Daniel Scioli, embajador de Argentina en Brasil, llamó al presidente Luis Lacalle Pou a cumplir con las “reglas fundacionales” del Mercosur ante la insistencia de avanzar con la flexibilización del bloque para negociar bilateralmente con países extrazona. Esto mismo se lo comentó a Mauro Vieira, canciller brasileño, quien adelantó en una entrevista con Folha de São Paulo que el Mercosur tiene un arancel externo común, por lo que “si usted negocia afuera, destruye la tarifa”.

En este sentido, se mostró dispuesto a “examinar” y “ver las necesidades de cada uno y las asimetrías que existen”, ya que “el Mercosur no es el mismo de la época de su creación” y, por tanto, “ver qué se puede hacer en términos de algún tipo de concesión”, pero “destruir el Mercosur no le interesa a nadie”.

Por su lado, el ministro de Economía de Brasil, Fernando Haddad, señaló que el Mercosur debe “fortalecerse” antes de pensar en acuerdos bilaterales, como lo hace Uruguay. “Hay que mejorar el instrumento. El camino debe ser fortalecer el Mercosur”, indicó. Luego, Sergio Massa, el superministro argentino, dijo que Uruguay es “el hermano menor” y por lo tanto “hay que cuidarlo”.

Los ejemplos para el llamado de atención del diplomático se basan en el avance de un tratado de libre comercio (TLC) con China -de los que ya hay estudios de factibilidad- y del pedido de ingreso formal al Acuerdo Transpacífico. “Lula, después de la visita a Argentina, va a Uruguay y seguramente va a ayudar a armonizar, porque el bloque unido tiene más capacidad de negociación”, indicó Scioli, y aseguró que “divididos somos débiles”, pero que “juntos somos más fuertes”.

La idea de flexibilizar el bloque será uno de los temas centrales de la reunión que mantendrá en la mañana de este miércoles el presidente uruguayo con su par de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, en la residencia presidencial de Suárez y Reyes, donde luego compartirán un almuerzo.

En la previa

En tanto, en la previa de la cumbre de la Celac, los presidentes Alberto Fernández, de Argentina, y Lula acordaron decenas de puntos para relanzar la alianza estratégica entre ambos países, que se vio diezmada durante la presidencia de Jair Bolsonaro. Entre esos puntos, hay algunos referidos al Mercosur.

Por ejemplo, reconocieron la necesidad de “potenciar su agenda interna” del Mercosur para “profundizar la integración política y económica y fortalecer las cadenas regionales de valor, con la participación activa de todos los socios del bloque y del sector productivo, para generar condiciones de vida dignas a través de mayor producción y empleo de calidad en la región, así como de contribuir al desarrollo sostenible de nuestros países”.

Según detallaron en una carta, con estos objetivos, los presidentes dieron cuenta a sus integrantes de gabinete a que empiecen a trabajar en la articulación de una estrategia común que “potencie el mercado regional”. “La profundización de la integración productiva, la dinamización y fluidez del comercio y el desarrollo de las capacidades científico-tecnológicas permitirán a los países del bloque aprovechar la reconfiguración de las cadenas globales de valor con nuevos criterios productivos y distributivos, compatibles con un proceso de desarrollo sostenible”, expusieron.

Asimismo, señalaron la importancia de la “dimensión social” del bloque como “proyecto amplio y profundo de integración que tenga impacto concreto en la vida de las personas”. En ese sentido, resaltaron que el diálogo constante con la sociedad civil y con los movimientos sociales “fortalece la integración”.

Además, se comprometieron a que haya una “mejora continua” del Mercosur, del proceso regulatorio y la calidad de las normas armonizadas como “instrumento para intensificar la participación en el comercio internacional, atraer inversiones y profundizar la integración regional, mejorando la previsibilidad y la seguridad jurídica; aumentar la participación social y la transparencia; y aumentar la competitividad industrial con contornos modernos y sostenibles en su marco regulatorio”.

Ambos mandatarios coincidieron en la “importancia” del bloque como “plataforma de inserción regional y global” de los países miembros y además reiteraron la necesidad de “respetar” la política comercial del bloque, conduciendo negociaciones “de manera conjunta” para “potenciar” las “capacidades productivas y científico-tecnológicas del bloque, y ampliar las posibilidades de incremento del comercio y de la generación de empleo”.

Otro de los puntos sobre la mesa fue la ratificación del acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea, que en los últimos años no ha avanzado. En ese marco, los presidentes expresaron “preocupación” por las recientes “medidas unilaterales proteccionistas europeas”, que están “amparadas bajo supuestas preocupaciones ambientales, que pueden afectar el equilibrio del acuerdo”.

De relanzamientos e integraciones

La integración de Bolivia al Mercosur volvió a estar sobre la mesa de los presidentes de Argentina y Brasil. Los mandatarios dijeron que apostarán a “buscar dar seguimiento al proceso de adhesión” del país que dirige Luis Arce. Además, reiteraron su compromiso con el Protocolo de Ushuaia y su disposición de trabajar constructivamente para que Venezuela regrese al bloque.

Por último, acordaron relanzar la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur). Para eso, se comprometieron a comenzar un proceso de diálogo “a nivel presidencial” con los países de la región hacia el relanzamiento del espacio. Uruguay se retiró de la Unasur al comienzo de este gobierno porque estaba “basado en alineamientos político-ideológicos”, según expresó la cancillería en 2020.

En una carta, los expresidentes José Mujica y Dilma Rousseff, entre otros líderes e intelectuales, consideraron que se debería hacer “autocrítica” sobre la “anterior” Unasur para “garantizar el pluralismo y su proyección más allá de las afinidades ideológicas y políticas de los gobiernos de turno”.