En una acción realizada en la noche del miércoles, el Ejército estadounidense logró la muerte del líder de Estado Islámico, Abu Ibrahim al Hashimi al Qurashi, quien lideraba la organización radical desde hacía dos años, luego de que en una operación similar fuera asesinado su predecesor, Abu Bakr al Baghdadi.
Según se informó, en total fueron 13 las víctimas fatales que arrojó la incursión militar llevada a cabo en un edificio ubicado en la localidad de Atme, en la provincia de Idlib, en el noroeste de Siria, uno de los pocos lugares en los que Estado Islámico todavía es una fuerza dominante.
“Tomamos todas las precauciones posibles para minimizar las víctimas civiles”, aseguró Biden en un discurso en la Casa Blanca en el que confirmó la muerte de Al Qurashi. El líder yihadista se inmoló, “en un acto de cobardía final”, según Biden, al detonar un artefacto explosivo después de que fuerzas especiales estadounidenses irrumpieran en su domicilio. “Este horrible líder terrorista ya no existe”, celebró el mandatario, de acuerdo a lo que informó Efe.
Según los Cascos Blancos, un grupo de rescatistas que opera en las áreas de Siria controladas por la oposición y que se encargó de tratar a los heridos y recuperar los cuerpos, un total de 13 personas murieron durante la intervención, entre ellos seis niños y cuatro mujeres. El Pentágono sólo confirmó la muerte de siete personas, entre ellas Al Qurashi, su mujer y al menos dos niños, que fallecieron en el tercer piso del edificio debido a la explosión, explicó en una rueda de prensa el portavoz del Departamento de Defensa, John Kirby. Otras tres personas –un lugarteniente de Al Qurashi, su mujer y un menor– murieron por disparos de las fuerzas estadounidenses después de atrincherarse en el segundo piso, donde vivían, y “abrir fuego” contra los militares, añadió Kirby. La planificación de la operación duró meses y fue en diciembre cuando Biden empezó a debatir sobre el tema con su equipo, una vez que la inteligencia estadounidense se cercioró, asesorada por la inteligencia iraquí, de que era Al Qurashi quien se encontraba en el edificio.
Biden finalmente dio luz verde a la operación el martes y siguió aspectos clave de su desarrollo la noche del miércoles desde la Casa Blanca. “Sabiendo que este terrorista se había rodeado de familias, incluidos niños, tomamos la decisión de llevar a cabo una redada de fuerzas especiales, algo mucho más arriesgado para nuestra propia gente, en lugar de lanzar un ataque aéreo”, afirmó Biden este jueves. El secretario de Defensa, Lloyd Austin, responsabilizó por las muertes de civiles a “Al Qurashi y otros en el edificio, que causaron directamente las muertes de mujeres y niños”. “Pero, dada la complejidad de esta misión, examinaremos la posibilidad de que nuestras acciones también puedan haber resultado en daños a gente inocente”, agregó Austin en un comunicado.