El gobierno nicaragüense comunicó que fueron liberados de la prisión el obispo Rolando Álvarez y otros 18 miembros del clero, y que fueron recibidos por el Vaticano. Todos ellos fueron detenidos hace más de un año, y el presidente Daniel Ortega los acusó de apoyar las masivas protestas de 2018, a las que en su momento consideró parte de un complot para derrocarlo, señaló Associated Press.

El documento publicado por el gobierno de Ortega dio a conocer los nombres de los 19 liberados, que fueron expulsados del país, y afirmó que “el viaje hacia el Vaticano de dos obispos, 15 sacerdotes y dos seminaristas” fue posible gracias a las “muy respetuosas y discretas coordinaciones realizadas” por el papa Francisco y la Secretaría de Estado del Vaticano.

Álvarez, obispo de Matagalpa, un crítico abierto del gobierno de Ortega, fue sentenciado a 26 años de prisión tras ser declarado culpable de cargos de conspiración, propagación de noticias falsas, obstrucción de la justicia y desacato a la autoridad. También fue despojado de su nacionalidad nicaragüense como parte del castigo. En febrero se negó a tomar un vuelo a Estados Unidos junto con otros 222 presos.

El Vaticano publicó en su sitio web Vatican News que los nicaragüenses fueron recibidos como “huéspedes de la Santa Sede”. También hizo referencia a la declaración que hizo el papa Francisco días atrás acerca de que obispos y sacerdotes católicos eran “privados de libertad” en Nicaragua, y en las que expresó su deseo “de que se busque siempre el camino del diálogo para superar las dificultades”.

Según informó Infobae, Uriel Vallejos, un religioso católico exiliado en Estados Unidos, publicó en X: “Los Ortega-Murillo quieren dejar sin sacerdotes a Nicaragua. Otro avión lleno de pastores del pueblo al exilio”. A su vez, el obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, que está exiliado en Miami desde 2019, y que había anunciado la noticia de la liberación y la expulsión de los religiosos durante una misa en la iglesia de Santa Agatha, agradeció al papa Francisco “por su interés, su cercanía y su cariño por Nicaragua” y a la “eficacia de la diplomacia vaticana”.

Martha Patricia Molina, una investigadora que ha estado siguiendo los ataques contra sacerdotes en Nicaragua, dijo que tiene evidencia de al menos 782 actos de agresión contra la iglesia católica desde 2018. Consideró que era una noticia positiva que los religiosos hubieran sido liberados, pero repudió que el gobierno los expulsara de su país y describió el exilio como “algo muy doloroso que tendrán que afrontar”, especialmente para los sacerdotes ancianos.

Por su parte, el gobierno de España concedió este martes la nacionalidad española a la escritora nicaragüense Gioconda Belli y a otros 12 opositores nicaragüenses que fueron despojados de su ciudadanía. El ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel Albares, publicó en X: “Hoy el Consejo de Ministros ha concedido la nacionalidad española a otros 13 nicaragüenses despojados de la suya, incluyendo a Gioconda Belli, con quien he conversado telefónicamente. Los defensores de la democracia y la libertad cuentan con el apoyo de España”.

Belli no comentó este anuncio, pero el domingo publicó en X: “El destierro como política de Estado es síntoma de la más ilegal y cruel intolerancia del régimen de Nicaragua”.