El gobierno sueco que encabeza la primera ministra socialdemócrata Magdalena Andersson confirmó este lunes, luego de un debate parlamentario, que su país pedirá el ingreso en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), uniéndose a la decisión tomada un día antes por el gobierno de Finlandia, en una determinación que significa una de las mayores consecuencias estratégicas de la invasión rusa a Ucrania.
“Hay una amplia mayoría en el parlamento para que Suecia se una a la OTAN”, dijo la primera ministra en una conferencia de prensa que brindó tras su encuentro con los legisladores. Andersson dijo que Suecia estaría “en una posición vulnerable” mientras se procesaba la solicitud, pero que los ministros no veían ninguna amenaza militar directa de Rusia en este momento.
El gobierno finlandés confirmó su intención de unirse a la OTAN el domingo, poco antes de que los socialdemócratas gobernantes de Andersson abandonaran décadas de oposición para respaldar la candidatura sueca al ingreso en la alianza atlántica, convirtiendo el debate de este lunes en una formalidad.
La jerarca sueca agregó que el embajador del país ante la OTAN entregará formalmente la solicitud de Estocolmo a la sede de la alianza en Bruselas en “los próximos días”, y agregó que la solicitud se presentará simultáneamente con la de Finlandia.
Pero el eventual ingreso de los dos países nórdicos tiene por ahora la férrea negativa de Turquía, de acuerdo a lo que reafirmó este lunes el mandatario de este país, Recep Tayyip Erdogan.
En una conferencia de prensa que ofreció en Ankara junto con el presidente argelino, Abdelmayid Tebune, consignada por la agencia Anadolu, Erdogan descartó de plano dar su visto bueno a la entrada de Suecia y Finlandia en la OTAN. Además, enterado de que ambos pensaban enviar delegaciones a su país para conversar con él sobre el tema, respondió que “no tienen sentido venir a Turquía” para hacerle cambiar de opinión, porque no lo hará.
Erdogan explicó que Turquía no puede aceptar el ingreso en la OTAN de Suecia y Finlandia, ya que ninguno de estos dos países “tiene una posición clara e inequívoca sobre las organizaciones terroristas”, en una clara alusión al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), organización política considerada terrorista por el gobierno turco. Suecia y Finlandia deben tener la aprobación de todos los miembros de la alianza para poder entrar y el secretario general de la entidad, el noruego Jens Stoltenberg, se mostró confiado en poder revertir la posición turca.
También el lunes el presidente ruso, Vladimir Putin, se refirió a la incorporación de Suecia y Finlandia a la OTAN. El líder del Kremlin dijo que si bien el ingreso de los dos países en la alianza atlántica no significa “una amenaza directa” para su país, su gobierno no se quedará de brazos cruzados ante este paso.
“Rusia no tiene problemas con estos estados, por lo que no representa una amenaza directa para Rusia su posible adhesión” a la OTAN, manifestó Putin ante sus colegas de Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán y Tayikistán, durante una reunión de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, una alianza liderada por Moscú que agrupa a países de la antigua Unión Soviética. “Pero la expansión de la infraestructura militar de la alianza en esos territorios sin duda provocará nuestra respuesta”, advirtió el presidente ruso.
El jerarca aseguró que el Kremlin analizará la situación y tomará medidas. A su entender, Suecia y Finlandia “no deben hacerse ninguna ilusión de que simplemente nos resignaremos a ello”, dijo y opinó: “Es una pena que el sentido común esté siendo sacrificado por ideas fantasma sobre lo que debería hacerse en la situación actual. Este es el nivel que hay en los que toman las decisiones relevantes en esos países”. “La expansión de infraestructura militar a estos territorios va a generar ciertamente una respuesta nuestra”, expresó además Putin, quien agregó que esta situación es un problema que se crea “artificialmente, porque se hace siguiendo los intereses de Estados Unidos”.
También desde Moscú el viceministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergéi Riabkov, manifestó que la iniciativa de los gobiernos de Suecia y Finlandia “es un grave error adicional cuyas consecuencias tendrán un largo alcance”. En declaraciones citadas por la agencia de noticias rusa Interfax, Riabkov dijo que la respuesta rusa a este movimiento político y militar de países tradicionalmente neutrales “dependerá de las consecuencias prácticas de la adhesión”.