El líder de La Libertad Avanza (LLA), el economista ultraderechista Javier Milei, no sacó el pie del acelerador después de su sorpresivo triunfo en las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) del domingo y ya apunta con todo a las presidenciales del 22 de octubre.
Por el contrario, desde el lunes el economista de 52 años viene dando muchas entrevistas en las que habló sobre varios temas, reafirmando sus planteos y explicando con mayor detalle cómo sería la aplicación en los hechos de algunas políticas que viene proponiendo.
Milei en las PASO consiguió el 30,04% de los votos, superando a la coalición derechista Juntos por el Cambio (JxC), que obtuvo el 28,27%, y al oficialista Unión por la Patria (UP), que captó el 27,7% de las adhesiones. Pero pese a que las diferencias numéricas son pocas, el panorama quedó prácticamente dividido en tercios y el escenario sigue abierto; el impulso de Milei y la certeza de que será el próximo habitante de la residencia de Olivos lo llevaron a hablar prácticamente como si ya hubiera ganado.
En la noche del martes, en una nota en TN, Milei, comentando su buen desempeño electoral, aseguró que hubo fraude y que tendría que haber sacado al menos 5% más de votos. “Sin fraude yo sacaba 35 puntos”, expresó el dirigente libertario. Luego, tomando un claro tono destituyente, deslizó la posibilidad de que el actual gobierno de Alberto Fernández no logre terminar su mandato el 10 de diciembre. “Estoy en condiciones de asumir mañana si fuera necesario”, dijo al respecto.
Para fundamentar este razonamiento, Milei expresó: “Tenemos elementos propios de la crisis del Rodrigazo del 75 en términos de desequilibrio monetario; en términos del Banco Central, tenés una posición como en la hiperinflación de Alfonsín, y tenés indicadores sociales peores que en 2001. Por lo tanto, estamos frente a la madre de todas las bombas”.
La idea de asumir antes de tiempo, como así también su plan de dolarización, conecta directamente con uno de los pocos políticos de los que Milei jamás habla mal: el expresidente Carlos Saúl Menem, a quien emula también con sus patillas, que encuentran sus raíces en el imaginario histórico argentino.
Posteriormente, en una entrevista con La Nación, el candidato ultraderechista explicó el organigrama que tendrá el Estado luego de la profunda reforma que piensa aplicar. Anunció la supresión de varios ministerios –quedarán sólo ocho– y también se mostró desafiante cuando los entrevistadores le dijeron que los recortes generarán manifestaciones de organizaciones sociales. “Si me rodean la Casa Rosada, me van a tener que sacar muerto de ahí, a mí no me van a sacar”, afirmó.
Después, hablando sobre otras reparticiones del Estado, el líder de LLA planea privatizar el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, el principal organismo dedicado a la promoción de la ciencia y la tecnología en el país. Sobre los científicos que trabajan en el lugar, dijo: “Que se ganen la plata sirviendo al prójimo con bienes de mejor calidad o mejor precio, como hace la gente de bien. ¿Qué productividad tienen? ¿Qué han generado? No se nota que hayan generado desarrollo e investigación”.
Entre Washington y Palermo
El candidato oficialista, el ministro de Economía Sergio Massa, puso un alto en la campaña después de las PASO y el lunes, siguiendo las directivas del Fondo Monetario Internacional (FMI), aplicó un aumento del 22% sobre el tipo de cambio, lo que obviamente generó el incremento del valor del dólar oficial y también el del paralelo, que este miércoles cerró a 780 pesos por dólar.
Con una inflación galopante, Massa no parece ser una figura en ascenso, más bien todo lo contrario, pero el oficialismo apuesta a una mayor movilización para intentar retener el gobierno, además de algunos apoyos que pueda obtener desde otros sectores.
Mientras tanto, el miércoles Patricia Bullrich, la ganadora de la interna de JxC, se reunió con su rival en la interna, el jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, en un impostadísimo encuentro en el Jardín Botánico de Palermo, con la finalidad de mostrar unidad y definir la estrategia que tomarán a partir de ahora.
“Los argentinos decidieron el rumbo y la fuerza que debemos tener en JxC. Ahora vamos a trabajar juntos por el cambio profundo que necesitamos en esta Argentina”, escribió Bullrich en su cuenta de X luego de la reunión.
La exministra de Seguridad de Macri, segunda en el apretado reparto de tercios que emergió de las PASO, es la candidata que quedó en una posición menos cómoda apuntando a octubre. Después de haber hecho una campaña basada principalmente en la mano dura, su lugar para crecer dentro del electorado de centro parece ser excesivamente acotado.
A la derecha, obviamente, ya le ganaron claramente el espacio, por lo que su margen de maniobra es poco y parece estar más cerca del tercero que del segundo puesto en la carrera presidencial.