El mandatario argentino, Alberto Fernández, recibió el martes en la Quinta Presidencial de Olivos, junto al canciller, Santiago Cafiero, al expresidente uruguayo José Mujica y a la exvicepresidenta Lucía Topolansky. Durante una “comida larga” que se extendió durante “buena parte de la noche” intercambiaron sobre varios temas políticos, principalmente vinculados a la integración regional y a la situación candente que atraviesa Brasil, a pocos días de la asunción de Luiz Inácio Lula da Silva, comentó Mujica en diálogo con la diaria.

Al hablar sobre Brasil quedó de manifiesto una preocupación compartida, dijo Mujica. Consultado sobre la explicación que le encuentra a lo que está pasando en el país norteño, reflexionó: “Desde mi punto de vista, años de prédica fanática han generado un cuerpo militante de gente embebida hasta con actitud religiosa, que se come la pastilla y que ha sido conducida. Atrás de eso había una inteligencia, y creo que lo que buscaba era un gran caos que precipitara la salida de las fuerzas armadas”, analizó el dirigente frenteamplista.

Mujica recordó que “lo que pasó”, en referencia a las asonadas, “está precedido por una campaña de ir a la puerta de los cuarteles a pedir que las fuerzas armadas dieran un golpe de Estado”. “Y yo sé que hay corrientes en ese sentido dentro de las fuerzas armadas, y corrientes contrarias. Creo que la presión internacional y la unidad que ha demostrado Brasil tal vez actúen como freno”, consideró. A su entender, “al fin y al cabo, el desenlace está en la actitud que asuman las fuerzas armadas: si van a respetar la Constitución y respaldar la decisión democrática o van a entrar en el camino de la aventura”.

En ese sentido, Mujica dijo que quiere conversar “largamente” con Lula, y adelantó que “es bien probable” que se reúna con el mandatario brasileño cuando este visite Uruguay para tener un encuentro con el presidente, Luis Lacalle Pou, lo cual está previsto para el 25 de enero.

También hablaron “sobre la experiencia fracasada de la integración”, mencionó el exmandatario. Afirmó que coincidieron en que los países de la región deben “aprender de los errores que se cometieron y establecer una política de largo plazo” en materia de integración, en términos de “15-20 años”, y “cambiar los criterios, porque no es una cuestión de izquierda o derecha; es, en el fondo, una cuestión de poder hacer frente al desafío que se nos viene encima como civilización”, planteó.

Mujica cuestionó algunas ideas ambiciosas, como la de crear un banco central común, que planteó el presidente de Brasil, o la de instaurar una moneda única para América del Sur: “Hacer una política es un montón de cosas y hay que empezar por las más pequeñas y no por las últimas. Porque de repente te dicen: 'necesitamos un Banco Central, necesitamos una moneda única'; ah, macanudo, pero chancho flaco sueña con maizales gordos”, evaluó.