Datos oficiales brindados por la Policía Caminera Federal indicaban que, entrada la tarde de este miércoles, si bien habían descendido, el número de bloqueos de carreteras promovidos por seguidores del presidente Jair Bolsonaro era cercano a 150 y tenían lugar en al menos 14 estados brasileños.

Los actos en las carreteras comenzaron después de la derrota de Bolsonaro ante el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva en las elecciones del domingo y en su momento más álgido las protestas fueron más de 300 en todos los estados del país. El silencio que Bolsonaro mantuvo durante casi 48 horas después de los comicios no hizo otra cosa que incentivar a sus militantes, quienes en muchos casos se enfrentaron con las fuerzas policiales, que con mayor o menor entusiasmo fueron a intentar desbloquear los caminos y rutas, alguna de ellas de importancia para la comunicación de grandes ciudades del país. Luego de que el presidente rompiera su silencio con un breve discurso en la tarde del martes, en el que justificó, aunque a la vez criticó los cortes de ruta por ser una medida de protesta propia de la “izquierda”, las movilizaciones decrecieron en intensidad, pero lejos estuvieron de terminar.

Este miércoles también, como dato novedoso, se informó de varios actos realizados por simpatizantes bolsonaristas frente a dependencias militares pidiendo directamente un golpe de Estado. Uno de los episodios más grotescos de esta naturaleza se vivió en la localidad de São Miguel do Oeste, en el estado de Santa Catarina, donde centenares de personas, mientras entonaban el himno brasileño realizaban al mismo tiempo el saludo nazi, extendiendo su brazo derecho frente al Regimiento de Caballería Mecanizado de la ciudad.

Según informaron medios brasileños, el Ministerio Público de Santa Catarina informó que estaba analizando el video, que se viralizó rápidamente en las redes sociales, para identificar a las personas que estaban realizando el gesto, que constituye apología del nazismo, acción que es considerada como un crimen de acuerdo a la legislación brasileña. São Miguel do Oeste, donde viven aproximadamente 40.000 personas, ya había sido noticia a nivel nacional en Brasil en abril, cuando la Policía durante una operación de combate al narcotráfico encontró en una casa parafernalia nazi, además de manuales para la confección de armas con tecnología 3D.

Cruce interno y llamado a la calma

En una extensa entrevista que concedió al diario carioca O Globo, el actual vicepresidente, Hamilton Mourão, se refirió al resultado de las elecciones y también mostró sus discrepancias con Bolsonaro, de quien se encuentra notoriamente distanciado ya hace largo tiempo.

Empleando numerosas referencias futboleras, Mourão –quien en la próxima legislatura ocupará un lugar en la cámara alta luego de haber sido el candidato a senador más votado del estado de Río Grande do Sul en las elecciones de octubre– dijo que en los comicios del domingo a pesar de que había “un jugador que no debía jugar”, en referencia a Lula, ya no servía de nada lamentarse.

“Estuvimos de acuerdo en participar en un partido donde el otro jugador [Lula] no debería estar jugando. Pero si aceptamos, no hay más de qué quejarse. Ahora llorar no sirve de nada, perdimos el partido”, dijo el vicepresidente.

Hablando sobre las protestas que está habiendo en el país, el general retirado le pidió a Bolsonaro y a sus seguidores “que bajen la pelota”.

Mourão también dijo que consideraba que en las elecciones “no hubo fraude” y agregó que durante los casi dos días posteriores a los comicios en los que el presidente no habló públicamente, él lo instó a hacerlo. Interrogado por su relación con el presidente, Mourão marcó las diferencias que existen entre ambos, pero remarcó que nunca peleó “públicamente con él”.

“Él es una persona más incisiva, más verborrágica que yo. Mi forma de hacer las cosas es diferente. Él siempre fue diputado. Tenía disputas permanentes con otros. Y sigue jugando este papel. Y yo nunca fui así”, dijo Mourão. El general también se refirió a la conversación que tuvo el lunes con el vicepresidente electo, Geraldo Alckmin, en la que lo invitó a acudir al Palacio de Jaburu, la residencia oficial que ocupan los vicepresidentes en Brasilia.

“Él es un tipo educado, yo también y es de buena educación que me dirija a él y le diga que estamos en condiciones de recibirlo, que la casa en la que vivirá está en condiciones de ser visitada”, expresó el político de 69 años.

Finalmente, cuando le preguntaron si se entrevistaría con Lula en caso de que sea invitado, Mourão respondió: “Por supuesto”.