Chile es uno de los países que más ha avanzado en campañas de vacunación contra la covid-19 a nivel mundial, y con la cuarta dosis no fue la excepción. Este lunes comenzó la vacunación con la segunda dosis de refuerzo a todos los mayores de 55 años, y entre los primeros inmunizados estuvo el presidente chileno, Sebastián Piñera, que en rueda de prensa señaló: “Para poder protegernos hemos seguido una estrategia desde el primer día que es anticiparnos, ir un paso adelante para que no nos pille por sorpresa el coronavirus”.
De esta forma los mayores de 55 años que se hayan dado la tercera dosis hace más de seis meses se suman a las personas inmunocomprometidas, al personal de la salud y sanitario y a los adultos mayores que están en residencias de larga estadía, que ya podían recibir la cuarta dosis desde el 10 de enero.
“Nada es suficiente, porque el virus, y especialmente ómicron, tiene una capacidad de contagio que ha sorprendido al mundo entero y que ha hecho colapsar los sistemas de salud de los países más desarrollados del mundo”, apuntó Piñera.
Chile fue el segundo país en el mundo en aplicar la cuarta dosis, tras Israel, y desde ese momento algunos otros países de Europa se sumaron, como Dinamarca y Grecia, pero en general a nivel mundial inocular por cuarta vez es algo que sigue a estudio.
De hecho en Uruguay se reúnen este miércoles 9 los integrantes de la Comisión Nacional Asesora de Vacunaciones (CNAV) y analizarán si es pertinente incorporar una cuarta dosis de una vacuna contra la covid-19.
En Chile 2,1% de la población habilitada tiene la cuarta dosis, 89,6% completó su esquema de vacunación básico y 73,9% recibió la tercera dosis, según consigna AFP. El país trasandino ha comprado hasta el momento 51,5 millones de dosis de diversos laboratorios: Pfizer-Biontech, Moderna, Astrazeneca, Sinovac, Cansino, Sputnik y Janssen.
La estrategia de la cuarta dosis llega en plena ola de contagios causados por la variante ómicron, con más de 30.000 nuevos casos diarios, llegando a más de 400.000 activos la semana pasada, pero sin influir gravemente en el índice de internados o fallecidos.