El exprimer ministro de Japón Shinzo Abe murió este viernes después de recibir dos disparos durante un acto de campaña para las parlamentarias parciales previstas para el domingo. En el momento del ataque, Abe, de 67 años, hablaba ante sus partidarios en la calle, frente a una estación de tren en la ciudad de Nara. Hacía campaña por la reelección de Kei Sato en el Parlamento japonés, cuando Tetsuya Yamagami, un hombre desempleado de 41 años le disparó.

Los motivos de Yamagami, un exmiembro de las Fuerzas Armadas de Japón, no estaban claros este viernes. Según informaron las agencias internacionales de noticias, para atacar a Abe usó un arma de fuego de fabricación casera, similar a una escopeta, ya que en Japón es muy restringido el acceso a ese tipo de armamento.

De inmediato, Abe se desplomó con heridas en el cuello y la espalda, y aunque fue trasladado de urgencia en helicóptero a un hospital, cuatro horas después se anunció su fallecimiento.

Desde todo el mundo se multiplicaron las reacciones de condena al atentado, las condolencias y reconocimiento a Abe. El actual primer ministro japonés, Fumio Kishida, dijo que el ataque fue un “acto de barbarie” que “nunca se podrá perdonar”. “He sido ministro en su gabinete y, al mismo tiempo, era un buen amigo mío con quien he compartido mucho tiempo”, afirmó Kishida. “Él amaba este país y siempre tenía una visión para su futuro”, agregó.

El dirigente asesinado gobernó Japón en 2007 y 2008, y luego desde 2012 hasta 2020, con lo que fue el primer ministro que más se mantuvo en el cargo. Después de dejarlo debido a una enfermedad intestinal, Abe siguió siendo un político influyente. Además de ser el mentor de Kishida, actualmente mantenía un escaño parlamentario y lideraba una facción del Partido Liberal Democrático.

Según recordaron la agencia de noticias Efe y la BBC, Abe fue nieto del primer ministro Nobusuke Kishi e hijo del ministro de Relaciones Exteriores Shintaro Abe, que ocupó el cargo durante los gobiernos de Yasuhiro Nakasone, en los años 80.

Abe comenzó en la política como asesor de su padre y en 1993 obtuvo una banca de diputado. En 2003 fue nombrado secretario general de su partido y en 2007 ocupó por primera vez el cargo de primer ministro. Durante su gobierno, el dirigente nacionalista cultivó las relaciones con Estados Unidos y la Unión Europea, al tiempo que remarcó la distancia con Corea del Norte y China. Se lo consideró un “halcón” en materia de política exterior, mientras que dentro de Japón instauró una estrategia económica conocida como “Abenomics”, de inversión y estímulo fiscal. Por otra parte, tuvo a su cargo la recuperación del terremoto y tsunami de 2011, que dejaron cerca de 20.000 muertos, y el colapso de la planta nuclear de Fukushima.

Este viernes, Kishida canceló todos los actos de campaña, pero decidió que las elecciones parlamentarias se celebrarán el domingo de todos modos, aunque con un mayor despliegue de seguridad. “Las elecciones son el pilar de la democracia y la democracia hay que defenderla”, declaró. “No podemos rendirnos ante la violencia y, por esta razón, seguiremos luchando en la campaña electoral hasta el final. Espero que el pueblo de Japón piense en ello y trabaje duro para proteger a nuestra democracia”, agregó. De acuerdo con Europa Press, también el secretario general del Partido Liberal Democrático de Abe, Toshimitsu Motegi, manifestó que esa organización política mantendrá su agenda de campaña “para demostrar que el país no va a sucumbir al miedo”.