El número de personas con hambre en el mundo pasó de 613 millones en 2019 a 735 millones en 2022, según la última edición del informe El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo, publicado este miércoles conjuntamente por cinco organismos especializados de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Se trata del informe más importante sobre el asunto que se presenta anualmente en el mundo, elaborado por la Organización de la ONU para la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) junto con el Fondo de la ONU para la Infancia (Unicef), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, el Programa Mundial de Alimentos y la Organización Mundial de la Salud.

Según los datos del estudio, consignados en la página oficial de la ONU, en sólo cuatro años, de 2019 a 2022, la pandemia de coronavirus, la crisis climática y la guerra en Ucrania dispararon el número de personas que son víctimas del hambre. Hay muchos lugares del mundo que se enfrentan a crisis alimentarias cada vez más graves, en particular en África.

Es precisamente este continente la región del mundo más afectada, ya que una de cada cinco personas se enfrenta al hambre, más del doble del promedio a nivel mundial. También en los últimos años aumentó el número de personas que pasan hambre en algunos países de Asia –Yemen, Siria y Afganistán– y en el Caribe.

En contrapartida, se constataron progresos en la reducción del hambre en otras zonas de Asia y también en América Latina. En América Latina y el Caribe la prevalencia de la subalimentación –el indicador que mide el hambre– cayó de 7% en 2021 a 6,5% en 2022, lo que supuso una disminución de 2,4 millones en el número de personas que pasan hambre.

Sin embargo, esta reducción se explica por la evolución en América del Sur (de 7% a 6,1%), ya que el Caribe registró un aumento notable de 14,7% en 2021 a 16,3% en 2022. Este incremento en esta zona se debe mayoritariamente al empeoramiento de la situación en Haití, el país más pobre del continente americano, que padece una crisis en todos los niveles.

Pese a lo poco alentador de los datos que arrojó el trabajo, el secretario general de la ONU, el portugués António Guterres, mostró cierto optimismo respecto del tema. “Hay rayos de esperanza: algunas regiones están en vías de cumplir ciertas metas nutricionales para 2030. No obstante, en general, necesitamos un intenso esfuerzo mundial inmediato para rescatar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Debemos fomentar la resiliencia frente a las crisis y perturbaciones que causan inseguridad alimentaria, desde los conflictos hasta el clima”, afirmó el diplomático lusitano en un video emitido durante la presentación del informe en la sede de la ONU, en Nueva York.

En el informe se constata que alrededor del 29,6% de la población mundial, aproximadamente 2.400 millones de personas, se encuentran en una situación de inseguridad alimentaria, definida como la carencia en el acceso suficiente y regular a alimentos para un crecimiento y desarrollo normales. La situación es particularmente apremiante para 900 millones de personas que enfrentan una situación de inseguridad alimentaria grave.

El estudio de las agencias de la ONU también constató que la capacidad de las personas para acceder a dietas saludables se deterioró en todo el mundo: más de 3.100 millones de personas, aproximadamente 42% de la población mundial, no podían permitirse una dieta saludable en 2021. Esto representa un incremento global de 134 millones de personas en comparación con 2019.

Además, millones de niños menores de cinco años siguen padeciendo malnutrición, lo que afecta directamente su desarrollo. Según los datos del año pasado, 148 millones de niños menores de cinco años (22,3% del total de personas de esa edad a nivel mundial) sufrían retraso del crecimiento, 45 millones (6,8%), emaciación –adelgazamiento patológico– y 37 millones (5,6%), sobrepeso.

Un dato positivo que surgió del trabajo fue que se registraron progresos en la lactancia materna exclusiva: 48% de los lactantes menores de seis meses de edad se beneficiaron de esta práctica, cifra cercana a la meta fijada para 2025. Sin embargo, se precisarán medidas más concertadas a fin de lograr las metas para 2030 en materia de malnutrición, por ahora inalcanzables.