Las elecciones en Brasil son este domingo y las últimas encuestas proyectan ganador a Luiz Inácio Lula da Silva, representante del Partido de los Trabajadores (PT). Si bien parece difícil un triunfo en primera vuelta, la última encuesta de Datafolha lo muestra con chances de ganar con 50% de los votos válidos. La expresidenta Dilma Rousseff dijo este viernes tener esperanza de que Lula gane en primera vuelta de forma incuestionable sobre su mayor competidor, el actual presidente Jair Bolsonaro.

En diálogo con M24 la exmandataria explicó: “Queremos ganar en la primera vuelta para evitar que Bolsonaro utilice las maniobras que aprendió con [el expresidente de Estados Unidos Donald] Trump para afectar las elecciones”, en referencia a los cuestionamientos que intentó sembrar el mandatario estadounidense sobre la victoria de su oponente, algo que no parecería muy lejano a la realidad brasileña, si se tienen en cuenta las múltiples acusaciones que ha hecho Bolsonaro sobre el sistema de votación electrónico.

La expresidenta analizó la situación actual de su país y opinó que se encuentra en un proceso de cambio, que deja atrás todas las circunstancias que le dieron poder a una política “neofascista y neoliberal”. “Bolsonaro representa lo peor que hay en la sociedad brasileña: el odio, la vuelta de las características más graves de Brasil, que hacen a una profunda desigualdad, a los años de esclavitud”, agregó.

Para Rousseff, “ahora estamos recuperando la democracia, Lula ha hecho una gran alianza, una alianza democrática para reconstruir Brasil. Estamos a dos días de las elecciones, creo que nunca antes en Brasil hubo una recuperación tan rápida, y esa recuperación se debe a que jamás bajamos la cabeza. Espero una victoria el 2 de octubre en la primera vuelta, pero si esa victoria no ocurre es cierto que ganaremos en la segunda vuelta. Queremos retomar la reconstrucción de Brasil”.

Con respecto a cuáles serán las primeras acciones de un posible gobierno de Lula, la expresidenta de Brasil apuntó que uno de los principales focos tiene que ser la justicia social y en particular trabajar para que los 33 millones de personas que están pasando hambre en este momento salgan de esa situación.

“Tenemos que retomar las condiciones de ejecutar un ordenamiento que tiene como primer objetivo la salida de la población brasileña del hambre. En 2014, en mi gobierno, Brasil salió del mapa del hambre de la ONU, somos el único país que retornó al mapa del hambre al final del gobierno de [Michel] Temer. Hay 33 millones de brasileños que pasan hambre; la primera acción de Lula es para retomar eso, retomar las políticas de educación, sin las cuales Brasil no se transformará en una sociedad mejorada; [hay que] retomar las políticas de salud, porque acá hubo un desastre sanitario; tenemos que, en esta gestión, retomar el rumbo económico del país”, resumió.

La integración a la que apuestan Mujica y Dilma

En la entrevista en M24 también participó el expresidente uruguayo José Mujica. Además de intercambiar saludos y abrazos, ambos exgobernantes recordaron algunos episodios de los años en los que compartieron las presidencias de sus países. Asimismo, apuntaron a que uno de los principales desafíos para la región es la integración.

“La onda conservadora no afectó la integración latinoamericana, hay compromiso de reducción de la profunda desigualdad, [que junto] con el crecimiento económico y con la democracia son los pilares de la integración. América Latina tiene la real capacidad de ser un actor presente en el mundo; esto significa que todos los países se tienen que unir y para eso hay que contemplar todos los intereses y reducir las asimetrías entre nosotros”, dijo la expresidenta de Brasil.

Por su parte, Mujica apuntó que “la integración es una lucha para existir en el mundo de hoy, es un amparo, es construir un anhelo que empieza por darnos cuenta de que no es una cuestión de izquierda, derecha o centro, es el desafío de ser o no ser. No es una cuestión de fanatismo, es de autodefensa, y nadie debe quedar por el camino. No podemos esperar a tener un acuerdo absoluto en todo, hay que construir ladrillo a ladrillo con todo lo que hay, y entender que cuanto más nos dividamos, más dominados vamos a estar”.

Mujica apostó a más y lanzó una propuesta concreta: a su entender, América Latina debería convertirse en un solo bloque, con algunas características similares a la Unión Europea, y dijo que para empezar, sería bueno que dentro de pocos años existiera una ciudadanía común que permita a los latinoamericanos pasar de un país al otro. En esta línea, también propuso que se genere una colectividad de pensamiento universitario, que permita la unión de los centros de estudio y que a su vez genere posibilidades de trabajo compartido, en la que los universitarios de un país tengan oportunidades laborales en otro.