12 presidentes de la región recibieron una carta este lunes de parte de exmandatarios y exdirigentes en la que se les pide reconsiderar la situación de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y darle un nuevo empuje. La organización se formó en 2008 y diez años después dejó de funcionar como venía, hasta que fue perdiendo su influencia en la región.
El texto, firmado por el expresidente uruguayo José Mujica y sus pares Michelle Bachelet (Chile), Rafael Correa (Ecuador), Eduardo Duhalde (Argentina), Ricardo Lagos (Chile), Dilma Rousseff (Brasil) y Ernesto Samper (Colombia), apunta que “la integración es hoy más necesaria que nunca”.
Entre los destinatarios está el presidente Luis Lacalle Pou junto a los otros mandatarios de América del Sur. A ellos se les dice que “un esfuerzo significativo en esa dirección permitiría alimentar un círculo virtuoso que fortalecería las instancias multilaterales y aportaría a un bien superior hoy día en peligro: la paz”.
El texto, firmado también por los exmandatarios junto a excancilleres, como los uruguayos Belela Herrera y Rodolfo Nin Novoa, exministros, exembajadores, exparlamentarios, actuales congresistas, docentes y directivos de organismos internacionales, comienza describiendo una situación mundial compleja, con la salida de una pandemia que dejó paralizados a todos los países, la guerra de Rusia y Ucrania y la tensión entre China y Estados Unidos por tener la mayor porción de comercio internacional.
El grupo habla de “una crisis climática que no cesa de agravarse” y “una anomia en cuanto al respeto al derecho internacional”, que “genera una especie de caos global en el cual asoma incluso el riesgo de una tragedia producida por el armamento nuclear”. Para ellos, “la globalización tal cual se organizó hasta hoy está en cuestión”, y “el mundo nuevo que emerge conlleva amenazas” al mismo tiempo que “oportunidades que no se pueden volver a desperdiciar”.
Ante esta situación, entienden que “se requiere una intervención urgente de los organismos multilaterales, que hoy día están desgraciadamente debilitados y son a menudo impotentes”.
A contrapelo de las declaraciones que ha hecho el presidente uruguayo sobre la necesidad del país de abrirse al mundo, los exmandatarios sostienen en la carta que el espacio mundial que se organiza en torno a grandes bloques regionales, “en la medida en que se vayan cerrando, pueden llegar a constituirse en verdaderas fortalezas”.
“La hegemonía norteamericana está desafiada por la emergencia de China, nación milenaria gobernada de manera centralizada. Por su parte, la Unión Europea busca defender su modelo de cohesión social y abrir, sin por ahora conseguirlo, espacios que le permitan conquistar su autonomía estratégica. Paralelamente, el llamado Sur Global con nuevas potencias emergentes, busca abrirse paso e influir en el diseño de una nueva gobernanza del planeta”, aseguran los exlíderes regionales.
“Cobran en este cuadro nueva actualidad nociones como soberanía sanitaria, alimentaria o energética” y “en este mundo de bloques regionales, nuestra América Latina aparece como una región marginal e irrelevante” que “es por lejos la más golpeada por la pandemia y la crisis económica y social que la siguió”. Al respecto, los firmantes subrayan que la región “experimentó una recesión doblemente más profunda que la de la economía mundial y vio aumentar en cerca de 50 millones el número de personas que viven en condiciones de pobreza”.
Para los firmantes el hecho de que el centro de la Cumbre de las Américas fuera quién no estuvo invitado por Estados Unidos habla del escenario en el que se mueve América Latina. Sin embargo, entienden que “no es inexorable” y que “nuestra región puede más”.
Al respecto, mencionan que ya hay un “proceso de integración” que “está reviviendo”, y ejemplifican con la iniciativa del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador que reactivó la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
“Una América Latina integrada, no alineada y en paz recuperará prestigio internacional y podrá superar la irrelevancia en la que nos encontramos”, dicen los exlíderes, y apuntan que esto permitirá tener “mejores condiciones para enfrentar las cuatro mayores amenazas que acechan a la región: cambio climático, pandemias, desigualdades sociales y regresión autoritaria”.
El texto compara y dice que en la Unión Europea el comercio interregional representa más de 70% del total, mientras que en América Latina ha venido a la baja hasta llegar a poco más de 13%. “Urge, en consecuencia, la reconstrucción de un espacio eficaz de concertación suramericana: Unasur todavía existe y es la mejor plataforma para reconstituir un espacio de integración en América del Sur”, sostienen los firmantes.
Agregan que “no se trata de una reconstitución puramente nostálgica de un pasado que ya no existe”, sino que “una nueva Unasur debe hacerse cargo autocríticamente de las deficiencias del proceso anterior”, como “garantizar el pluralismo y su proyección más allá de las afinidades ideológicas y políticas de los gobiernos de turno”.