La Policía de Brasil ejecutó esta mañana seis órdenes de arresto preventivo en Brasilia y Río de Janeiro y 16 órdenes de allanamiento y secuestro de materiales en viviendas, entre las que se encontraba la casa del expresidente Jair Bolsonaro.
La orden fue dada por el Supremo Tribunal Federal de Brasil, que realiza una investigación liderada por el juez Alexandre de Moraes, sobre una presunta red de corrupción y fraude al Ministerio de Salud para emitir certificados de vacunación falsos contra la covid-19.
“Los hechos investigados teóricamente constituyen delitos de infracción de medida preventiva de salud, asociación delictuosa, inserción de datos falsos en sistemas de información y corrupción de menores”, informó la Policía brasileña, según recoge la agencia AP.
El comunicado policial aclara que la introducción de datos falsos al sistema ocurrió entre noviembre de 2021 y diciembre de 2022, y permitió que las personas con constancias de vacunación adulteradas cumplieran con los requisitos que solicitaba Estados Unidos para ingresar al país. El objetivo era “mantener el discurso que buscaba atacar la vacuna contra la covid-19”, sostiene la Policía.
Bolsonaro se encontraba en la casa en el momento del operativo, informaron medios locales. Según fuentes policiales que consigna GloboNews, se investiga si fueron falsificados los certificados de vacunación del expresidente y de su hija Laura de 12 años. La cadena O Globo agrega que los celulares de Bolsonaro y de su esposa fueron confiscados en el operativo, y que se han realizado entrevistas con personas que pueden tener información sobre la maniobra delictiva.
Actualmente Bolsonaro vive en una casa en el barrio privado Lago Norte, en Brasilia, en una propiedad alquilada al Partido Liberal desde que volvió de Estados Unidos, donde estuvo los primeros tres meses tras perder las elecciones con Luiz Inácio Lula da Silva.
Entre los detenidos de esta mañana está uno de los exasesores de Bolsonaro, el teniente coronel Mauro Cid Barbos, y también estaban en la lista de detención el policía militar Max Guilherme y el soldado del Ejército Sérgio Cordeiro, que actuaron como guardaespaldas del expresidente.
Durante el mandato de Bolsonaro el coronavirus arrasó con la población de Brasil -los muertos superaron los 700.000- y al llegar las primeras vacunas al país el exmandatario se mantuvo firme en su postura de que no era necesario inocularse.