El rey de España, Felipe VI, propuso este martes a Pedro Sánchez, líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), como candidato a la presidencia del gobierno, luego de que el derechista Alberto Núñez Feijóo fracasara en su intento de investidura.

Así lo anunció la presidenta del Congreso, Francina Armengol, quien dijo que acordará con Sánchez la fecha para la votación de su candidatura.

Armengol explicó que esa sesión parlamentaria debe fijarse de tal modo que “el candidato tenga tiempo” de llegar a los acuerdos necesarios para que su intento de liderar el Ejecutivo no naufrague. Hasta el 27 de noviembre hay plazo para celebrar esa votación.

Sánchez dio este martes una conferencia de prensa en la que dijo que se reunirá con todas las organizaciones políticas con representación parlamentaria, excepto con la extrema derecha de Vox. Esa ronda de consultas comenzará este miércoles con una reunión con la líder de Sumar, Yolanda Díaz, y también incluirá al Partido Popular, aunque no para “pedirles el voto”, manifestó.

Acerca de la posibilidad de llegar a acuerdos de investidura con los partidos independentistas catalanes Junts y Esquerra Republicana de Catalunya, Sánchez no mencionó la posibilidad de pactar una amnistía para quienes participaron en el proceso independentista de 2017, como reclaman esas organizaciones políticas. Pero sí señaló la necesidad de “hacer política” y agregó que esto implica “generosidad, implica compromiso con tu país e implica lógicamente liderazgo”.

El líder socialista agregó que la situación de Cataluña es “un conflicto” que se tiene que resolver dentro de la política y no “en otros ámbitos”.

En varias ocasiones Sánchez cuestionó que se judicializara ese conflicto. Según citó el diario Público, el líder del PSOE y actual presidente del gobierno en funciones agregó que “no hay nadie que se pueda sentir orgulloso” de cómo se desarrolló la crisis de 2017, y agregó: “Yo no me siento orgulloso y no era presidente, sino líder de la oposición”.

En su opinión, los catalanes quieren “pasar página de esta situación” y vivir en un país “cohesionado” y no “fragmentado”. Acerca del reclamo de los partidos independentistas de que se incluya en el acuerdo de investidura un referéndum de autodeterminación para Cataluña, Sánchez manifestó su rechazo, “no sólo por compromiso y exigencia constitucional, sino por una convicción política”.

Un referéndum de ese tipo “es contrario a mi palabra y a mi acción”, agregó, y dijo que se mantendrá en esa posición. Al mismo tiempo, señaló que no se puede aspirar a gobernar España si no se reconoce su “diversidad territorial”, citó Europa Press.

También las negociaciones que Sánchez mantendrá con la líder de Sumar implicarán reclamos para el líder del PSOE. Según adelantó Díaz, su partido reclama varias medidas que consideran “fundamentales” para avanzar en una agenda social. Para la dirigente y vicepresidenta del gobierno, está lejos de cerrarse un acuerdo todavía.

Una de las acciones que demanda Sumar es la suba del salario mínimo hasta llegar a 60% del salario medio. Si bien el salario mínimo había llegado a ese porcentaje en enero, se desfasó un poco en el correr del año y Sumar propone que la actualización se aplique de forma automática.

El partido de Díaz propone además mejorar las condiciones de despido de los trabajadores, una baja en el precio de la canasta familiar, y aprobar una ley de cuidados que amplíe las licencias parentales y por cuidado de familiares, en particular para las familias monoparentales.

Reclama también una reforma de la financiación y los impuestos de las regiones autónomas, que apuntan en particular a atribuir más recursos a la Comunidad Valenciana, señaló Público.

Este punto, de acuerdo con el periódico, plantea la dificultad de que requiere de un acuerdo con las 17 comunidades autónomas, de las cuales 12 están gobernadas por el Partido Popular, en algunos casos en coalición con Vox.

Para ser investido en una primera votación, Sánchez necesita 176 votos, la mayoría simple en el Congreso que integran 350 diputados. Si no los consigue, en una segunda votación deberá obtener más votos a favor que en contra, es decir que no se cuentan las abstenciones.

El PSOE cuenta con sus 121 escaños, pero alcanzaría la mayoría simple si consigue el voto de los 31 diputados de Sumar, los siete de Esquerra Republicana, los seis del partido vasco Bildu, los cinco del Partido Nacionalista Vasco, uno del Bloque Nacionalista Galego y al menos cinco de los siete de Junts.

Si no reuniera el respaldo suficiente para el 26 de noviembre, se disolvería el Parlamento y se convocaría a elecciones para el 14 de enero.