El relanzamiento de la alianza estratégica de los dos grandes países sudamericanos, durante la reunión entre Luiz Inácio Lula da Silva y Alberto Fernández, trajo consigo la repetida idea de crear una moneda común para la región. “Sur” es el nombre elegido para esta posible moneda que ya genera sus discrepancias no sólo porque se trata de una decisión política de un presidente que recién entra a un nuevo gobierno y de otro que podría irse -vistas las encuestas de opinión pública-, sino -y sobre todo- por la diferencia cambiaria entre los países de la región.
En la previa de una nueva cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), que se llevará adelante hoy, Lula y Fernández se encontraron en Buenos Aires, donde compartieron una larga conferencia de prensa en la que hicieron mención a la creación de esta moneda.
De forma optimista, Lula expresó que si dependiera de él “siempre tendría comercio exterior con las monedas de otros países para no depender del dólar” y dijo creer “que eso va a suceder”. “Creo que todo lo nuevo debe ser probado. Dios quiera que nuestros ministros del área económica y los presidentes de los bancos centrales tengan la inteligencia y la sensatez necesarias para que demos un salto de calidad en nuestras relaciones comerciales y financieras”, apuntó. Ahora habrá que ver qué es lo que sucede este miércoles, cuando Lula visite al presidente Luis Lacalle Pou en la residencia de Suárez y Reyes, donde seguramente le traslade esta propuesta.
No cumple con las condiciones
Nicolás Pose, docente de Economía Política Internacional en la Universidad de la República, indicó a la diaria que la iniciativa parece tratarse más de un mecanismo de “compensación comercial que permita sostener y eventualmente incrementar el comercio bilateral sin tener que recurrir al dólar estadounidense”.
En ese sentido, sostuvo que la racionalidad detrás de esto es “superar una restricción evidente” para un intercambio comercial bilateral fluido, “que se deriva de la insuficiencia de divisas que atraviesa Argentina y que se expresa en sus múltiples controles cambiarios y, en el plano comercial, en las medidas no arancelarias que impone, que muchas veces tienen un motivo más de administración de divisas que de protección comercial”. En otras palabras, Sur funcionaría de forma paralela a las monedas nacionales y se utilizaría sólo para los intercambios comerciales de los países, en busca de darles cierta estabilidad a los precios regionales.
La nueva moneda vendría a dar una respuesta a esta restricción, consideró Pose. Asimismo, el académico sostuvo que “claramente” el proyecto “no parece viable” en el corto plazo dado que las economías “no cumplen con las tres condiciones planteadas por la teoría de las áreas monetarias óptimas”: movilidad laboral entre los países, apertura y flexibilidad en la región, y ciclos económicos similares, además de mencionar “un cuarto componente”, como son las “transferencias fiscales” para, de alguna forma, subsanar los riesgos que puedan enfrentar distintos sectores de la región. Sumado a la inestabilidad macro de la economía argentina y los “vaivenes de su moneda”, Pose entiende que las características de Sur “apuntarán a ser una unidad de cuenta para el comercio exterior bilateral y no una moneda común, al menos de acá a unos cuantos años”. De todas formas, ¿qué pasaría si eventualmente se define avanzar hacia una moneda común de circulación?
El economista Gabriel Oddone, por ejemplo, señaló a la diaria que le parece un impulso de “carácter político sin mucho fundamento” técnico y que su probabilidad de concreción “es muy baja”, por lo que Uruguay “tiene que mirar atentamente para ver qué supone o qué están pensando y, en todo caso, evaluar muy bien los movimientos”.
Oddone consideró que los procesos de integración monetaria son de muy largo desarrollo. Como muestra de ello citó que en la historia han estado asociados a la consolidación de estados nacionales, por ejemplo, lo que ocurrió en Europa con el euro. “Tuvo medio siglo de acumulación de decisiones políticas consistentes de armonización de una serie de instrumentos del manejo macro entre muchos países, que terminaron 50 años después en la creación de una moneda, y aun así hay muchos capítulos que quedaron pendientes y que son críticas que se le suelen hacer a todo el proyecto de la Unión Monetaria”, expresó.
Argentina y Brasil “no tienen estabilidad política”, sostuvo. En ese marco, dijo que en el país que dirige Fernández va a haber unas elecciones “reñidas” este año, mientras que en Brasil Lula ganó con un “ajustadísimo margen” y tiene un Congreso “débil” para “apuntalar” la gestión del gobierno: “Por los episodios que acabamos de ver, tiene que trabajar mucho en consolidarse internamente”.
“Un planteo de este tipo es más un intento de huir hacia adelante y poner en la mesa un tema que puede ser emblemático, atractivo desde el punto de vista político, pero que no tiene ningún fundamento”, insistió, y agregó que para que se pueda concretar la idea tendría que haber una agenda de integración comercial “potente”.
Para el socio de CPA Ferrere, Argentina “no tiene una hegemonía” como para convencer a los mercados o a todos los actores que tiene que haber detrás de este proyecto. Brasil, en tanto, dijo que ni siquiera tiene una armonización tributaria interna en su territorio: “Movilizar mercancías dentro de Brasil supone muchas veces pagar impuestos estaduales. Por lo tanto, se supone que sus mercados de bienes no están integrados adecuadamente; ni hablar de que la armonía fiscal entre los países y dentro los países no existe”, graficó.
En tanto, expresó que la “desconfianza” en la moneda argentina es “infinita” por la cantidad de tipos de cambio que hay actualmente, para paliar la situación financiera del país. Grosso modo, expuso que en concreto la idea es una “ingenuidad”, que en su opinión le hace “daño” al debate público a nivel regional. “No digo que es una mala idea, seguro es una idea que sería deseable, atractiva en instancias superiores de integración de las economías, pero que ponerlas arriba a la mesa con este grado lo único que hacen es malgastar una buena idea”, indicó.
En tanto, el economista especializado en comercio internacional Marcel Vaillant dijo que lo que se va a acordar es un mecanismo de compensación de estados que se asisten en el marco de la Asociación Latinoamericana de Integración y que habrá una versión bilateral argentino-brasileña con el propósito, “más bien de corto plazo”, de “alivianar” los problemas de financiamiento en dólares que tiene Argentina. “Creo que ese es el efecto inmediato de lo que va a ocurrir, y quienes están anunciando una moneda común, en general, son los encargados de las medidas de comunicación de Argentina. En Brasil han desestimado que ese sea el título de lo que vayan a hacer”, expresó en diálogo con la diaria.
- Leé más sobre esto: Previo a la reunión entre Lacalle Pou y Lula, el canciller de Brasil dijo que el TLC entre China y Uruguay rompería el Mercosur
El experto apuntó que Brasil, en términos diplomáticos, “un poco le está haciendo el juego al gobierno de Argentina por la fuerza del anuncio”. En ese marco, opinó que la estrategia debería ser tener una “agenda corta”, que sea “creíble” para ir “de algún modo” dando pasos que “permitan generar credibilidad en el proceso de integración”. En agregado, Vaillant sostuvo que Uruguay “no debería hacer nada” con esta propuesta porque “no va a pasar nada”: “No hay mucho para preocuparse. Hay un corolario y es que en cierta medida en la prensa regional Uruguay aparece como el díscolo, el divergente y el problemático, con el proceso de integración, y eso a ojos vista es totalmente injusto e incierto”, valoró.
En ese sentido, expresó que desde hace “bastante tiempo” el “desviador serial” ha sido encarnado por los gobiernos de Argentina, puesto que este país ha tenido un “comportamiento totalmente disolvente con la integración, por no decir tóxico”.
En síntesis, se trata de un anuncio “tóxico” porque “no agrega credibilidad, todo el mundo sabe que no va a pasar y obliga a Brasil a tratar a Argentina de esa forma. Yo creo que nadie en el gobierno de Brasil cree seriamente que eso va a ocurrir”.
Por ahora, no
En el ámbito político tampoco hay buenas expectativas sobre la propuesta. Desde el Frente Amplio (FA), por ejemplo, el senador Mario Bergara, expresidente del Banco Central, indicó en diálogo con la diaria que la propuesta no tendría “viabilidad alguna”, puesto que “el Mercosur está lejos de satisfacer las condiciones mínimas de este proceso”, en vista de que “no solamente no hay condiciones para una unificación monetaria o una moneda común”, sino que tampoco hay “condiciones para la coordinación de políticas macroeconómicas, sobre todo en el terreno fiscal”, ni tampoco para la creación de “una institucionalidad supranacional que pueda coordinar este tipo de cosas”.
“Esto que anuncian Brasil y Argentina, ¿se hace en el contexto del Mercosur o es un acuerdo, en todo caso, anunciar una cuestión bilateral Argentina-Brasil?”, se preguntó y entendió el anuncio como “un indicio de la vuelta a la bilateralidad en la gestión del Mercosur entre Argentina y Brasil, que ha hecho daño en el pasado”.
También se preguntó qué sucede con uno de los mantras más repetidos en el bloque: “Si tanto es que hay que cuidar las decisiones colectivas del Mercosur para hacer acuerdos comerciales, ¿acaso no hay que cuidar eso también para este tipo de anuncios y decisiones? La bilateralidad de Argentina y Brasil también deteriora el Mercosur”.
Por su parte, el senador Daniel Caggiani valoró el anuncio de ambos países porque “por lo menos” se comienza a trabajar en una alianza estratégica entre dos países “muy importantes” de la región. Pese a lo dicho, cree que la iniciativa de la moneda común “es más una expresión de deseo que una posible concreción” en el corto plazo. A su vez, señaló a la diaria que el desencadenamiento de tener una moneda común tiene que tener caminos previos. Entre ellos, avanzar en la posibilidad de que los países sudamericanos puedan comerciar con las monedas locales y no depender tanto de una divisa extranjera.
“Si se toma como un paso inicial hacia el objetivo que tiene varios pasos por delante, si se cumplen las etapas, sería algo muy auspicioso; eso es muy fácil decirlo, más fácil escribirlo y es mucho más difícil hacerlo, [porque] las asimetrías que existen en términos de tipo de cambio entre los países y la variedad monetaria que existe, creo que por lo menos hoy es un objetivo bastante de largo plazo”, consideró. Caggiani agregó que él es más de la idea “más asociada” a dar “pasos más concretos” para ganar confianza y “sobre todo ir posibilitando tener convergencia”.
En tanto, Gustavo Penadés, senador integrante de la Comisión de Asuntos Internacionales, recordó que desde la década del 90 sobrevuela la idea, por lo tanto “no debe sorprendernos”. En ese marco, dijo a la diaria que le parece más que nada una expresión de “buenos deseos”, porque la creación de una moneda común “implica una enorme cantidad de coordinaciones en política macroeconómica y microeconómica que no sé si están en condiciones de poder hoy asegurar ni Argentina ni Brasil”.
El senador apuntó que lo que más le “preocupa” es que en “tantas oportunidades” a Uruguay se le reclama que “no se corte solo” en lo que refiere a negociaciones bilaterales con países fuera del bloque: “En esta circunstancia estamos viendo cómo dos países integrantes del Mercosur están pensando decidir transitar un camino sin consultar a los otros dos socios del bloque, que son Uruguay y Paraguay”. Aun así, llamó a “seguir con mucha atención el tema”.
En tanto, el diputado nacionalista Juan Martín Rodríguez expresó que hablar de moneda común “suena muy lindo”, pero “hay que analizar lo que genera”. “Hoy la realidad de América del Sur es realmente muy diversa, en especial la de las economías de Argentina y Brasil. ¿Realmente alguien puede pensar que para la economía argentina puede estar dentro de sus prioridades alcanzar una moneda común y contemplar las dificultades que otras economías pueden tener a la fecha? ¿Brasil va a hacerse cargo de todo eso? Es realmente un acto voluntarista en el que no se analizan las circunstancias de las economías de los países, pero que como titular suena muy lindo. Todo indica que va a fracasar de la misma manera que hace algunos años”, expresó en conversación con la diaria.
- Leé más sobre esto: ¿Una moneda común para integrar a América del Sur?