Los legisladores se habían reunido en el Capitolio para certificar el triunfo que consagraría a la presidencia a Joe Biden cuando irrumpió una horda de adherentes del derrotado Donald Trump. La ocupación se conoció como “Toma del Capitolio” y no fue hace mucho tiempo: el 6 de enero de 2021, menos de tres años. La turba llegó al Congreso de Estados Unidos alentada por el expresidente, que había convocado a sus partidarios a “caminar al Capitolio”. Fue el remate de una serie de denuncias de parte del empresario por un supuesto fraude electoral que lo dejaba fuera del cargo. En esa revuelta no sólo hubo caos institucional, hubo muertos: cuatro, entre ellos un policía y una manifestante. Dos años y 64 causas judiciales después, Trump no pudo acreditar sus denuncias.

Javier Milei no se atreve a pronunciar la palabra “fraude”. No lo hizo en ninguna de las entrevistas televisivas que aceptó dar desde que obtuvo el pase al balotaje, hace 20 días. Se remilga el candidato: respira hondo, entrecierra los ojos y habla de “irregularidades”. La última vez fue con Jaime Bayly, la semana pasada: “Hubo irregularidades de semejante tamaño que ponen en duda el resultado”, dijo respecto del 22-O. Dejó flotando Milei, además, la idea de que la entidad a cargo del recuento de votos, la Cámara Nacional Electoral, “está influenciada por el poder político”. Adelantó que “no podría aceptar” un resultado desfavorable en el balotaje, previsto para el 19 de noviembre, porque no confía en el sistema de escrutinio. Lo de La Libertad Avanza (LLA) no es original.

Denunciar fraudes en redes y sin pruebas: una trampa que ya se hizo

Donald Trump, Jair Bolsonaro, en Brasil, y Vox, en España, también echaron mano a esa trampa. En octubre del año pasado, Brasil eligió presidente para el período 2023-2026. Hubo balotaje entre Bolsonaro –en ese entonces presidente– y su antecesor, Luiz Inácio Lula da Silva, quien resultó vencedor por el 50,90% de los votos contra el 49,10%. La votación, como todas desde hace 26 años, se realizó en ese país mediante urnas electrónicas.

Sin prueba alguna, días después circularon posteos en redes que indicaban que las máquinas habían sido hackeadas “alterando los resultados”. Imposible: la urna electrónica no puede ser hackeada porque no tiene conexión remota de ningún tipo. Pero las fakes viralizadas alcanzaron para sembrar la duda. Bolsonaro nunca reconoció la derrota electoral a manos de Lula da Silva y se lo señala como artífice del intento de golpe de Estado que se desarrolló en Brasil en enero.

Pasó lo mismo en España y también en las redes sociales. Con una salvedad: la sospecha sobre la eficiencia del escrutinio se plantó antes del día fijado para las elecciones. En julio y en elecciones anticipadas, hubo “denuncias virtuales” sobre el voto por correo y fraude electoral que ponían en duda los resultados antes (incluso) de que se contaran los votos. Esas afirmaciones fueron amplificadas por partidarios del Partido Popular, de centroderecha, y de la ultraderecha Vox. Aquí, en Argentina, dos días antes del domingo de las generales, Milei plantó la sospecha de fraude. Fue durante una entrevista con Crónica TV.

Aquella declaración televisiva hizo que el fiscal con competencia electoral, Ramiro González, citara al apoderado del partido, Santiago Viola, para que aportara información, hiciera la denuncia formal o rectificara lo que había dicho el candidato. Ahí fue Viola a hablar con el fiscal. elDiarioAR pudo saber que Viola habló de la experiencia que tuvieron en las PASO (elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias). Dijo que hubo “robo de boletas en varias escuelas”, que hay “varios videos y fotos que circulan en redes” y que se comprometía a enviar ese material para adjuntar a la investigación. También dijo que le contaron que cuando un votante reclamaba que faltaban boletas se le indicaba “que votara a otra fuerza”. “Vieron diferencias entre algunas actas presentadas por nuestros fiscales y los datos que fueron transferidos a la junta electoral del distrito correspondiente”, agregó.

Milei: un discurso para la cámara y otro para sus votantes

Hubo un discurso, televisado, casi en cadena nacional, que se transmitió desde el búnker de LLA, en el hotel Libertador. En ese, Milei admitía el segundo puesto y se acercaba a Juntos por el Cambio. Pero hubo otro discurso esa misma noche de las generales. Milei salió a hablarle a su militancia. De pie en el escenario, frente a las banderas que llevaban su nombre, el candidato dijo: “Piensen que hubo 5.000 denuncias de fraude. Nos afanaron las boletas en 5.000 mesas”.

Hasta ahora LLA no hizo ninguna denuncia en la Justicia. Pero a esa altura de la noche, cuando estaba en proceso el recuento provisorio, en redes sociales ya circulaba la idea –falsa– de un fraude. Instalar la sospecha fue un movimiento en tres tiempos. Arrancó en el canal de streaming Break Point, que transmitió desde el búnker de LLA, con un llamado a la militancia de parte de Eugenia Rolón –la community manager que administra algunas redes sociales de Milei–, quien pidió hacer “tendencia en Twitter ‘Fraude’”. Los diputados electos Lilia Lemoine y Agustín Romo, el legislador Nahuel Sotelo y el excandidato a jefe de Gobierno Ramiro Marra replicaron la idea en sus redes sociales. Se acoplaron influencers que adhieren al espacio y referentes del partido. Por último, Milei reposteó. Esa acción, coordinada y poco orgánica (a esta altura), se trasladó y amplió a otras plataformas, como Tiktok e Instagram. Fue suficiente para sembrar la duda sobre la legitimidad del proceso electoral.

Una versión más extensa de este artículo fue publicada en elDiarioAR.