El Parlamento iraní aprobó una nueva ley que incluirá castigos más severos para las mujeres que se nieguen a usar el velo islámico (hiyab). La “Ley de Apoyo a la Cultura de la Castidad y el Hiyab” fue redactada en privado en agosto por una pequeña comisión judicial y cultural, según la agencia Mizan. Votaron a favor de esta norma 154 diputados, 34 se pronunciaron en contra y siete se abstuvieron

La ley permanecerá vigente por un período de prueba de tres años, siempre que no sea vetada por el Consejo de los Guardianes. El Consejo comprende seis juristas y seis clérigos, que deben revisar las nuevas leyes antes de que puedan ser puestas en práctica oficialmente. 

Las mujeres que opten por no usar el velo podrían enfrentarse a penas que abarcan multas de 2.000 dólares, cinco años de prisión, la confiscación de su automóvil y la pérdida del derecho a conducir. Estas mujeres también podrían ver reducidos sus salarios y perder sus prestaciones laborales, además de ser privadas del acceso a algunos servicios bancarios. La cadena Al-Jazeera informó que los castigos serán particularmente estrictos si se cree que quienes infringen la nueva ley lo hacen de manera organizada y en colaboración con entidades u organizaciones extranjeras.

La legislación no abarca sólo el velo, sino la vestimenta en general. Mujeres que se sean vistas tanto en espacios públicos como en línea, y que muestren “desnudez de alguna parte del cuerpo o lleven ropa fina o ajustada” enfrentarán consecuencias legales. Según la ley, las mujeres no deben llevar ropa que muestre partes del cuerpo debajo del cuello, ni arriba de los tobillos, ni arriba del antebrazo. Por eso, será ilegal usar los pantalones rotos o cortos, además de camisetas. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) describió la ley como “una forma de apartheid de género, ya que las autoridades parecen gobernar a través de una discriminación sistemática con la intención de someter a las mujeres y niñas”.

Antes de la Revolución Islámica de 1979 no había un código de vestimenta para las mujeres. Sin embargo, cuando el ayatolá Ruhollah Jomeini llegó al poder, en 1979, se volvió obligatorio que las mujeres usaran el velo en público. La represión contra la vestimenta femenina ha empeorado en los últimos años y Amnistía Internacional condena “las leyes abusivas, degradantes y discriminatorias sobre el uso obligatorio del hiyab; unas leyes que obligan a mujeres y niñas —a partir de los siete años—, a cubrirse el pelo con un velo y cuyo incumplimiento puede ser motivo de detención, pena de prisión, multa o latigazos”.

La nueva ley se aprobó cuatro días después del primer aniversario de la muerte de Mahsa Amini, la activista kurdo-iraní que tenía 22 años cuando murió después de ser detenida por la Policía de la Moral por no llevar correctamente el velo. El sábado, el gobierno de Irán implementó medidas de seguridad para minimizar la posibilidad de protestas en su memoria. 

El medio Iranwire informó que existen indicios de que “las fuerzas de seguridad podrían haber abierto fuego en las protestas y causado varios heridos el sábado por la noche, en Kermanshah, también en el oeste de Irán, y en el distrito de Bari Shilanan de la ciudad kurda de Mahabad, donde al menos una persona resultó herida”. Como consecuencia de esta presencia policial, sólo había manifestaciones “esporádicas e individuales” en todo Irán, según dijo a ese medio el sociólogo Farhad Khosrokhavar. Fuera de Irán, hubo varias reuniones para conmemorar el aniversario de la muerte de Amini en países como Francia, Canadá, Reino Unido, Turquía, Alemania, India y Australia.

Las autoridades iraníes impidieron que la familia de Amini visitara su tumba. Saqqez, su ciudad natal, estuvo rodeada por la Guardia Revolucionaria durante varios días antes del aniversario. Según la ONG Iran Human Rights, el padre de Amini “está bajo arresto domiciliario”, una denuncia que el gobierno iraní niega. Otra organización social, Hengaw, que está en el exilio, informó que las autoridades iraníes abrieron las compuertas de la cercana represa de Cheragh Weis, para inundar los caminos que conducen a la tumba de Amini. 

Después de la muerte de Amini, en setiembre de 2022, muchas protestas estallaron en todo Irán. Algunas mujeres quemaron sus velos en las calles y se desplegó la Policía para sofocar las manifestaciones utilizando porras, cañones de agua y pistolas. Todavía hay mujeres que se niegan a cubrirse como acto de protesta contra las autoridades. La ONU cree que más de 500 activistas murieron durante el año pasado y algunos de ellos fueron ejecutados públicamente.