La inesperada y encarnizada lucha interna del Partido Popular (PP) español, que se hizo pública a fines de la semana pasada, lejos está de terminar, y lo que parece evidente es que las heridas ya producidas dentro de la formación derechista dejarán grandes secuelas.

Por lo pronto, el liderazgo de Pablo Casado quedó muy debilitado y la figura de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, quedó bastante golpeada, lo que abre la puerta a un panorama incierto.

El clima dentro del principal partido de la oposición al gobierno del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) no era el mejor desde hacía tiempo, pero esta situación quedó totalmente al descubierto en pocas horas, en medio de acusaciones de corrupción, declaraciones públicas y un intento de zanjar la cuestión que no dio resultado.

Las acusaciones de corrupción que cayeron sobre Díaz Ayuso, a quien se señaló por adjudicar a una empresa en la que tenía participación su hermano la compra de tapabocas en medio de la pandemia de coronavirus, colocó en una situación muy incómoda a la jefa autonómica madrileña. Díaz Ayuso reaccionó de inmediato defendiendo la legalidad de la operación, pero a la vez atacó a la dirección de su partido, porque fue desde allí que se ordenó espiarla por este contrato y otros, con la finalidad de utilizar políticamente estas irregularidades. Según informó el diario El Mundo, quien ordenó espiar a Díaz Ayuso fue Teodoro García Egea, secretario general del PP y mano derecha del líder del sector, Pablo Casado. La interna del partido comenzó a arder y en ese marco Casado, el jueves, calificó los contratos como “poco ejemplares e incluso con bastantes indicios de ser corruptos”. A la vez, desde el partido se ordenó la apertura de una investigación a Díaz Ayuso, pero apenas un día después, el viernes, luego de un encuentro entre la jerarca madrileña y Casado, el caso quedó archivado, en un vano intento de pacificar las aguas. Pero obviamente el tema no quedó ahí.

Muchos dirigentes del partido derechista se expresaron en las últimas horas y ayer alrededor de 3.000 militantes se congregaron en la sede del PP de Madrid, ubicada en la calle Génova, para apoyar a Díaz Ayuso y pedir la renuncia de Casado y también la de García Egea.

Por otra parte, voces influyentes del PP pidieron la realización de un congreso extraordinario para que la militancia decida sobre el futuro liderazgo del sector.

Uno de los que sostienen esta idea es el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, quien sugirió esta posibilidad al advertir públicamente a Casado que debe solucionar esta “hemorragia”, porque no se puede seguir con esta “herida abierta”, de acuerdo a lo que informó el portal Europa Press. De acuerdo a lo que manejaron varios medios españoles, el dirigente gallego es un serio aspirante a suceder a Casado.

Por su parte, la exportavoz del PP Cayetana Álvarez de Toledo también se manifestó en favor de que Casado renuncie y que se realice un congreso extraordinario. La repentina lucha fratricida dentro del partido derechista también generó movimientos dentro del PSOE. En ese sentido, según informó la agencia Efe, el secretario general de los socialistas en Madrid, Juan Lobato, ayer afirmó que llevará a la fiscalía anticorrupción datos sobre cuatro nuevos contratos entre la Comunidad de Madrid y empresas vinculadas al hermano de la presidenta Díaz Ayuso, a la que exigirán que comparezca ante la Asamblea Regional. El PSOE de Madrid va a “fiscalizar y exigir que el PP dé la cara en los tribunales y las comisiones de investigación de los parlamentos”, expresó Lobato. Luego de criticar el cierre con “reuniones secretas” de la investigación que la dirección del PP había abierto a Díaz Ayuso, el socialista remarcó que las “graves acusaciones cruzadas de corrupción, espionaje y chantajes” entre Casado y la presidenta madrileña “no van a acabar así, queda mucho recorrido”. El PSOE “no va a permitir que se salgan con la suya”, afirmó Lobato, y agregó que “Casado y Díaz Ayuso son tal para cual” y optaron por “tapar los posibles casos de corrupción y espionaje para defender sus intereses personales”.

Si bien desde el PSOE inicialmente se presenció con lógica fruición el desangramiento interno de su principal opositor, se tiene claro que a largo plazo esto, más que beneficiarlo directamente, será un nuevo impulso para los ultraderechistas de Vox.

Esto “únicamente beneficia a la ultraderecha”, “estamos abochornados, porque esto afecta la imagen del país, aparte de alimentar a Vox y denigrar a los políticos y las instituciones”, declararon dos ministros del Ejecutivo que encabeza Pedro Sánchez a El Periódico de Barcelona.