Con la presencia del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, las delegaciones negociadoras de Rusia y Ucrania mantuvieron este martes en Estambul una reunión cara a cara durante algo más de tres horas que puede haber significado el comienzo del camino que termine con la guerra que comenzó el 24 de febrero, cuando tropas rusas ingresaron en territorio ucraniano.

En principio las reuniones en la ciudad turca iban a ser dos, pero durante el encuentro, y al haber llegado a ciertos avances, las partes consideraron necesario realizar consultas directas con los mandatarios para restablecer el diálogo directo dentro de algunos días.

En una conferencia de prensa que brindó luego de la reunión, consignada por la agencia estatal rusa TASS, el jefe de la delegación de Moscú, Vladimir Medinski, calificó como “constructivas” las conversaciones con los ucranianos. El negociador ruso dijo que, de su parte, se dieron dos pasos hacia una desescalada, uno político y otro militar. En el primer aspecto, la delegación rusa dijo que es posible que los presidentes Vladimir Putin y Volodímir Zelenski se reúnan simultáneamente con la firma de un tratado de paz por parte de sus ministerios de Relaciones Exteriores, o antes de lo planeado.

Inicialmente los rusos habían expresado que el acuerdo entre los jefes de Estado se realizaría una vez que el acuerdo estuviera firmado.

El segundo paso fue anunciado por el viceministro de Defensa ruso, Alexander Fomin, quien comunicó que “a medida que las conversaciones avanzan hacia los términos prácticos, el Ministerio de Defensa ruso decidió reducir drásticamente la actividad militar en Kiev y Chernígov”, dijo.

Medinski dijo que este anuncio realizado por Fomin “no significa un alto el fuego”, pero sí lo calificó como “el deseo” de Rusia “de llegar gradualmente a una reducción de la escalada del conflicto, al menos en esas direcciones”. El jerarca ruso agregó que recibieron de sus homólogos ucranianos una “posición claramente expresada”. Las propuestas de Kiev se estudiarán en un futuro cercano y se informarán al presidente, y luego Moscú regresará a las negociaciones con una respuesta, dijo Medinski.

El funcionario ruso expresó también que como condición para la seguridad de Moscú se le planteó a Ucrania la prohibición de la producción y el despliegue de armas de destrucción masiva, así como la prohibición del despliegue de bases militares extranjeras en su territorio y un compromiso escrito en la Constitución de que no intentará lograr ser miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Los negociadores ucranianos se mostraron dispuestos a aceptar estos pedidos de Rusia, aunque con una serie de garantías previas.

“Queremos un mecanismo internacional que funcione, similar al artículo 5 de la OTAN”, dijo el jefe de la delegación ucraniana, David Arahamiya, a la prensa en Estambul. “Nos gustaría que los países garantes fueran los del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas –Reino Unido, China, Rusia, Estados Unidos y Francia–, así como Turquía, Alemania, Canadá, Polonia e Israel”, detalló el parlamentario del partido de Zelenski, Servidor del Pueblo.

En caso de un ataque o agresión contra Ucrania, Kiev podría exigir consultas en tres días, y si no se resolviera el asunto por vía diplomática, tendría derecho a asistencia militar, incluida la declaración de una zona de exclusión aérea, describió Arahamiya sobre el acuerdo propuesto por su delegación, de acuerdo a lo que informó el portal español Público.

Por otra parte, Mijail Podolyak, otro de los integrantes del equipo negociador ucraniano, apuntó que este acuerdo no cubriría “los territorios temporalmente ocupados” por Rusia de las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, ni la península de Crimea, territorio que Rusia anexionó en 2014 pero que Kiev sigue considerando propio. Podolyak agregó que el estatus de los territorios de Donetsk y Lugansk y la península de Crimea se deberá negociar con Rusia en otro tratado aparte con un plazo de 15 años para llegar a una solución.

En todo caso, remarcó el representante del gobierno de Kiev, la propuesta “no prevé que Ucrania utilice la fuerza para liberar estos territorios”. Sobre el final del día el presidente Zelenski ratificó en un mensaje grabado las “señales positivas” luego del encuentro en Estambul, pero aseguró que su país no reducirá sus “esfuerzos de defensa” ante la invasión rusa. “Podemos decir que las señales que hemos oído en las negociaciones son positivas, pero las señales no acallan las explosiones de las bombas rusas”, expresó el mandatario ucraniano.

En las conversaciones realizadas este martes, además de varios representantes diplomáticos turcos, estuvo presente el multimillonario ruso Roman Abramovich, internacionalmente conocido por ser el dueño del club inglés Chelsea. El magnate tiene una buena relación tanto con el presidente ruso Vladimir Putin como con el ucraniano Zelenski y por ello no formó parte de la delegación de Moscú, sino que fue un mediador neutral avalado por ambas partes. Si bien es ruso, toda la familia materna de Abramovich es de origen judío ucraniano y por ello desde el comienzo del conflicto abogó por el diálogo entre las partes, además de ofrecer ayuda humanitaria a los damnificados. De todas maneras, su presencia llamó la atención y generó reacciones negativas de algunos sectores políticos contrarios a Putin, que expresaron que Abramovich está totalmente alineado con el mandatario ruso y que su intención de colaborar tiene como único cometido evitar las sanciones que le fueron impuestas por las potencias occidentales.

Desconfianza estadounidense

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se mostró cauto ante el anuncio ruso de reducir “drásticamente” sus operaciones militares en Kiev y Chernígov y reafirmó el apoyo al Ejército ucraniano, descartando al mismo tiempo relajar las sanciones económicas impuestas a Moscú.

Durante un contacto con medios de prensa en la Casa Blanca, el líder demócrata se refirió al planteo de Moscú: “Ya veremos. No digo nada hasta que vea cuáles serán sus acciones. Veremos si cumplen con lo que sugieren”. Al mismo tiempo, Biden dejó claro que su administración “seguirá manteniendo vigentes las sanciones” y “brindando al Ejército ucraniano ayuda para defenderse”.

En una línea similar se expresó el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, quien, desde Marruecos, expresó que una cosa es lo que se dice desde el Kremlin y otra es lo que se hace. “No he visto nada que sugiera que esto está avanzando de manera efectiva, porque no hemos visto signos de seriedad real” por parte de Rusia, dijo Blinken durante una conferencia de prensa.

“No hay indicios de que Rusia quiere poner inmediatamente fin a la guerra”, agregó el funcionario, que elogió “la valentía y el coraje” de los ucranianos por incorporarse a las negociaciones en un contexto de guerra.

“Está lo que dice Rusia y lo que hace Rusia. Estamos enfocados en lo último”, dijo Blinken. “Lo que Rusia está haciendo es la continua brutalización de Ucrania y su gente, y eso continúa mientras hablamos”, concluyó.