“Cristina presidenta”, gritaba una multitud en el estadio Diego Maradona, en la ciudad de La Plata, donde se celebró este jueves el acto por el Día de la Militancia Peronista. “Como decía el general, todo en su medida y armoniosamente”, se limitó a responder la vicepresidenta argentina, Cristina Fernández, pese a que en algunos medios se especulaba con que podría hacer anuncios de una eventual candidatura a la presidencia.
Poco antes se había referido a que en el regreso de la democracia, en 1983, “hubo un acuerdo tácito” por el que “ningún argentino se ponía en peligro por opinar, por pensar diferente”. “Podíamos tener todas las diferencias del mundo, pero no se quería matar a nadie. Ni siquiera los que hicieron de la muerte un instrumento político”, manifestó, en alusión al intento de asesinato que sufrió el 1º de setiembre. Ese día, dijo, “se quebró por primera vez el pacto democrático de respetar la vida”. Planteó que “es obligación de todas las fuerzas volver a construir ese pacto democrático separando a los violentos, al lenguaje del odio y al que quiere que el otro se muera porque piensa diferente”.
En su discurso, Fernández llamó a “terminar con debates berretas” y “absurdos” sobre la seguridad. “La democracia tiene una deuda en materia de seguridad. Ningún partido político lo ha podido solucionar. Terminemos con ese debate berreta de los mano dura o los garantistas. Si para algo sirvió lo que me pasó fue para demostrar que cuando estuvieron en el ministerio de seguridad los mano dura, a la política de seguridad le pusieron una Miss Argentina”, cuestionó.
Se refirió a “la irrupción del narcotráfico, el crecimiento de la desigualdad”, y dijo que los partidos de la democracia deben coincidir en un proyecto en el que las fuerzas de seguridad respondan a las autoridades civiles. “Ese debe ser el gran acuerdo en materia de seguridad”, dijo. “Las fuerzas de seguridad son una parte de la solución, pero también son una parte del problema si no se subordinan al poder civil”, agregó.
La dirigente cuestionó además “el brutal endeudamiento” que dejó el gobierno de Mauricio Macri, que obliga al actual gobierno a “generar recursos no para generar valor, sino para pagar deuda”. Criticó también el discurso neoliberal de los libertarios argentinos como Javier Milei, en el que se presenta como una novedad la idea de privatizar Aerolíneas Argentinas. “Eso ya pasó en los 90”, señaló Fernández, y repasó el fracaso de ese proceso.
La vicepresidenta fue interrumpida varias veces por ovaciones y cánticos. “Si la tocan a Cristina, qué quilombo se va a armar”, se oía coreado por la multitud.
Fernández, que enfrenta varias causas judiciales, dijo que así como hubo un “partido militar” en la región, en la década del 70, se creó luego “otro partido, el partido judicial”. Recordó que en 2018 el expresidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva no pudo competir en las elecciones porque estaba preso, y ganó el candidato de ultraderecha Jair Bolsonaro. Se refirió a la situación del expresidente ecuatoriano Rafael Correa, requerido por la Justicia en su país, y a quien fue su vicepresidente, Jorge Glass, que está preso.
Dijo que en el único país de la región donde se dio un golpe de Estado tradicional en los últimos años fue en Bolivia, donde la Constitución aprobada en tiempos de Evo Morales estableció que los jueces sean electos por voluntad popular. En cambio, en Argentina, los jueces “deciden sobre los argentinos” y “sus cargos son eternos”, afirmó.