Desde la medianoche del miércoles Finlandia cerrará su frontera de 1.300 kilómetros con Rusia tras acusar al gobierno de Vladimir Putin de utilizar a inmigrantes como parte de una “guerra híbrida” para desestabilizar al país nórdico. El último paso fronterizo en ser cerrado fue el de Raja-Jooseppi, ubicado en el municipio de Irani, en la región de Laponia.

El gobierno finlandés viene acusando a su par ruso de conducir migrantes, en su mayoría provenientes de países africanos y de Medio Oriente, hacia la frontera entre ambos países. El primer ministro finlandés, Petteri Orpo, dijo sobre la situación: “No aceptamos ningún intento de socavar nuestra seguridad nacional. Rusia ha causado esta situación y también puede detenerla”. Además, describió la decisión de cerrar la frontera como una medida “necesaria y proporcionada”, informó Efe.

Según explicó The Guardian, la Guardia Fronteriza Finlandesa informó que más de 900 solicitantes de asilo llegaron a Finlandia desde Rusia en noviembre. Provienen, entre otros países, de Somalia, Yemen, Irak y Siria. Una fuente dijo que muchos llegaron andando en bicicleta por la nieve y agregó: “Se los ve sólo con calzados deportivos y andando en bicicleta en la nieve. Está claro que quien los manda no piensa en su seguridad”.

El cierre de fronteras durará dos semanas. Después de este período podría ser posible reabrir un paso fronterizo, según las autoridades finlandesas.

El defensor del pueblo finlandés para la no discriminación manifestó su preocupación por que el gobierno de Helsinki pueda estar poniendo en peligro el derecho a solicitar asilo según la legislación internacional. Por ahora, los inmigrantes que llegan a Finlandia desde Rusia teóricamente tendrían que buscar asilo al llegar a los aeropuertos o puertos finlandeses, pero esto es imposible debido a la falta de tráfico aéreo y de barcos de pasajeros entre los dos países.

Pia Lindfors, directora ejecutiva del Centro de Asesoramiento para Refugiados, dijo a la BBC que la decisión de Helsinki podría obligar a los solicitantes de asilo a cruzar lejos de los puntos fronterizos oficiales, dejándolos sin otra opción que viajar de cientos de kilómetros a través de bosques y ríos, algo que podría ser mucho más peligroso en el peor momento del invierno boreal.

Por su parte, las autoridades estonias anunciaron que hay una posibilidad de un “desbordamiento” dentro de su territorio como consecuencia de la decisión de Finlandia. El ministro del Interior de Estonia, Lauri Läänemets, explicó a Euronews: “La decisión de Finlandia de cerrar todos los pasos fronterizos de su frontera oriental significa necesariamente que la presión migratoria procedente de Rusia se extienda automáticamente a nuestros pasos fronterizos o a la frontera verde”, es decir, a áreas naturales y boscosas sin puntos fronterizos formales.

Las autoridades rusas también fueron criticadas por el secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, el noruego Jens Stoltenberg. “Los hemos visto usar energía, los hemos visto usar ciberataques, los hemos visto usar diferentes tipos de operaciones clandestinas para socavar nuestras democracias”, afirmó.

Por su parte, las autoridades rusas han condenado la decisión de Finlandia de cerrar la frontera. El viceministro de Exteriores ruso, Alexandr Grushkó, acusó al gobierno de ese país de tomar una decisión “irracional”. “Podemos comentar decisiones racionales, en las que se puede buscar una lógica, pero la decisión [de Finlandia] es irracional”, sostuvo el funcionario, según recogió la agencia estatal rusa TASS.

El martes, el Kremlin también advirtió a Finlandia que el cierre de fronteras podría crear más “líneas divisorias en Europa” y podría costarle al país nórdico 3.000 millones de euros, según informó Deutsche Welle.