A pesar de que sus principales representantes diplomáticos hablaron en las últimas horas de eventuales negociaciones de paz, lo concreto es que Rusia y Ucrania están muy lejos de acercar posiciones y el final de la guerra por el momento no parece una posibilidad ni siquiera remotamente cercana.
Este martes, el canciller ruso, Sergéi Lavrov, dijo en una entrevista con la agencia oficial TASS: “Nuestro propósito de desmilitarización y desnazificación de los territorios controlados por Kiev y la eliminación de las amenazas para la seguridad de Rusia, incluidas las de nuestras nuevas tierras, es bien conocido por el enemigo”. El alto jerarca del Kremlin agregó que “si Ucrania no cumple con sus exigencias por su propio bien, el Ejército se ocupará de que lo haga”.
Lavrov consideró que la duración de este conflicto depende del gobierno ucraniano y de Washington, “que está detrás de él”. “La pelota está en su cancha”, afirmó. Para el canciller ruso, son las potencias occidentales lideradas por Estados Unidos las que mantienen la guerra en marcha con la finalidad de debilitar a Rusia. “No somos nosotros los que nos negamos a negociar; son ellos”, manifestó Lavrov, expresando casi las mismas palabras que había utilizado para referirse a la situación el presidente ruso, Vladimir Putin.
Por su parte, Ucrania pidió a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que organice una cumbre para la paz. El ministro de Relaciones Exteriores ucraniano, Dmitro Kuleba, dijo en una entrevista con la agencia Associated Press que su país espera que el secretario general de la ONU, el portugués António Guterres, actúe como mediador en el encuentro, que tendría lugar en la sede de esa organización en Nueva York.
“Proponemos que sea a finales de febrero, cuando la guerra entre en su segundo año, o se prevé que lo haga. Creemos que la ONU sería el mejor lugar para esta cumbre, porque no se trata de hacerle un favor a un país en concreto. Se trata de que todo el mundo se sume”, manifestó Kuleba. Sin embargo, el jefe de la diplomacia ucraniana reconoció que no prevé que Rusia participe en este encuentro.
Del mismo modo que Rusia exige la “desmilitarización” de Ucrania, el gobierno de Kiev reclama que Moscú se someta a un tribunal internacional que juzgue al gobierno de Putin por crímenes de guerra. El Ejecutivo que lidera Volodímir Zelenski también demanda que Rusia devuelva todo el territorio ocupado, incluyendo a la península de Crimea, que fue anexada por Moscú en 2014, informó Euronews. Ni Ucrania ni Rusia están dispuestas a ceder los territorios de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia, que los dos países reclaman como propios.
“Haremos todo lo que esté en nuestra mano para que el año próximo sea el de la victoria de Ucrania. Esta victoria implica el total restablecimiento de la integridad territorial del país. No negociaremos cada centímetro cuadrado de nuestro territorio. Eso está más allá de las negociaciones”, dijo Kuleba.
A su vez, según la agencia AP, el asesor presidencial ucraniano Mykhailo Podolyak tuiteó que “Rusia necesita enfrentar la realidad”. Agregó: “Ni la movilización total, ni la búsqueda de municiones en pánico, ni los contratos secretos con Irán, ni las amenazas de Lavrov ayudarán”. “Ucrania desmilitarizará la RF [Federación Rusa] hasta el final, expulsará a los invasores de todos los territorios ocupados”, agregó.
Topes al precio del petróleo
El presidente ruso firmó el martes un decreto que prohíbe exportar petróleo a países que por cualquier mecanismo pongan tope al precio de ese producto. La norma rige a partir del 1º de febrero y hasta el 1º de julio.
Esta medida, señalaron Efe y Europa Press, responde a la política de la Unión Europea, el G7 y Australia de poner un tope de 60 dólares al barril de crudo ruso y sus productos derivados. El decreto firmado por Putin fue presentado como una respuesta para preservar los intereses de Rusia ante las “acciones inamistosas y que se contradicen con la legislación internacional” que adoptaron algunos países y organizaciones.
El decreto señala que Rusia no cumplirá con suministros de petróleo y derivados a personas físicas o jurídicas en casos en que los contratos incluyan “de manera directa o indirecta” mecanismos para fijar límites al precio. Sin embargo, se podrá establecer excepciones, que estarán a consideración del presidente ruso.
Antes de emitir este decreto, el gobierno de Moscú advirtió que podría reducir la extracción de petróleo entre 5% y 6% a partir de 2023. “A principios del próximo año nuestra reducción puede ser de entre 500.000 y 700.000 barriles diarios”, dijo el viceprimer ministro ruso, Alexandr Novak. A su vez, Putin calificó el tope de precios de “un atavismo colonial”.