El presidente ruso, Vladimir Putin, dijo este jueves que las fuerzas de su país lanzaron 100 drones y 90 misiles contra Ucrania en los últimos dos días “en respuesta a ataques profundos” dentro del territorio de su país.

Según informes de funcionarios ucranianos, los ataques del enemigo contra la infraestructura energética del país dejaron a más de un millón de hogares sin suministro eléctrico durante varias horas.

Moscú ha atacado con frecuencia la red eléctrica de Ucrania, algo que se viene incrementando durante el invierno, por lo que se espera que los ucranianos tengan serias dificultades para hacer frente a la demanda, agudizada en estos meses.

Aproximadamente la mitad de la capacidad energética de Ucrania fue destruida o seriamente dañada en los últimos tres años y, en las últimas semanas, funcionarios ucranianos sugirieron que Rusia podría estar acumulando misiles para lanzar ataques coordinados contra la infraestructura energética y hacer que el invierno sea insoportable para millones de personas debido a las bajísimas temperaturas que suele haber en todo el territorio ucraniano.

“Una vez más, el sector energético está bajo un ataque enemigo masivo. Se están produciendo ataques a instalaciones energéticas en toda Ucrania”, dijo el ministro de Energía, Herman Halushchenko, en un mensaje publicado en su cuenta de Facebook.

A esta situación se refirió este jueves el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. En su cuenta de X, el mandatario escribió: “Cada uno de esos ataques subraya la urgente necesidad de contar con sistemas avanzados de defensa aérea en Ucrania, sistemas que salven vidas en lugar de permanecer inactivos en depósitos de almacenamiento. Esto es especialmente crítico durante los meses de invierno, cuando es vital proteger nuestra infraestructura energética de los ataques deliberados de Rusia. Trabajamos constantemente con nuestros socios para mejorar las capacidades de defensa de Ucrania, garantizar entregas oportunas y garantizar la plena implementación de los acuerdos, en particular en lo que respecta a los sistemas de defensa aérea, que más necesitamos en este momento”.

Por su parte, desde Astaná, la capital de Kazajistán, adonde viajó para participar en un encuentro de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, entidad integrada por Rusia y otras cinco exrepúblicas soviéticas (Kazajistán, Armenia, Bielorrusia, Kirguistán y Tayikistán), Putin advirtió que su país estaba seleccionando objetivos para atacar en Ucrania con el misil experimental Oreshnik, en respuesta a los ataques ucranianos de largo alcance en territorio ruso con armas occidentales. El líder del Kremlin expresó que Kiev, la capital ucraniana, puede ser el blanco de uno de estos eventuales ataques.

“En la actualidad, el Ministerio de Defensa y el Estado Mayor están seleccionando objetivos para atacar en territorio ucraniano. Podrían ser instalaciones militares, empresas industriales y de defensa o centros de toma de decisiones en Kiev”, dijo Putin desde la capital kazaja.

Los recientes ataques rusos se produjeron un día después de que el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, nombrara al general retirado Keith Kellogg como su enviado para Rusia y Ucrania. El líder republicano, que asumirá el gobierno el 20 de enero, prometió poner fin con una salida negociada al conflicto entre los países europeos y es por ello que su nombramiento era muy esperado, particularmente por las autoridades de Kiev.

De acuerdo a lo que informó el periódico británico The Guardian, el nombramiento de Kellogg, de 80 años, llevó algo de tranquilidad a Ucrania, porque él en varias ocasiones se mostró contrario a las acciones de Moscú y defendió seguir cooperando militarmente con el gobierno de Kiev mientras no se produzca un acuerdo de paz.

En algunas entrevistas que dio en los últimos meses a cadenas estadounidenses, Kellogg criticó la invasión rusa y advirtió que el conflicto podría convertirse en una guerra global.

El general retirado también dejó claro que Ucrania no tiene otra opción que negociar para terminar la guerra. “Si Ucrania no quiere negociar, lo puede hacer, pero entonces tendrá que aceptar el hecho de que puede tener enormes pérdidas en sus ciudades. No negociar sería aceptar el hecho de que no puede tener 130.000 muertos, sino entre 230.000 y 250.000”, dijo Kellogg durante la convención del Partido Republicano que se celebró en julio, según lo que recordó el portal Voice of America.