El ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, ordenó este miércoles la retirada de su ejército de la ciudad de Jersón, capital del óblast (provincia) homónimo, situada en el sur de Ucrania, al norte de la Península de Crimea, que había sido ocupada por los militares del Kremlin durante los primeros días de la guerra. Shoigú dictó la medida en medio de la contraofensiva de las fuerzas ucranianas para recuperar el territorio recientemente anexionado por Moscú mediante unos referéndums que no tienen reconocimiento internacional alguno.
“Comience a retirar las tropas y tome todas las medidas para garantizar la reubicación segura del personal, los armamentos detrás del Dniéper”, dijo Shoigú, estableciendo la tarea para el comandante de las fuerzas rusas en Ucrania, Serguéi Surovikin.
La defensa a lo largo de la frontera de la barrera del Dniéper –río que divide el territorio ucraniano en dos– es la opción más conveniente de operaciones en la zona de la operación militar especial, dijo Surovikin, de acuerdo a lo que consignó la agencia rusa TASS.
“Si el régimen de Kiev recurre a una mayor descarga de agua de los embalses o a un ataque con cohetes más potente contra la represa Kakhovka, esto creará un flujo de agua que inundará vastas áreas y causará víctimas civiles. En estas condiciones, es conveniente organizar la defensa a lo largo de la barrera fronteriza del río Dniéper”, agregó Surovikin.
La sorpresiva orden dada por Shoigú incluye también a zonas cercanas a Jersón y se produce en momentos en que el ejército ucraniano se aproxima y avanza con ataques aéreos diarios sobre objetivos rusos. Aunque un día antes las autoridades prorrusas admitieron estar superadas en número por las fuerzas locales, apuntaban a fuertes batallas en las calles en las que se definiría el futuro de la ciudad, recordó el portal France 24.
El anuncio marca una de las retiradas más importantes del Kremlin y un posible punto de inflexión en la guerra, especialmente pocas semanas después de que el presidente Vladimir Putin anunciara la anexión “para siempre” de toda la región de Jersón, una de las cuatro anexionadas por Moscú en los referéndums de fines de setiembre.
Pese al repliegue anunciado, el mando militar ruso informó de avances en la región de Donetsk, otra de las zonas anexionadas por el gobierno que lidera Putin. “Se han reanudado las operaciones ofensivas en ciertas direcciones. En la zona de Donetsk se completó la derrota del enemigo en la margen derecha del río Bajmutka, al sur de Bajmut”, manifestó Surovikin.
Desde Kiev se manifestó una notoria desconfianza por el anuncio realizado por las autoridades de Moscú. El asesor de la oficina presidencial ucraniana Mijailo Podolyak reaccionó con sumo escepticismo a la noticia y así lo manifestó en su cuenta de Twitter. “Los hechos dicen más que las palabras. No vemos indicios de que Rusia vaya a marcharse de Jersón sin luchar”, tuiteó el funcionario del gobierno del presidente Volodímir Zelenski.
Podolyak afirmó que todavía hay tropas rusas en la ciudad de Jersón y que se están enviando hacia la región soldados adicionales. “Ucrania libera territorios en base a datos de sus servicios de inteligencia y no a declaraciones escenificadas en televisión”, remarcó Podolyak, quien insinuó que la retirada rusa podría tratarse simplemente de una trampa.
Menos escéptico se mostró el secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, el noruego Jens Stoltenberg, quien mostró su satisfacción por el anuncio ruso de la retirada de Jersón, asegurando que resulta “alentador” ver el éxito de las contraofensivas ucranianas. “Vamos a ver qué pasa efectivamente en el terreno, pero Rusia ya se ha visto obligada a replegarse en el norte, en Kiev, en el este, en Járkov, y ahora vemos cómo las tropas ucranianas echan a las fuerzas rusas en el sur, en Jersón”, expresó Stoltenberg en declaraciones desde Londres, tras reunirse con el nuevo primer ministro británico, Rishi Sunak, de acuerdo a lo que informó Europa Press.