La situación en Medio Oriente fue un tema de campaña electoral en Estados Unidos, donde las protestas contra los ataques de Israel a Gaza se repitieron en Washington y recorrieron universidades de todo el país.
Con Estados Unidos como principal aliado de Israel en este conflicto, también entre los israelíes se generaron expectativas sobre las elecciones que este martes transcurrían a más de 11.000 kilómetros de distancia.
Esto quedó en evidencia durante la campaña, cuando Benjamin Netanyahu, el primer ministro israelí, viajó a Washington a reunirse con los dos candidatos a la presidencia, Kamala Harris y Donald Trump.
También se reflejó en una encuesta publicada el lunes, elaborada por el Instituto de la Democracia de Israel. En este estudio, citado por la Agencia Judía de Noticias, se le consultó a la población israelí a quién prefería como presidente estadounidense.
Del total de los consultados, 65% eligió a Trump y 13% a Harris, mientras que 15% consideró que no habría diferencias para Israel con el resultado de estas elecciones y 7% dijo que no sabía dar una respuesta.
Pero las posturas no fueron iguales entre los israelíes árabes y los israelíes judíos. Entre estos últimos, la preferencia por Trump subía a 72% frente a 11% de Harris. En cuanto a los árabes israelíes, cerca de la mitad, 46%, respondió que el resultado de las elecciones estadounidenses no marcaría una diferencia, y la otra mitad se dividió entre 27% de preferencias para el republicano y 22,5% para la demócrata.
Entre los israelíes judíos de izquierda, 42% prefería a Harris y 29% a Trump; los de centro, que se inclinaron por el expresidente (52% a 14%); y los de derecha hicieron lo mismo, pero por mayoría abrumadora (90% a 3%).
Durante la campaña electoral, Trump mostró su respaldo a la ofensiva lanzada por el gobierno de Netanyahu. Cuestionó a Biden por “tratar de frenarlo” cuando en su opinión el primer ministro israelí está haciendo “un buen trabajo”.
A lo largo de su anterior presidencia, Trump dio varias señales de respaldo a Israel. Anunció el traslado de la embajada estadounidense de Tel Aviv a Jerusalén, una ciudad que es reclamada como capital por palestinos e israelíes, y que hoy se encuentra bajo control israelí, una situación que la comunidad internacional no considera legítima.
También promovió un acercamiento de Israel a países árabes, para los cuales la cuestión palestina había sido un impedimiento para establecer relaciones con Tel Aviv, y además dio por terminados los acuerdos firmados por Washington con Irán, el más acérrimo enemigo de Israel.
Si Trump expresó alguna crítica a los ataques que Israel lanzó en la región, sobre todo en Gaza, fue porque consideró que podrían deteriorar su imagen. “Israel tiene que mejorar la promoción y las relaciones públicas”, dijo, y cuestionó que se divulgaran tomas de los bombardeos lanzados sobre Gaza, que dejaron ya casi 43.400 muertos y más de 100.000 heridos en el último año.
Para Harris, la situación durante la campaña fue más difícil por la necesidad de conciliar distintas posturas.
Por un lado, enfrentó las protestas de un sector de sus propios partidarios que rechazan la muerte de decenas de miles de personas y la destrucción de Gaza, piden el fin de la guerra y reclaman una solución de dos estados. Por otro lado, Harris es la vicepresidenta de un gobierno liderado por Joe Biden, que si bien también defiende el reconocimiento de un Estado palestino, apoyó a Israel al tiempo que lo llamó a esforzarse en evitar las muertes de civiles, a permitir el ingreso de ayuda humanitaria y a negociar un cese del fuego.
Una de las protestas en defensa del pueblo palestino interrumpió la semana pasada un acto de campaña que Harris encabezó cerca de la Casa Blanca, en el mismo lugar donde el 6 de enero de 2021 Trump arengó a sus seguidores, que partieron desde allí a asaltar el Capitolio, donde los legisladores ratificaban los resultados de la elección.
La Agencia Judía de Noticias señaló que las respuestas en la encuesta israelí sobre las elecciones de este martes fueron recabadas antes de lo que calificó como “un guiño a las víctimas civiles” de Gaza y Líbano por parte de Harris. “Este año ha sido difícil, dada la magnitud de la muerte y la destrucción en Gaza y dadas las víctimas civiles y los desplazamientos en Líbano. Es devastador. Y como presidenta haré todo lo que esté en mi mano para traer a todos los rehenes, poner fin al sufrimiento en Gaza, garantizar la seguridad de Israel y asegurar que el pueblo palestino pueda hacer realidad su derecho a la dignidad, la seguridad, la libertad y la autodeterminación”, dijo la candidata demócrata durante un acto.
El abogado argentino Luis Moreno Ocampo, primer fiscal de la Corte Penal Internacional, dijo este martes a la agencia de noticias Efe que “ni los demócratas ni Trump van a terminar con las guerras, ninguno de los dos”. Agregó que Estados Unidos “le dice a Benjamin Netanyahu que no haga cosas, pero después lo protege en la Corte Penal Internacional y en el Consejo de Seguridad [de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)]”.
Sin embargo, para Palestina no daba igual una victoria de Trump o Harris, según su embajador ante la ONU, Riad Mansur. “Tenemos la esperanza de que si gana, [la actual vicepresidenta] será más receptiva a tener una visión global de la cuestión y a jugar un papel más activo en la solución de dos estados que lleva tanto tiempo sobre la mesa”, dijo.
Incluso diferenció a Harris de Biden, y recordó que el actual presidente suspendió la ayuda de Estados Unidos a la Agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) y “se considera orgullosamente un sionista que siempre ha sido muy cercano a Israel”.
Ucrania y la OTAN
Mijailo Podoliak, asesor del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, dijo el lunes en su cuenta de X que los ucranianos esperaban “sobre todo una cosa de las elecciones estadounidenses: que el nuevo presidente, sea cual sea su nombre, tenga en gran aprecio el heroísmo del ejército y de la sociedad ucranianos”.
Dijo también que “ningún otro aliado de Estados Unidos en las guerras de décadas recientes ha demostrado este nivel de resiliencia, competencia militar y compromiso con los ideales de la libertad como lo han hecho los ucranianos”. Argumentó que cuando comenzó la invasión de Rusia a Ucrania, en febrero de 2022, su país se enfrentó “al segundo ejército del mundo”, y que ahora, con contribuciones como las de Irán y Corea del Norte al bando ruso, Ucrania se enfrenta a una “alianza antioccidental global”.
La diferencia de posturas frente a esta guerra entre Harris y Trump ha sido clara: mientras que la vicepresidenta hizo explícito su respaldo a Ucrania y se comprometió a continuar con el apoyo militar millonario que Estados Unidos le aportó en los últimos años (aunque cada vez en menor medida) los republicanos vienen cuestionando ese gasto y Trump se limitó a prometer que en caso de ganar las elecciones terminaría con esta guerra de inmediato. La cercanía del candidato republicano con el presidente ruso, Vladimir Putin, acrecentó los temores de Ucrania.
También la OTAN tuvo motivos para mantenerse alerta ante un eventual triunfo de Trump, quien acusó a sus socios en esta alianza defensiva de hacer aportes económicos menores que los de su país.
El secretario general de la OTAN, el neerlandés Mark Rutte, dijo el lunes que esa organización trabajaría con quien resultara electo “para que la alianza se mantenga unida”.
Rutte se refirió a la guerra de Ucrania y dijo que Putin “no se contentará con quedarse” en ese país si no encuentra un freno, y que está intensificando su “campaña híbrida” contra Europa. “Se entromete en las democracias, sabotea la industria y la economía. Su objetivo es debilitarnos y dividirnos. El frente ya no pasa sólo a través de Ucrania, sino también de los países bálticos y nórdicos, en dirección a Europa”, agregó Rutte.