Luego de varias semanas de negociaciones, el gobierno de coalición de Bélgica que integran liberales y socialistas logró llegar a un acuerdo para implementar una reforma laboral que, entre otras cosas, les permitirá a los trabajadores realizar sus tareas durante cuatro y no cinco días a la semana.

Según expresó el primer ministro belga, el liberal Alexander de Croo, la idea de la reforma, que abarca varias áreas, entre otras la de regular el teletrabajo y también el de las personas que se desempeñan en plataformas digitales como Uber y Deliveroo, tiene como objetivo “fortalecer a los trabajadores y las empresas” teniendo en cuenta que “después de dos años difíciles de pandemia el mercado laboral evolucionó” y ahora pretende ayudar a adaptar el mercado laboral hacia una “economía más sostenible, innovadora y digital”.

La posibilidad de trabajar cuatro días y no cinco a la semana será una opción para los empleados, aunque, al contrario de lo que se piensa en otros países que están planeando reformas laborales, la jornada laboral no se reducirá y seguirá siendo de 40 horas. Los trabajadores sí tendrán la opción de concentrar este volumen laboral en menos días. La nueva legislación permitirá también a los empleados trabajar más horas durante una semana, para reducir la jornada en la semana siguiente, siempre y cuando se informe a la empresa con una semana de anticipación. La implementación de la reforma generó críticas desde algunos sectores políticos y también de otros actores de la sociedad civil.

Raoul Hedebouw, presidente y diputado federal del Partido de los Trabajadores de Bélgica, dijo que la reforma está “hecha a la medida de los patrones, no de la clase obrera”. El parlamentario izquierdista considera que la flexibilidad horaria a costa del incremento de las jornadas laborales puede resultar contraproducente: “El estrés, el agotamiento y las enfermedades a largo plazo estallarán”, agregó, según informaron medios belgas consignados por El Periódico de Barcelona.

Por su parte, el director general de la Liga de las Familias de Bélgica, Christophe Cocu, se mostró contrario a la reforma al argumentar que “una jornada de trabajo de nueve horas y media aumentará las dificultades y hará imposible llevar y traer a los niños de la escuela o la guardería”. Además, Cocu, que desde la entidad que preside viene reclamando a los gobiernos hace años una reducción efectiva de la jornada laboral, expresó que “la vida de los padres ya es una carrera contrarreloj entre los horarios del trabajo, la escuela, la guardería y las actividades”.