La muerte de más de 50 migrantes mexicanos y centroamericanos en un camión encontrado en la ciudad texana de San Antonio, la semana pasada, puso de manifiesto la vulnerabilidad que enfrentan los migrantes en el continente. Lo que se ve es sólo “la punta del iceberg”, dijo a la diaria Tanja Pacífico, jefa de la Misión de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Uruguay. “Hay muchos casos más que no se reportan, que no llegan a las noticias”, señaló, y agregó que “es un tema muy lamentable que pasa en todo el mundo y también en el continente americano”.

Según un informe que acaba de publicar el Proyecto de Migrantes Desaparecidos (PMD) de la OIM, 1.248 personas murieron a lo largo de 2021 mientras migraban en distintos puntos de América. La cifra implica un aumento de 57% en relación con el año anterior, cuando se registraron 796 muertes y desapariciones de migrantes. Durante los primeros cuatro meses de 2022, la cifra fue de 279.

Varias de esas muertes ocurrieron en incidentes que sufrieron migrantes haitianos que viajaban en embarcaciones precarias en el mar Caribe. En uno de estas, frente a la costa de Puerto Rico, murieron 11 personas. Pero “la mayoría de las muertes y desapariciones se reportaron en América del Norte, lo que también se debe a problemas de cobertura de datos en otras regiones del continente”, señala el informe. Agrega que “entre 2014 y 2020 casi 3.000 personas perdieron la vida [allí] durante su migración, el mayor número registrado por el PMD de la OIM en cualquier frontera terrestre del mundo y, por lo tanto, lo convierte en el más peligroso según los datos”.

Pacifico informó que en los últimos años el cierre de fronteras dispuesto por la pandemia en muchos países aumentó la migración irregular. Exigió mayores recursos de los migrantes, que no sólo debían pagar su traslado sino también exámenes de coronavirus y en algunos casos la permanencia en un hotel para cumplir con la cuarentena. “Aunque en teoría no hubiera restricciones que impidieran el viaje para las personas, igualmente quienes tenían menos recursos se veían en más dificultadas para viajar y movilizarse”, señaló.

Si bien los movimientos migratorios se dan en toda América, hay algunos puntos que son rutas muy transitadas, dijo Pacifico. “Hay varios corredores en el continente que se encuentran muy activos. Uno claramente va por Centroamérica hacia México y Estados Unidos. Otro es la frontera Colombia-Venezuela, donde el tránsito se registra ambas direcciones, porque hay gente que trabaja en Colombia y vuelve a Venezuela. Es una frontera activa en tránsito y además en tráfico y trata”, afirmó.

Otro punto de gran tránsito es la selva del Darién, en la frontera de Colombia y Panamá, “que además se destaca por ser una ruta muy peligrosa en el sentido de que la gente que transita por ese lugar cuenta historias de violaciones, de explotación, de violencia”, señaló. Y a estos lugares se agrega la frontera entre Chile, Bolivia, Perú y el Chaco paraguayo, afirmó. “Esas son las rutas principales, las que están más activas”, dijo la representante de la OIM.

En cuanto a la procedencia de los migrantes, un país relevante es Venezuela. “Para principios de mayo de 2022 más de cinco millones de refugiados y migrantes venezolanos están siendo acogidos por otros países del continente”, afirma el informe del PMD. A Venezuela se agrega Haití, sobre todo en la migración hacia el sur. Pero en la migración hacia el norte, “pasan todas las nacionalidades y se suman otras de Centroamérica –Honduras, El Salvador, Guatemala– que no se encuentran tanto en el Cono Sur”, señaló Pacífico.