Gonzalo Martín Souza Neves es un narcotraficante uruguayo, nacido en Tacuarembó, que desde hace ocho años está detenido en una prisión de máxima seguridad en México, condenado por delitos de tráfico de estupefacientes. Su caso, según revela una investigación del semanario Brecha, está vinculado a la desaparición de los 43 estudiantes de magisterio de Ayotzinapa.
La información revelada en setiembre por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos confirmó que el uruguayo es investigado por la inteligencia mexicana y que está vinculado a la desaparición de los estudiantes, que salieron en un ómnibus desde su zona rural el 26 de setiembre de 2014 y nunca volvieron.
La importancia de Souza Neves se debe a que la investigación de su causa penal por narcotráfico en 2014 es la primera en la que se detalla cómo funciona el mecanismo del tráfico de drogas a través de ómnibus de pasajeros, que son modificados para esconder dinero y drogas y pasar por la frontera con Estados Unidos.
Ángela Buitrago, exfiscal colombiana e integrante del GIEI, dijo en entrevista con Brecha que la información sobre el caso del uruguayo “fue ocultada desde el inicio porque es el centro y es realmente el aspecto que quieren evitar”.
La detención del uruguayo
En 2014, en la ciudad de Puebla, militares mexicanos detuvieron a Souza Neves. Según el relato de los efectivos, lo encontraron parado fuera de una bodega con un fusil, el narcotraficante les apuntó y luego intentó fugarse dentro de la bodega, lo que autorizó a los militares a seguirlo. Allí lograron desarmarlo y detenerlo, el uruguayo ofreció dinero por su liberación, y dijo que lo podía conseguir por ser parte de la red criminal Guerreros Unidos.
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Dentro del predio se encontraron paquetes de droga y dinero colocados en distintos vehículos, como un jeep Patriot blanco con placas del estado de Guerrero, un automóvil Seat Ibiza con placas del ex Distrito Federal, una camioneta pick up Nissan blanca, también con matrículas de Guerrero y un autobús de pasajeros, que fue lo que ligó este caso con el de los estudiantes desaparecidos.
De hecho, tal es la conexión que había -y hasta ahora no se conocía- que el caso del uruguayo fue el primero al que la inteligencia militar refirió el 4 de octubre de 2014, luego del ataque a los estudiantes, para sostener la teoría de que la desaparición tenía como principal móvil el narcotráfico.
Según la investigación del semanario, durante años se ocultó la relación de este caso con el de Ayotzinapa. Cuando las familias encontraron esta relación pidieron a las autoridades que profundicen las investigaciones en torno a Souza Neves. “El hecho de que la información sobre el uruguayo haya sido ocultada tanto al GIEI como a las familias hace pensar que deliberadamente se encubrió el vínculo entre los hechos de Iguala y el tráfico de drogas en autobuses”, señalaron en su momento.
La experta del GIEI señaló que ninguna institución uruguaya ha participado de la investigación hasta el momento, pero dijo que “sería interesante que lo hicieran, al menos para saber desde cuándo hay una relación con ese país”.
Sobre Souza Neves
La investigación de Brecha ahonda sobre el pasado en Uruguay de Souza Neves. Es hijo de Richard Marco Souza y María Gabriela Neves. Su padre fue uno de los fundadores del Tacuarembó Fútbol Club e integró la directiva en 2010, apadrinado por el entonces presidente Fernando Saralegui (exdiputado por el Partido Nacional). Se postuló nuevamente en diciembre de 2014 para la presidencia del club, demostrando que la detención de su hijo en México no había afectado su imagen, y perdió. En 2020 volvió a estar en la directiva del club.
En una entrevista hecha desde la cárcel, Souza Neves dijo que llegó a Guerrero por su primo, el futbolista Néstor Fabián Porley, quien falleció en la mañana del 31 de diciembre de 2007 en un accidente automovilístico. Se casó con la mexicana Liliana Almazán Martínez, con quien tuvo dos hijos.
Liliana es hija de Alfredo Almazán León, un empresario igualteco dedicado a la joyería que fue detenido siete meses después de la detención del uruguayo por sus vínculos con organizaciones criminales, aunque salió bajo fianza. El suegro del uruguayo, afirma la investigación del semanario, tiene negocios en el Centro Joyero, administrado por José Luis Abarca, exalcalde de Iguala, que ahora está preso por sus nexos con Guerreros Unidos y su responsabilidad en la masacre contra los estudiantes de Ayotzinapa.