El Salón Oval de la Casa Blanca fue el escenario en el que el presidente estadounidense, Joe Biden, recibió a su par mexicano, Andrés Manuel López Obrador, en el segundo encuentro presencial entre los mandatarios desde que están en el gobierno.

Pese a que el presidente mexicano no había acudido a la Cumbre de las Américas celebrada el mes pasado en Los Ángeles por la decisión estadounidense de no invitar al encuentro a representantes de Cuba, Venezuela y Nicaragua, el mano a mano de este martes entre los líderes fue cordial y ambos destacaron la relación de mutuo respeto que existe entre ellos.

“Nos reunimos en Washington con el presidente de Estados Unidos, Joseph Biden, a quien propusimos cinco puntos básicos de cooperación. Los grandes desafíos nos demandan un programa atrevido de desarrollo y bienestar, además de estrechar aún más los lazos de amistad y cooperación”, escribió en su cuenta de Twitter López Obrador luego del encuentro.

Los dos grandes ejes de la reunión fueron la cuestión migratoria y los asuntos vinculados con la energía y los combustibles. También se abordó el tema de la inflación que están sufriendo ambos países. Tal como recordó la edición mexicana de la revista Forbes, en México la inflación alcanzó una tasa de 7,99% en junio, su nivel más alto en 21 años, y en Estados Unidos fue de 8,6% en mayo, la más elevada de los últimos 40 años.

Según detalló el portal Animal Político, los cinco puntos concretos planteados por el mandatario mexicano a Biden en la reunión en Washington fueron: garantizar y duplicar el abasto de combustible para que más estadounidenses puedan abastecerse en la frontera; poner a disposición de Estados Unidos más de 1.000 kilómetros de gasoductos en la frontera sur con México para transportar gas de Texas a Nuevo México, Arizona y California; suspender algunos aranceles que siguen vigentes a pesar del nuevo tratado de libre comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC); llevar a cabo un plan conjunto de inversión pública y privada que evite importar productos de otros países; y poner en orden el flujo migratorio y permitir la llegada a Estados Unidos de obreros, técnicos y profesionales de distintas disciplinas, mexicanos y centroamericanos con visas temporales de trabajo.

“Sé que sus adversarios, los conservadores, van a pegar el grito en el cielo, pero sin un programa agresivo no será posible resolver los problemas ni conseguir el apoyo del pueblo. Frente a la crisis la salida no está en el conservadurismo, sino en la transformación, actuar con arrojo, transformar, no mantener el statu quo”, le dijo López Obrador al presidente estadounidense. Por su parte, Biden dijo que se pueden superar los desafíos actuales trabajando juntos y aseguró que su gobierno creará oportunidades de trabajo legales para los migrantes, pero le pidió tener paciencia.

“Yo creo que trabajando con usted vamos a poder solucionar los problemas de ambos gobiernos. No quiero sugerir que no hay problemas, porque sí los hay, lo que hay que tener es paciencia”, afirmó Biden, y agregó: “Espero que mis acciones durante toda mi carrera hayan demostrado el respeto que le tengo a México”.

Hablando específicamente sobre la cuestión migratoria, un tema recurrente en las relaciones entre los dos países, pero que en los últimos tiempos ha tomado un giro más dramático, cuya expresión más descarnada quizá haya sido el reciente hallazgo en la ciudad texana de San Antonio de 53 migrantes muertos por hacinamiento en la parte trasera de un camión, 26 de los cuales eran mexicanos, Biden dijo que su gobierno ya tomó algunas acciones.

El presidente demócrata dijo que su administración “está liderando el camino para crear oportunidades de vías legales” para los migrantes y recordó que el año pasado las autoridades migratorias de su país emitieron la cifra “récord” de 300.000 visados para trabajadores mexicanos en empleos no agrícolas.

Además, Biden se comprometió a “duplicar” las visas temporales para ciudadanos de países de América Central en el correr del próximo año, ya que este tipo de medidas ayudan a la economía y mitigan la migración irregular. Pero el presidente estadounidense también puso énfasis en la necesidad de fortalecer los controles en la frontera y combatir las redes de tráfico de personas. En ese sentido, Biden recordó que su gobierno destinó 3.400 millones de dólares para mejorar la infraestructura de varios cruces, entre ellos el paso de San Ysidro, la frontera terrestre más transitada del mundo.