fraudulentas” las elecciones de noviembre, aprobó este lunes nuevas sanciones para el entorno del presidente. Según comunicó el Departamento del Tesoro estadounidense, las sanciones fueron coordinadas con la Unión Europea (UE).
Ese bloque anunció más tarde sanciones contra dos de los hijos de Ortega y Murillo –Camila y Laureano–, y contra la presidenta del Consejo Supremo Electoral, Brenda Rocha, entre otras personas cercanas al gobierno. Las medidas implican congelar sus bienes y activos en la UE e impedirles la entrada a territorio del bloque.
También fueron sancionadas tres entidades: la Policía Nacional de Nicaragua, el Consejo Supremo Electoral y el Instituto Nicaragüense de Telecomunicaciones y Correos, informó la agencia Efe. Según la UE, todos los sancionados son responsables de “serias violaciones contra los derechos humanos” y de haber apoyado unas elecciones “fraudulentas”. Josep Borrell, el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores, dijo que las elecciones de noviembre carecieron de “garantías democráticas”.
También Canadá manifestó que podría tomar nuevas medidas contra el “régimen opresivo” de Ortega, y celebró las que tomaron Estados Unidos y la UE. Consideró que es una manera de presionar para que los gobernantes nicaragüenses “restauren la democracia y respeten los derechos humanos”. Unos 50 países desconocieron las elecciones de noviembre.
Entre los estados que, por el contrario, mandaron delegaciones a Nicaragua se encontraron Cuba, México y China. En representación de Cuba asistió a la ceremonia el propio presidente, Miguel Díaz-Canel. “Volvemos a la entrañable Managua, capital de Nicaragua, otra nación soberana que se salió del traspatio imperial. Venimos cargados de solidaridad a la toma de posesión del hermano Daniel. Cuba vive”, tuiteó el presidente cubano.
En el caso de México, el Ministerio de Relaciones Exteriores había informado que el director para América del Sur, Martín Borrego, asistiría a la toma de posesión del cargo de Ortega, pero después comunicó que no se enviaría ninguna representación. Sin embargo, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se manifestó a favor de enviar representantes y agregó, según citó La Jornada: “No podemos hacer a un lado nuestra política de autodeterminación de los pueblos y de independencia”. Finalmente, el gobierno informó que asistiría a la ceremonia un funcionario diplomático.
Al comenzar su nuevo mandato, Ortega ya es el presidente con más años en el poder en la historia de Nicaragua. Gobernó de 1985 a 1990 y desde 2007 a la actualidad. En 2014 la Justicia emitió un fallo que permite la reelección indefinida en Nicaragua.